Roberto Rébora, el Taller Ditoria y el arte de publicar

Por Fortino Torrentera.-

Oaxaca, México.- Desde el viernes se exponen en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, ediciones de autor manufacturadas, tipográficas de Roberto Rébora y trabajos del Taller Ditoria, el más reconocido en la elaboración de publicaciones que reúnen el arte del libro, la letra, la palabra y la imagen.

Gráfica, retratos de autores y estas publicaciones que dicho taller realiza desde hace 15 años se presentan en Oaxaca. Previa a la conversación que integrantes del Taller Ditoria como el editor Marco Perilla; el cajista y encuadernador, Jorge Jiménez y el pintor, editor, Roberto Rébora dieran el sábado, éste compartió algunos comentarios para Ciudadanía Express.

[caption id="attachment_7194" align="aligncenter" width="300" caption="Roberto Rébola en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca/Foto Fortino Torrentera"][/caption]

- ¿Cómo advierte el vínculo entre el libro, la palabra y la imagen?

RR.- El libro es el vínculo más directo, pero surge una relación como dibujante con la letra y con la palabra escrita que en mi caso se ha vuelto una extensión natural de mi trabajo. Hay una larga tradición de pintores que han tenido una relación íntima con el libro impreso; un ejemplo extraordinario es el trabajo que desarrolla el maestro Toledo aquí en el IAGO.

En mi caso ha sido una circunstancia que se presentó y que he desarrollado a lo largo de 15 años.

- ¿Cómo surge el taller?

RR.- Surge de manera azarosa, es decir que llegan al taller para ser custodiadas unas letras de plomo tipográficas, dentro del marco de un busto que ya tenía varios años en el taller para llevar la lectura en voz alta de estos textos; en el momento en que llegan hace 15 años nació el deseo de ordenarlas e imprimirlas, haciendo los primeros versos manualmente con esa tipografía.

Así, un domingo de febrero de 1994, llegó a nuestro poder “La Dominga”, una sencilla prensa plana de tipos móviles, y una caja de letras tipográficas, que recibimos de manos de José Clemente Orozco Farías y ahí empezamos.

Taller Ditoria no realiza su trabajo tipográfico de manera romántica por la recuperación de oficios que en la actualidad viven cierto desuso; en nuestro caso es la posibilidad que tuvimos al alcance de nuestra cotidianita para que desde una circunstancia del todo independiente, ser emisores de páginas escritas para multiplicarlas y que estas circularan de manera libre, primero entre manos amigas y luego extenderse hacia otros círculos donde no teníamos ingerencia directa.

- ¿Cuáles son los criterios de publicación que emplean?

RR.- Es por afinidad, por un trabajo que le dedicas hasta once meses para elaborar 100 o 200 ejemplares; evidentemente tiene que estarse hablando de manera permanente; por ello el criterio que utilizamos es sentir completamente una relación muy directo con el sentido que esconden las palabras que estamos imprimiendo.

- El oficio de editor cuando se combina con la creación como pintor llega a un producto más elaborado, ¿Cómo se concibe en México la labor del editor actualmente?

RR.- Lo he escrito en los documentos que se exponen en las vitrinas del IAGO, en donde en mis catálogos personales como pintor estaba ya un juego irreverente y lúdico de la relación que establezco con la letra, con la palabra y con la imagen.

El germen es mi propio trabajo como autor de libros o de la reproducción de los medios, que es el mismo juego que surgió de manera espontánea a la realización de libros no siendo yo escritor, pero sí relacionados con ellos, lo cual me permitió una serie de licencias editoriales que a la postre ha ido trabando amistades con las cuales trabajo y que han ido marcando una serie de libertades editoriales que caracterizan nuestra propuesta.

- ¿Cuál es la relación tecnológica con la forma artesanal de publicar?

RR.- Lo artesanal es un recurso tecnológico en desuso, pero es precisamente esa característica la que para nosotros nos trae implicaciones de orden muy personal, es decir, el tiempo que requiere nuestro trabajo incide directamente en nuestra formación profesional.

Es un tiempo de disposición para ordenar una página, para relacionar el espacio en blanco con la palabra, para relacionarla con el dibujo o grafismo que sintetiza el sentido del texto; este tiempo que se requiere es precisamente aquello que nosotros entendemos como el valor vital para tener voz propia, en tanto que no estamos supeditados a la velocidad de producción a la que se publican hoy los libros.

[caption id="attachment_7195" align="aligncenter" width="300" caption="La exposición del arte del Taller Ditoria en el IAGO/Foto Fortino Torrentera"][/caption]

- ¿Frente a las tecnologías, que futuro vislumbra del oficio editorial?

RR.- Creo que precisamente la respuesta favorable a nuestro trabajo, se debe esto a que en la actualidad buscamos la relación con objetos sensibles, productos que puedan estar al margen de las formas productivas que generalmente industriales como las se realizan en la industria editorial.

Creo que se realizan cosas extraordinarias tanto en ese medio como en los más avanzados y electrónicos. La red y todo lo que es el mundo virtual han ampliado los campos de lectura; simplemente el hecho de hacer un trabajo manufacturado topográficamente, permite que estén implícitas la contemplación, la observación, el tiempo reflexivo, el discernimiento de soluciones que necesariamente tienen que ser resueltas con las manos, lo que le da un carácter humanista a las soluciones; esa es la única diferencia con la tecnología y la industria.

En la actualidad, todo objeto realizado con una mayor decantación, evidentemente está sujeto a atraer la atención de ojos necesitados de ese calor humano con el cual está revestido un trabajo de estas características.

- ¿Qué implica exponer en el IAGO?

RR.- Personalmente es una de las satisfacciones más profundas que he tenido por tratarse de un autor con las características humanistas de Francisco Toledo.