| | Oaxaca de Juárez |
Martes 23 de abril, 2024.
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Oaxaca, México.- Más de veinte obras de maestros de la pintura mexicana contemporánea, como Rufino Tamayo, Diego Rivera o Frida Kahlo, se mezclan hasta el 7 de febrero con esculturas mayas de Chichén Itzá, en una exposición del Instituto Cultural de México en Washington.
Bajo el título ‘Masterpieces of Mexican Art’, esta muestra de pequeño formato subraya los hilos conductores que existen entre el México prehispánico y las manifestaciones de la escuela pictórica de vanguardia de la primera mitad del siglo XX.
Con obras como “La canoa enflorada”, de Diego Rivera o “La columna rota”, de Frida Kahlo como escaparate, la exposición cuenta también con el colorido de los cuadros de Rufino Tamayo o el tradicionalismo de los paisajes de José María Velasco, además de mostrar una selección de grabados representativos.
La exposición, que se nutre de obras de colecciones mexicanas del Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Museo Dolores Olmedo, fue concebida para coincidir con los actos de la investidura de Barack Obama como presidente de EE.UU.
El objetivo del Instituto Cultural Mexicano era aprovechar la afluencia de visitantes que tomaron la capital estadounidense desde mediados de enero para dar a conocer ampliamente el legado cultural del país vecino, explicó su directora, Alejandra De la Paz.
[caption id="attachment_5949" align="aligncenter" width="500" caption="Las sandias de Rufino Tamayo presente en la Exposición Piezas Maestras del Arte Mexicano"]
Según De la Paz, la muestra no se dirige únicamente a la comunidad hispana de Washington, sino “a todas las personas de todos los rincones del mundo que se encuentran en esta ciudad y quieren conocer la riqueza cultural de México”.
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El recorrido de la exposición se inicia con dos piezas procedentes de las ruinas mayas de Chichen Itzá: una cabeza de serpiente de influencia tolteca y dos esculturas de atlantes, que servían como pórticos de entrada.
La mirada del visitante se dirige entonces hacia paisajes pintados alrededor de setecientos años después por maestros como José María Velasco, representante del academicismo de finales del siglo XIX, el muralista José Clemente Orozco o autores menos conocidos en el exterior, como Gerardo Murillo.
Para De la Paz, el interés de la exposición está también en su selección de grabados, una manifestación artística de tradición muy antigua en México, y que actuaron además en el siglo XX como elemento de sátira o crítica política.
La interpretación de Diego Rivera del rábano como fruta afrodisíaca se muestra entre dos obras de la que fue su mujer, Frida Kahlo, que expresa su tormento en su autorretrato con la columna rota. El rosa intenso de “Las sandías” de Rufino Tamayo acompaña en la última sala a uno de los cuadros más difíciles de encontrar de Diego Rivera, “La vendimia de flores”, en el que el artista se muestra a sí mismo de niño junto con la actriz Dolores del Río.
La muestra exhibe, además, obras peculiares, como las calaveras de José Guadalupe Posada, el grabado del estadounidense enamorado de México Pablo O’Higgins y una muestra del neomexicanismo de los años 80 y 90 en uno de sus representantes más influyentes, Julio Galán.
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La inauguración de la exposición coincidió con la reunión que sostuvieron el pasado 12 de enero el presidente mexicano, Felipe Calderón, con el entonces gobernante electo de EE.UU., Barack Obama, y que concluyó con una visita de ambos mandatarios a la muestra. Según la directora del Instituto, Obama confesó ser un gran admirador de Diego Rivera y mostró su interés en que el arte latino tenga mayor
Fuente: El Telégrafo
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