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Hormigas

Lunes 05 de enero, 2009.
01:36 am
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Canto de las Sirenas

 

Hormigas

 

Por Ulises Torrentera

 

 

Dice una leyenda que la hormiga actual era en otros tiempos un hombre que, consagrado a los trabajos de la agricultura, no se contentaba con el producto de su propio esfuerzo sino que miraba con envidia el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos.

Indignado Zeus por la avaricia de este hombre, le transformó en hormiga. Pero aunque cambió de forma no le cambió el carácter, pues aún hoy día recorre los campos, recoge el trigo y la cebada ajenas

y los guarda para su uso.

Moraleja de la fábula:

Aunque a los malvados se les castigue severamente, difícilmente cambian su naturaleza desviada.

La hormiga

Esopo

 
 

 

 

Oaxaca, México.- Quizás uno de los insectos más estudiados por los entomólogos sean las hormigas. Desde la antigüedad llamaron la atención por el encanto que provocaba el trabajo en conjunto, con la distribución disciplinada de la carga de trabajo. La extrapolación del minúsculo mundo de esos formícidos al mundo humano no pasa inadvertido: una sociedad donde todos trabajan y reciban trato igual,  la división del trabajo según las aptitudes… la observación de estos insectos llevó seguramente a crear la primera utopía. Aristóteles, Plino El Viejo y El Joven las mencionan a menudo. Y, como en las fábulas, se pasa inmediatamente a la moraleja, una enseñanza moral menor… pariente de la moralina. ¿Quién no recuerda la fábula de la cigarra y la hormiga?

 

 

Las hormigas han visto pasar diferentes tipos de vida sobre la tierra. Sobrevivieron a los dinosaurios, por ejemplo. Tienen una antigüedad de 120 mil millones de años, concuerdan los estudiosos en este tema. He leído un par de libros sobre este insecto en particular y sus formas de vida en realidad son fascinantes. Ha inspirado recientemente una película para niños que por supuesto vi. En revistas de divulgación científica a menudo y de vez en vez se publican artículos al respecto. Incluso en revistas no especializadas en ciencia sino en temas diversos, incluido la cultura, se escribe de ellas.

 

El primer recuerdo que tengo de las hormigas fue hace mucho tiempo en Puerto Escondido. Llegamos por la noche y pronto nos fuimos a dormir. No se en qué momento empecé a tener una pesadilla: rayos rojos que surcaban una esfera negra que era mi mente o mi cerebro. Desperté gritando. Un centenar de hormigas negros, pequeñas, cubrían mi cuerpo y lo martirizaban con piquetes. Tuve o tuvieron que echarme cubetazos de agua para que me liberaran.

 

¿Qué niño no mira y sigue la columna de las hormigas desde la punta de un árbol hasta su hormiguero? ¿Qué niño no trata de cortar esa columna por todos los medios? Cavando, haciendo un arroyuelo artificial, tirando agua, echando gasolina y fuego… las maneras son muchas, la intención la misma.

 

Ovidio, en su Metamorfosis, (VII, 614) cuenta que airada Juno por la paternidad de Zeus, mandó sobre la isla una terrible enfermedad

 

“...nubes oscuras cubrieron la atmósfera, sintiéndose un calor abrasador... los lagos y las fuentes fueron infectados... el mal atacó a los perros, los pájaros, las ovejas, los bueyes y muchos otros animales...todo languidecía, las flores, los campos y los caminos estaban llenos de cadáveres que infestaban el aire... se pudrían sobre la tierra... El mal se extendió a todas las ciudades...por todos lados se veían muertos amontonados... Habiendo quedado la isla casi sin habitantes, Eaco vio una infinidad de hormigas sobre un árbol, y exclamó: ‘¡Qué feliz sería si Zeus dotase a mi ciudad del número de ciudadanos que veo de hormigas!’. Acto seguido las hormigas fueron creciendo y se hicieron hombres y repoblaron la isla, cuyos habitantes desde entonces se llamaron Mirmidones [del griego myrmex, hormiga].

 

Después de las primeras lluvias, cuando empieza la época de aguas, las chicatanas –hormigas hembras que se disponen a aparearse y formar su propia colonia y de esta manera convertirse en reinas- revolotean a las primeras horas del día. Es el momento perfecto para atraparlas y, con los ingredientes apropiados, preparar una suculenta salsa que… bien, será en otra ocasión cuando proporcione la receta.

 

Estas hormigas, llamadas en Oaxaca arrieras, trozan hojas de plantas y aún de árboles que trasportan al hormiguero. A cada tramo se van recortando aún más y llevadas por hormigas más pequeñas. Al final, ya en el hormiguero, los tozos son minúsculos. Generalmente se cree que éstas son el alimento de dichos formícidos, pero en realidad es la materia prima con el que hacen su alimento. Las hojas son el caldo de cultivo para el crecimiento de un hongo que es el sostén de todo el hormiguero.

 

Pero así como están las arrieras, hay cientos, miles de especies que tienen sus particularidades y características propias. Tratar de describir al menos cinco ejemplos alguna especie de manera sucinta llevaría muchas páginas y no es el propósito de esta columna el de aburrir y atosigar al lector.

 

Se, por Discovery channel, por ejemplo, que hay un género de hormigas que se apiñonan en los árboles formando una esfera. Con ellas preparan un licor que los chinos utilizan como panacea.

 

Mucho tenemos que aprender de las hormigas y no es en la “socialización del trabajo” que tanto admiraron nuestros predecesores y aun alaban no pocos cretinos de vista corta, sino al aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales. Eso debemos aprenderlo no solo de las hormigas, también de las cigarras.

 

 

 

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