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Las cartas de Neruda iluminan el revés de la trama: Abraham Quezada

Lunes 05 de abril, 2010.
09:40 am
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    Por Mario CASASÚS/ El Clarín de Chile   Oaxaca, México.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Abraham Quezada (1961), defiende la tesis al publicar la correspondencia inédita de Neruda: “un escritor es la totalidad de su lenguaje, de allí que estimo muy relevante escrutar esta nueva frontera en la biografía del poeta. Para comprender el canon mayor elaborado por Neruda, es necesario conocer la escritura menor o referencial que habita en las cartas”. El diplomático e historiador chileno anuncia dos nuevos epistolarios: Neruda-Claudio Véliz (2010) y las cartas entre Neruda y su editor londinense Tom Maschler.   [caption id="attachment_49815" align="alignleft" width="232" caption="Abraham Quezada escribe otra forma de conocer a Neruda"]Abraham Quezada escribe otra forma de conocer a Neruda[/caption] Editor de las antologías: Pablo Neruda. Epistolario viajero 1927-1973 (RIL, 2004); Correspondencia entre Pablo Neruda y Jorge Edwards (Alfaguara, 2007) y Cartas a Gabriela Mistral (RIL, 2009); autor del libro Pedro Aguirre Cerda o la trayectoria de un ideal educativo (1990) y del Diccionario de conceptos históricos y geográficos de Chile (RIL, 2004; 2ª. Ed. 2010).   El poeta Rafael Vargas escribió: “El trabajo de Abraham Quezada como editor es siempre esmerado. En cada libro firma un extenso y puntual estudio preliminar; anota cuidadosamente las cartas; identifica y describe de manera sucinta a casi todas las personas en ellas mencionadas, esclarece las cosas que los corresponsales tratan en clave o se dicen sobre valores entendidos y proporciona el contexto en que las cartas son escritas a través de una pertinente cronología” (Proceso 07/09/2008). Para evitar ser el tercer cartero de Neruda en discordia, Abraham Quezada se pregunta: “Alguna vez he pensado qué me diría Neruda sobre estos trabajos, pues sostuvo más de una vez que, desaparecido de la faz de la tierra, un día ‘publicarán hasta mis calcetines’. Así, mi labor, más que de cartero, ha sido la de ‘publicador de calcetines’”.   MC.- ¿Cuándo comenzaste a leer la poesía de Neruda en su contexto geográfico?, ¿qué diferencia hizo la travesía por Ceilán, España y México a la escritura de Neruda?    AQ.- En mi niñez antofagastina, mi madre junto a sus hermanos solían recitar en los cumpleaños y fiestas familiares. Luego mi madre me contaba acerca de los poetas y escritores nacionales como Gabriela Mistral, Neruda, Pezoa Veliz y otros tantos. Mi acercamiento primario fue a la poesía de cada uno. Luego en la Universidad, a comienzos de los años 80, años de rebeldía política, pude conocer otros aspectos de la vida y obra de Neruda, situarla en un contexto y valorarla tremendamente. Siempre me llamó la atención, cómo nuestro país hasta comienzos de los años 70, tenía dos premios Nobel de Literatura, en circunstancias que ningún otro de América Latina podía exhibir algo semejante. ¿Qué tenemos o teníamos que nos permitió alcanzar tan altas dignidades? Años después, cuando escribí mi primer libro, intenté responder esa pregunta. Hasta el día de hoy la respuesta definitiva todavía ronda en mi cabeza.   Indudablemente los viajes en la vida del poeta, le ayudaron tremendamente, Su estética le debe mucho a los desplazamientos por el mundo. No hay Residencia en la tierra (1935) sin su estada en Oriente, o Canto general (1950) sin su permanencia en México. Le dieron la perspectiva e inspiración necesaria para crear y producir la mejor poesía escrita en el siglo XX, en cualquier idioma agrega un crítico norteamericano.   MC.