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En riesgo el 2.7% de mujeres para procrear hijos con malformaciones

Domingo 24 de mayo, 2009.
08:00 am
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Por Emiliano Parra

 

embarazomujerparadathumb1Oaxaca, México.- En el país, 2.7 por ciento de la población femenina es susceptible de padecer teratogénesis, es decir, a parir hijos con malformaciones. A esta cifra, se suma un porcentaje similar de fetos con retraso del desarrollo intrauterino, alteraciones conductuales, muerte intrauterina y otras deficiencias funcionales.

 

Algunos factores que detonan estas anomalías son: radiaciones, virus y factores químicos como pesticidas, fármacos, nicotina, drogas y alcohol, explicaron María Cristina Márquez y Dolores Patricia Delgado Jacobo, académicas de la UNAM.

 

Entre los principales trastornos del desarrollo, se encuentra la anencefalia, una patología congénita que afecta la configuración encefálica y de los huesos del cráneo. Este padecimiento provoca un desarrollo mínimo del encéfalo, que a menudo se traduce en una ausencia parcial o total del cerebro y en que la parte posterior de la cabeza no cierre. En la mayoría de los casos, provoca la muerte inmediata o a pocas horas del alumbramiento, explicó Delgado.

 

La académica e investigadora de la carrera de Médico Cirujano de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, añadió que también son comunes las enfermedades o deficiencias motoras, anomalías de corazón, del aparato digestivo, del sistema nervioso o agenesias, es decir, la carencia de un órgano.

 

Al respecto, agregó que también se han llegado a observar deformidades de la médula espinal y otras aún más raras, y aclaró que aunque no todas provocan la muerte, la mayoría son de efectos irreversibles.

 

La palabra teratogénesis proviene de las voces griegas tératos (τέρᾰτος), que significa ‘monstruo’, y génesis (γένεσις), ‘nacimiento’. Es el proceso por el cual se producen malformaciones; teratogénico es lo que potencialmente es dañino para el embrión o feto.

 

En la teratogénesis el efecto toxicológico son las malformaciones estructurales, anatómicas o cualquier otra alteración funcional que se produzca en el periodo embrional o fetal, explicó.

 

Daños que se producen en el vientre materno

 

María Cristina Márquez Orozco, jefa del proyecto Teratogénesis de la Facultad de Medicina (FM), explicó que la madre no sólo puede transmitir oxígeno, electrolitos y anticuerpos al producto, sino fármacos o virus.

 

La universitaria explicó que son muchos los factores que generan estas alteraciones y cada uno puede ser más o menos agresivo dependiendo de su dosis, susceptibilidad y características del feto y su edad gestacional. Un teratógeno es más nocivo en las primeras ocho semanas del desarrollo embrionario, es decir, a menor edad, mayor probabilidad de daño.

 

La primera etapa es la más crítica porque es cuando se forman los tejidos, las estructuras del cuerpo y se determinan sus funciones, abundó Patricia Delgado. En este momento es cuando se presentan las malformaciones congénitas, porque a partir de la novena semana, los órganos comienzan a crecer y madurar.

 

Los trastornos del desarrollo, abundó, consisten en: desfiguraciones estructurales; retraso del crecimiento o muerte embrionaria; falta de algún órgano, y variaciones funcionales o fisiológicas. Algunas de esas deficiencias se detectan después del nacimiento o, incluso, hasta los primeros años de vida.

 

Las causas de este fenómeno, apuntó la académica de la FM, pueden ser físicas, químicas y biológicas. Un ejemplo de estas últimas se observa cuando la embarazada se enferma de rubeola y transmite el virus al producto, afectando ojos, oídos, corazón o sistema nervioso.

 

Las físicas, explicó Márquez, se refieren a procesos como la hipertermia (aumento patológico de la temperatura del cuerpo de la madre) y a todo tipo de radiaciones de longitud corta (como los rayos X y gamma, y las partículas alfa y beta) y de longitud larga (como la radiación ultravioleta, que puede inducir mutaciones en el ADN).

 

Amenazas químicas

 

En cuanto a los factores químicos, Patricia Delgado expuso que 6.25 por ciento de los casos de teratogénesis se debe al consumo de medicamentos, que pueden ir desde los más simples hasta los más especializados.

