José María DE LA FUENTE/Conaculta
Oaxaca, México.- No hay razones para externar una visión catastrofista o apocalíptica sobre el futuro del libro. Sin embargo, sí es necesario que se fortalezcan y se incrementen las herramientas que le permitan sobrevivir en nuestro siglo.
Tal fue la reflexión compartida por el historiador y ensayista Enrique Krauze y el sociólogo Fernando Escalante Gonzalbo durante su participación dentro del Congreso Internacional del Mundo del Libro, organizado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) en el marco de la celebración de sus 75 años de vida.
Ambos especialistas, junto con la profesora de literatura Doris Sommer, protagonizaron la mesa Publicar y perecer: la edición de libros a comienzos del siglo XXI, la cual fue moderada por Juliana González Valenzuela.
Krauze, director de la revista Letras Libres y la editorial Clío, está convencido que se puede seguir publicando sin perecer, pero para lograrlo, hay que “ayudarle” al libro fomentando ciertas acciones que él pone sobre la mesa.
Desde su visión como historiador, el miembro de la Academia Mexicana de la Historia, asegura que hace falta invitar a sus colegas a embarcarse en la tarea de hacer la historia del libro y de las editoriales mexicanas del siglo XX.
“Nos sorprenderíamos de cómo esa historia ha dependido de unos cuantos grandes personajes como Vasconcelos y Cosío Villegas. Estos y otros personajes han sido protagonistas de esta historia donde hubo un nacimiento, auge, época de oro, crisis, decadencia y renacimiento de nuestra industria editorial”.
En segundo lugar, el miembro de El Colegio Nacional acudió a algunas de las reflexiones de Gabriel Said que, en su opinión, es el hombre más capacitado para hablar sobre el tema de los libros.
Después de leer un artículo suyo, compartió dos sugerencias dadas por el escritor en pro del ecosistema editorial: mejorar la organización de la oferta literaria y crear catálogos de bibliotecas, de hemerotecas, de todos aquellos lugares donde existan acervos valiosos y que son desconocidos para el grueso de la población.
Said también hace referencia a la necesidad de orientar el oficio, es decir, que en las universidades se enseñen las múltiples ramas de trabajo que hay en torno a la creación de un libro. Al respecto, Krauze dijo: “Hay una gama intensa de posibilidades en el mundo editorial pero no se enseña en las carreras. Necesitaríamos ocupar por ejemplo a la gente de servicio social para que se encargue de esas actividades”.
Otra de las sugerencias de Krauze fue sobre los libros ilustrados. Puso de ejemplo a Europa, donde hay una larga tradición por este tipo de ejemplares: “Vale la pena pensar en ellos como un puente, como un buen gancho hacia la lectura”.
Finalmente, el autor de Biografía del poder hizo un llamado a las autoridades culturales de nuestro país para que en 2010 se honre a los “apóstoles” del libro moderno mexicano y para hacer una autocrítica de nuestra industria editorial, ya que hay algo que se ha perdido del pasado: “Antes, cuando salía un libro en México, era un festejo casi sagrado. Nuestro país debe tomar la senda del libro”.
Por su parte, Escalante Gonzalbo, docente del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, compartió reflexiones que alejan, por mucho, la idea de un futuro incierto sobre el libro: “La cultura del libro no va a desaparecer, va a seguir siendo el corazón y centro vital de nuestra industria. Sólo han cambiado los lugares del libro en la vida pública, así como la estructura del mercado y sus contenidos”.
Sin embargo, él mismo pone en la mesa de discusión los temas de la lectura, los libros, las librerías y las bibliotecas.
Desde su punto de vista, en las familias no existe una tradición por la lectura, las bibliotecas públicas tienen un sistema muy precario y la red de librerías es muy limitada y poco funcional. No obstante, el sociólogo considera que el libro sobrevivirá.
Finalmente, Sommer, quien imparte la materia de literatura y lenguas romances en la Universidad de Harvard, hizo referencia a los talleres que ella imparte junto con otros colegas para fomentar la lectura. A la gran pregunta de cómo hacer lectores responde: “Hay que invitar a aquel lector resistente a que juegue con la literatura. Sólo de esta manera comenzará a apasionarse por este arte. A diferencia de la pirámide tradicional educativo, nosotros la invertimos para motivar primero al lector a través de la creatividad. Esto nos ha demostrado que el encanto por la escritura no sólo está en una capa social, hay mucha gente de escasos recursos que tiene la ilusión de acercarse a las letras”.
Te podría interesar...
Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
Para revisar las reglas da clic aquí