- ¿Por qué los epistolarios forman parte de otro acercamiento a la poesía de Neruda? AQ.- La hipótesis que articula mi trabajo epistelográfico tiene que ver con que un poeta, un escritor, un intelectual, “es la totalidad de su lenguaje”, de allí que estimo muy relevante escrutar esta “nueva frontera”  en la biografía del poeta. Ello debería permitirnos, a futuro, conocer un nuevo Neruda, más complejo y más humano. Me interesa –asimismo- iluminar algunos aspectos oscurecidos o novedosos en la vida del vate. En el futuro lo que emergerá no será un poeta a partir del mero análisis de su poesía -salvo si se descubre algún nuevo texto o libro-, sino, me parece, será aquello  que emane de la llamada “otra escritura” del poeta, que es su correspondencia. En este sentido, me gustaría pedirles a aquellos que conozcan o sepan de cartas o epistolarios de Neruda, que tomen contacto conmigo (asquezada@gmail.com) para poder ensanchar esta interesante labor.   MC.- ¿Prefieres editar epistolarios de corte diplomático?, lo pregunto porque este año Darío Oses publicó las Cartas de amor a Matilde Urrutia (Seix Barral, 2010); seguramente algunas amistades de Neruda conservan recados y postales, por ejemplo, la fotógrafa Sara Facio me dijo que nunca publicará las cartas que le escribieron Neruda y Julio Cortázar… AQ.- Mi primer libro (Epistolario viajero, RIL Editores 2004), fue de corte diplomático, pero posteriormente, he  editado otros, relacionados más bien con aspectos de amistad, políticos o vicisitudes de diverso tipo. Estando en Norteamérica, visité muchos archivos y bibliotecas y pude apreciar que en el caso de sus escritores consagrados, en casi todos los casos, sus obras completas ya editadas comprenden la correspondencia que mantuvo. Por ello estimo que es una de las materias fundamentales tratándose de personalidades como la de Neruda, conocer el “revés de la trama”. Y no por el mero hecho de inmiscuirse o fisgonear en su vida privada, sino para explicarse y muchas veces entender la superficie. Para comprender el canon mayor elaborado por el poeta, es necesario conocer la escritura menor o referencial que habita en las cartas.   MC.- ¿Cuántos epistolarios se han publicado en torno a Neruda de 1975 a 2010?, ¿quién editará las cartas entre el poeta y Claudio Véliz? AQ.- Se han publicado varios; las Cartas de amor –a Albertina Azocar- editadas por Fernández Larraín (1975), Cartas a Laura editadas por Hugo Montes (1978), Correspondencia durante Residencia en la tierra libro editado por Margarita Aguirre (1980). El reciente trabajo de compilación de Darío Oses sobre la correspondencia entre Neruda y Matilde Urrutia (Cartas de amor; Seix Barral, 2010). Hay otros trabajos de edición de cartas a nivel de publicaciones académicas o cartas sueltas. Yo estoy editando el epistolario de Neruda-Véliz, a cargo de una importante entidad cultural chilena –la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM)- y está concebido como un homenaje al Bicentenario de nuestro país.   MC.- ¿Cómo defines la metodología para respaldar tu trabajo editorial?, ¿estás en contacto con otros compiladores de la correspondencia nerudiana? AQ.- Me gustaría aclarar un punto que se da por supuesto. Compilar y editar un epistolario no es un mero trabajo de adicionar cartas cronológicamente, es mucho más que eso. Es una especial conexión apoyada de un aparato de notas clarificador, de un estudio preliminar contextualizador, una cronología y de un enlace interno vital. Mis trabajos se basan en esa metodología. He visto por ahí algunos epistolarios que más que un diálogo, son un verdadero monólogo, con un aparato de notas inexistente o muy pobre y con errores manifiestos. La correspondencia intercambiada es una foto de la época, por ello hay que ser cuidadoso y hasta meticuloso al tratar de reconstruirla. Me gustan los epistolarios y mantengo cierto contacto con los autores de estos trabajos, aunque no como quisiera. Lo contingente impide a veces hacer lo necesario.   [caption id="attachment_49816" align="alignright" width="300" caption="Pablo Neruda a través del arte epistolar"]Pablo Neruda a través del arte epistolar[/caption] MC.- Durante el Centenario de Neruda publicaste: Epistolario viajero 1927-1973, ¿ahí decidiste que harías los siguientes libros sobre Gabriela Mistral y Jorge Edwards?, ¿por qué excluiste a Mistral y Edwards del primer libro?   AQ.- Nos los excluí apropósito. Aún no tenía acceso a dichas correspondencias. Las cartas que Neruda intercambió con Jorge Edwards, recién pude pesquisarlas en el 2005. Viviendo en Estados Unidos me dediqué una temporada a investigar en la magnífica Biblioteca Firestone de la Princeton University y pude rescatar dichos materiales. Algo similar ocurrió con los textos de la Mistral, a los cuales pude acceder recién en 2008, cuando visité la Columbus Library en Washington D.C.   MC- ¿Regresarás al intercambio de cartas entre Neruda y Gabriela Mistral?, ¿conversaste con Pedro Zegers sobre el inventario del “Archivo Mistral” que donó Doris Atkinson a la Biblioteca Nacional de Chile? AQ.- No sé si regresaré a esa relación de amistad. Si acaso encuentro nuevos materiales, por supuesto lo haré. El Archivo que llegó a Chile de la Mistral yo lo revisé anticipadamente en Washington. Al parecer, allí no habría cosas nuevas.  He sabido que existen algunos textos, que no serían cartas, más bien opiniones o comentarios de la poeta respecto del vate de Temuco. Estimo que dicho carteo podría “crecer o ser complementado” si acaso se recuperan las cartas que la Mistral escribió a Delia del Carril, las que “misteriosamente” se perdieron en 1973.   MC.- Jorge Edwards declaró: “soy el verdadero cartero de Neruda” (EFE, 03/04/2008); Antonio Skármeta no quiso polemizar. ¿Qué te dijo Edwards cuando le presentaste la idea del epistolario editado por Alfaguara?, ¿el narrador recordó la temática de las cartas que se extraviaron entre las mudanzas nerudianas? AQ.- No sé si Jorge Edwards es el verdadero cartero de Neruda. El caso es que yo, hasta este momento, y esto lo digo con humildad, soy quien más documentos -cartas- ha editado sobre el poeta. Si considero mi cuarto epistolario, el de Neruda y Véliz, he publicado cerca de 150 textos inéditos de la vida del poeta. Lo cual me parece que es un aporte relevante para conocer la vida de uno de nuestros intelectuales más notables y conocidos en el mundo. A modo de ejemplo, tengo un epistolario inédito, en inglés, de cartas que Neruda intercambió con su editor londinense Tom Maschler, que esperan editor. No es una traducción, pues originalmente todos los textos los encontré en ese idioma.   Jorge Edwards me recibió con sorpresa cuando le presenté el trabajo listo de cartas que él intercambió con Neruda. Me parece que no lo esperaba. Nos reunimos en Manhattan una lluviosa mañana de abril de hace unos años y luego continuamos vía e-mail. Le entregué mi trabajo y posteriormente me envió algunas atinadas correcciones. Sí, Jorge Edwards me mencionó que faltaban algunas, pero en todo caso, eran las menos. Las editadas fueron una poco más del 90% de las epístolas que ellos intercambiaron realmente.     MC.- En el libro: Correspondencia entre Neruda y Jorge Edwards (2008), ambos comentan la Carta de los intelectuales cubanos de 1966; en entrevista, Vladimir Ferro me dijo que Casa de las Américas conserva un archivo de cartas inéditas de Neruda, ¿iniciarías un estudio epistolar entre Neruda y Cuba?, ¿qué aprendizaje diplomático nos deja la relación entre Neruda y Cuba? AQ.