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Son lucuefacciones, las formaciones en tierra tras sismo en Mexicali

Lunes 26 de abril, 2010.
09:10 am
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  UNAM/Investigación Oaxaca, México.- Las más de 100 formaciones parecidas a hormigueros o “volcancitos” que se formaron en Mexicali tras el sismo de magnitud 7.2 que cimbró el pasado 4 de abril a esa ciudad, no fueron géiseres, sino resultado de un fenómeno llamado licuefacción, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. El especialista del Departamento de Recursos Naturales de esa entidad, explicó que la licuefacción se produce cuando hay un temblor intenso y con fuertes aceleraciones, en una zona donde hay sedimentos finos saturados con agua y un acuífero muy somero (en este caso, de dos o tres metros de profundidad), como ocurre en el valle de Mexicali. [caption id="attachment_51908" align="alignleft" width="300" caption="Volcán licuado (Cortesía Ramiro Rodríguez, IGf) "]Volcán licuado (Cortesía Ramiro Rodríguez, IGf) [/caption] Formó parte de un comité científico que analizó la zona. “Me invitaron como especialista del Instituto de Geofísica de la UNAM, y en el grupo hubo colegas del Instituto de Ingeniería de la Universidad de Baja California Sur, y del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y de la Comisión Nacional de Electricidad”, recordó. “Cuando ocurre el sismo, comienza a mover todas esas partículas finas del subsuelo y las licua con el agua, de ahí el nombre del fenómeno. Por la presión que ejerce, cuando encuentra una zona de debilidad se empieza a fracturar superficialmente el terreno, y por ahí sale el material fino y lodoso, dando lugar a lo que visualmente parecen volcancitos u hormigueros”, explicó el hidrogeólogo. Rodríguez Castillo añadió que fueron cientos de estas formaciones las que se desarrollaron casi de manera simultánea al sismo de Mexicali, e inundaron buena parte de las comunidades ubicadas al sur de la mancha urbana de la capital de Baja California, afectando casas, terrenos, calles y canales. Lodazal bajo tierra “Las formaciones son pequeñas, pero impresionantes. Son conos con un radio de metro y medio y una altura de 20 a 30 centímetros, pero con el material tan fino se extendieron hacia los lados, y lo que más afectó fue el agua, que dañó especialmente a colonias campesinas y zonas agrícolas al sur de la ciudad. La región se veía como si hubiera pasado una tormenta, más que un terremoto”, expuso. A consecuencia del sismo y de la licuefacción, prosiguió, el suelo se reblandeció, y sobre él, todo se movía como una gelatina. Según la calidad de las construcciones, hubo casas que se hundieron 20 ó 30 centímetros; incluso, una lo hizo un metro. El daño a las viviendas dependió del tipo de construcción. Unas se vinieron abajo, muchas de adobe, otras resistieron y algunas más, se sumieron algunos centímetros, abundó. Los “volcancitos” de 20 a 30 centímetros de altura se conformaron alineados a lo largo de 30 a 40 metros, dando lugar a un fenómeno geológico interesante y poco común. [caption id="attachment_51909" align="alignright" width="300" caption="Los “volcancitos” formados en Mexicali, es un fenómeno llamado licuefacción, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo"]Los “volcancitos” formados en Mexicali, es un fenómeno llamado licuefacción, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo[/caption] “Tengo 25 años dedicado a la hidrogeología, y nunca había visto en vivo un fenómeno de licuefacción. Lo conocía por los libros, lo entendía, pero es la primera vez que me enfrento a él. Fue una buena experiencia”, relató. El investigador del IGf señaló que ese fenómeno ha ocurrido en Japón, Estados Unidos, y otras ocasiones, en la misma Baja California. En Mexicali ya había brotado agua durante un sismo, pero no con esa intensidad ni cantidad. La gente se asustó y algunos pobladores pensaron en vulcanismo, aunque no hay certeza de un evento de ese tipo, señaló. En algunas comunidades campesinas no hay drenaje, y la salida a la superficie de aguas negras produjo un mal olor que asociaron de manera equivocada con aguas sulfurosas. “Era agua de un acuífero somero, con algo de negras. Además, cerca está la zona geotérmica de Cerro Prieto, que tiene un volcán antiguo, aunque no hay evidencia de una actividad inmediata. Todo esto influyó para que la gente pensara en géiseres, aunque éstos no se produjeron”, aclaró. Rodríguez Castillo seguirá estudiando la licuefacción para analizar qué medidas se pueden tomar y minimizar sus efectos. Evaluación academia-gobierno El comité científico realizó un diagnóstico de la zona y emitió dos dictámenes técnicos que se entregaron al gobierno del estado. Fue una acción acertada, porque sirvió para proporcionar elementos encaminados a la toma de decisiones. “Pocas veces ocurre, pero esta vez hubo esa visión de acudir de inmediato a la ciencia para afrontar la crisis por un desastre”, concluyó.

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