 

“Se dice que no existen fármacos 100 por ciento seguros para una mujer embarazada; desde un antihistamínico para la gripe, o un antibiótico, pueden tener efectos colaterales o estar contraindicados en la paciente”.

 

Se debe a que hay personas con mayor sensibilidad a ciertas sustancias que otras. La tolerancia al medicamento varía de acuerdo a cada individuo.

 

Una mujer gestante puede consumir más de 11 productos para la salud en su embarazo. Se calcula que entre 35 y hasta 80 por ciento de ellas reciben prescripciones facultativas o se automedican, según datos del Boletín Informativo de Farmacovigilancia, de España.

 

Márquez Orozco explicó que hasta las vitaminas deben administrarse en cantidades adecuadas, porque en exceso provocan efectos. Tal es el caso de la A, que ocasiona labio y paladar hendido, o alteraciones en el desarrollo de huesos, o la B6, que es usada como auxiliar en el tratamiento de las náuseas durante la gestión, pero que después del parto podría producir convulsiones en los bebés.

 

Las deficiencias también son perjudiciales, como en el caso del yodo, que en bajas cantidades produce abortos o bocio; o el ácido fólico, necesario para un desarrollo normal del sistema nervioso, y cuya insuficiencia evita el cierre del tubo neural, expuso.

 

La contaminación y las drogas alteran el embarazo

 

Otro factor teratogénico de cuidado son los ambientes laborales contaminados, principalmente por plomo y pesticidas. Estos entornos saturados de partículas nocivas son comunes en zonas industriales como las del norte del territorio nacional, donde se registra un gran número de casos de anencefalia, abundó Delgado Jacobo.

 

El plomo, empleado en ciertas tintas o gasolina, no sólo puede causar un mal desarrollo del cerebro y la columna, sino alteraciones en brazos y piernas de los bebés, precisó Cristina Márquez. En tanto, los pesticidas provocan abortos y padecimientos en los huesos y sistema reproductor de las madres, así como leucemia y problemas esqueléticos en los pequeños.

 

El cigarro representa otro factor de riesgo porque contiene más de cuatro mil tóxicos, algunos de ellos cancerígenos. La nicotina eleva el número de embarazos malogrados y hace que los recién nacidos tengan problemas del corazón, insuficiencia respiratoria y bajo peso.

 

Márquez añadió que una mujer encinta debe tomar media taza de café al día como máximo, porque la cafeína provoca un mal desarrollo del sistema reproductor.

 

Con una sola vez que se beba en exceso durante el embarazo o con el equivalente a una cuba diaria (60 mililitros), se puede provocar síndrome alcohólico fetal. Cuando el problema es grave, los pequeños nacen sin tener bien marcado el labio superior, con la cabeza y mandíbula pequeñas, aberturas de los párpados cortas, orejas anormales e, incluso, retraso mental.

 

En cuanto a las drogas, Márquez Orozco expuso que la mariguana altera el sistema nervioso; la cocaína, el circulatorio; el LSD, el cerebro y el tíner, el aparato reproductor del bebé.

 

Cuando una mujer no se percata de que está embarazada y continúa tomando anticonceptivos hormonales puede alterar el desarrollo genital infantil, añadió la especialista.

 

Prevenir, la mejor estrategia

 

A pesar de que los factores teratogénicos son múltiples y variados, hay maneras de prevenir malformaciones y fallas en la función de  órganos de los recién nacidos. Lo deseable, enfatizó Patricia Delgado, es que la mujer que se va a embarazar esté sana, se prepare y evite el tabaco, alcohol, drogas y fármacos.

 

Al respecto, dijo que la edad fértil femenina tiene un límite, porque se considera que hasta los 35 años se está en óptimas condiciones hormonales, aunque eso no significa que no pueda haber gravidez a más edad, pero hay mayor riesgo de fallas en el embrión o en el proceso de su implantación y crecimiento en el útero.

 

También es ideal tener una alimentación sana, balanceada, sin aditivos ni colorantes, y consumir ácido fólico con anticipación. En el caso de embarazos no planeados, al ser detectados hay que darles seguimiento médico, aconsejó María Cristina Márquez.

 

De igual modo, añadió Delgado, se debe usar equipo especial en zonas y ambientes tóxicos, sitios industriales o cultivos con presencia de sustancias que contaminan el agua, la tierra y los alimentos, y que se impregnan directamente en el organismo.

 

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