- Tengo algunas cartas de Neruda intercambiadas con los cubanos, aunque estoy tratando de obtener otras. Estoy viendo si hay un “corpus” digno de publicarse, más que textos sueltos, los cuales siendo interesantes no darían para un epistolario. Las lecciones que emanan del episodio de la Carta de 1966, es que fue muy amargo y doloroso para Neruda. No obstante, éste mantuvo su férrea adhesión al proceso revolucionario cubano. Con ocasión de la visita de Fidel Castro a Chile, en noviembre de 1971, Neruda dio un discurso en Francia, cuando era Embajador, de notable fidelidad a dicho proceso, el cual se encontraba inédito, hasta que lo publiqué, hace un par de años.   Creo que ha faltado una explicación por parte de los autores de esa misiva respecto de los ataques gratuitos al poeta. Neruda no se lo merecía. No sólo porque había sido el primer poeta en escribir alabanzas a la Revolución Cubana en su libro Canción de gesta (1960), sino porque él era un hombre convencidamente de izquierda. El enojo y molestia con los firmantes de la carta hasta su muerte, es un reflejo de ello.        MC.- Las tres antologías que editaste cuentan con valiosos prólogos, escritos por Hernán Loyola, Jorge Edwards y Sara Vial, ¿cómo involucraste a cada amigo de Neruda?, ¿a quién te gustaría pedirle un prólogo, no importando la imposibilidad por su muerte? AQ.- He tenido buenos prologuistas, quienes además son mis amigos y estimuladores en esta labor de rescate patrimonial. Alguna vez he pensado qué me diría Neruda sobre estos trabajos, pues sostuvo más de una vez que, desaparecido de la faz de la tierra, un día “publicarán hasta mis calcetines”. Así, mi labor, más que de cartero, ha sido la de “publicador de calcetines”.   MC.- ¿Estudiaste las iniciativas y diligencias del Cónsul y Embajador Neruda en la Academia Diplomática Andrés Bello?, ¿qué valoración hacen los círculos diplomáticos contemporáneos sobre el trabajo del Embajador Neruda? AQ.- Estuve en la Academia Diplomática “Andrés Bello” entre 1993-1994, pero allí realicé los cursos regulares de Diplomacia, por lo que no pude estudiar aspectos de la vida del poeta. No obstante, no lo abandoné, fue una época de “lecturas fermentales” sobre su vida. Creo que al interior de la  cancillería existe una importante valoración acerca de nuestros escritores que obtuvieron el Premio Nobel y constantemente en nuestras misiones diplomáticas estamos ejecutando proyectos culturales relacionados con algún aspecto de la vida de Neruda o la Mistral. Hay un escritor de Valparaíso -Carlos León-, quien señalaba con cierta gracia que Neruda “ha hecho por Chile muchísimo más que todas las embajadas juntas”. En ese sentido, los escritores nacionales consagrados y Neruda en particular, son caballitos de batalla para la representación externa de Chile.     MC.- Finalmente, ¿cuál es la devolución de resultados -in situ- a tu regreso a Chile?, ¿Neruda fue tu cable a tierra durante los años fuera del país? AQ.- Mi trabajo de edición epistolarios y una serie de artículos que vengo publicando en revistas académicas con textos nerudianos inéditos, constituyen un aporte que efectúo a la nerudología, sin esperar nada a cambio. Para mí es un sacrificio en el sentido latino del término, es decir, un hacer sagrado, por lo que “no espero ni aspiro a la devolución de resultados”. Tiene que ver, eso sí, con lo último que tú señalas. Como mi trabajo diplomático me aparta del país, me desarraiga, Neruda y su mundo me hace regresar. Para suerte mía, el universo nerudiano es un universo en expansión, cuya trama, aparte del polvo cósmico-poético o las constelaciones magallánicas, está constituido por las cartas que intercambió en vida. Allí, hasta el momento, reside mi labor.
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