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La enuresis afecta a niños y adolescentes, existe tratamiento

Miércoles 19 de mayo, 2010.
09:30 am
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UNAM/Investigación Oaxaca, México.- La enuresis, padecimiento que consiste en la emisión de orina en la cama o ropa, involuntaria o intencional, diurna o nocturna, en infantes mayores de cuatro años y medio, afecta a siete por ciento de los niños, y tres por ciento de las niñas, y puede presentarse hasta la adolescencia, expuso Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM. La académica señaló que este trastorno se conoce desde la antigüedad; en documentos médicos se ha encontrando la descripción de pequeños que no controlan la emisión de orina en edades que “no corresponden”. [caption id="attachment_55103" align="alignright" width="177" caption="Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental "]Silvia Ortiz León, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental [/caption] Se diagnostica cuando la emisión del líquido ocurre al menos dos veces a la semana por un periodo de tres meses, de manera persistente, alrededor de los cinco años de edad; “aunque desde los dos años se presenta el control, puede darse el caso de que aún mayores se orinen de forma ocasional”, dijo. La enuresis (del griego enourein, vaciamiento de la orina) es un trastorno llamado de “eliminación”, que se relaciona con factores hereditarios; es mayor la probabilidad de presentarlo cuando el padre lo ha padecido (7.1 veces mayor riesgo), y el porcentaje disminuye cuando la madre ha sido la afectada (5.2 veces). En la etiología intervienen otros elementos, entre ellos, la inmadurez neuromotora de la vejiga, y los de tipo psicológico, que generalmente coinciden con un episodio relevante en la vida del infante, como separación familiar, nacimiento de un hermano, ingreso a la escuela, y emociones de cualquier naturaleza, incluso, abuso sexual, expuso la especialista. También incide el ambiente, como carencia socioeconómica en sentido amplio, y pequeños que viven en internados; asimismo, la sobrevaloración de la función del esfínter por parte de los padres, es decir, por exigencia intempestiva y precoz del uso del baño, sobre todo en madres obsesivas o fóbicas con marco educativo estricto, sin respeto hacia el ritmo propio del niño, reiteró Ortiz León. Subtipos de enuresis De los subtipos que se han clasificado, la enuresis nocturna o durante el sueño es la más frecuente; la diurna es más común en mujeres y se presenta poco después de los nueve años; también, hay quienes padecen las dos. La hay primaria, cuando nunca hubo control de esfínteres, y secundaria, cuando se logró, pero después apareció el trastorno. La prevalencia a los 5 años, es de siete por ciento en varones, y tres por ciento en mujeres; a los 10 años, de tres y dos por ciento, respectivamente, y a los 18, de uno por ciento en ambos. El temperamento de los pequeños afectados puede variar entre niños pasivos, callados y dóciles, y los agresivos, revanchistas y negativos, expuso la especialista. Pero más allá de la etiología o de la prevalencia, “lo que más preocupa de la enuresis es el estigma que produce en los infantes, pues son señalados hasta por sus propias madres y familiares, que los mandan a lavar su ropa, los maltratan, les dicen palabras hirientes, y los subestiman cuando los comparan con niños más pequeños. Ellos tienen que lidiar con la respuesta inadecuada de la sociedad, con el desprecio y la burla”, indicó. Tratamiento Este padecimiento se puede controlar. Primero, es necesario realizar una historia clínica y el análisis de cada caso, impartir psicoeducación sobre el trastorno e indicar modificación de hábitos y conducta; posteriormente, sugerir un fármaco. Medicamentos tricíclicos como imipramina, amitriptilina, clomipramina y desipramina reducen la frecuencia de emisión de orina en la cama o ropa, hasta una vez por semana, lo que constituye una mejoría considerable en menores que lo hacen todas las noches o requieren usar pañal, situación que “deja una huella importante en su autoestima”. Asimismo, ayuda establecer reglas como la disminución de líquidos antes de ir a la cama, o levantar al pequeño cada cierto tiempo durante la noche, para obligarlo a que aprenda a vaciar su vejiga hasta que llegue la mañana siguiente. Se trata de un condicionamiento de la conducta y del establecimiento de hábitos, donde el infante aprenda a tener autocontrol y autorregulación, añadió. Con esta medida o el uso de “alarmas” (ropa interior que al mojarse emite un sonido, pero que no se consigue fácilmente en México), se reduce el padecimiento en 70 por ciento; sin embargo, puede haber recaídas una vez que se han logrado avances. “El control del esfínter vesical tiene que ver con el desarrollo general de los niños, que es un proceso neurobiológico, psicológico y social”, indicó. Por ello, Silvia Ortiz recomendó a los padres de familia llevar a sus hijos en esta situación al especialista, para que reciban el tratamiento conductual y farmacológico adecuado, aunque a ellos mismos les haya ocurrido y se hayan ‘curado’ con el tiempo.
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