La extinción de LyFC sin justificación técnica ni financiera

  UAM/Investigación Oaxaca, México.- La declaratoria de extinción de la compañía Luz y Fuerza del Centro (LyFC) no tiene justificación financiera ni técnica atribuible al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la decisión del Gobierno Federal tuvo matices políticos para “golpear” a un sindicato independiente, señaló el doctor Enrique de la Garza Toledo, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).   [caption id="attachment_55650" align="alignleft" width="300" caption="Tintes políticos en la desaparición de Luz y Fuerza del Centro sotiene investigador"][/caption] Durante la conferencia SME, anatomía de la lucha sindical, el profesor del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa argumentó que el déficit financiero de la empresa lo originó haber revendido, por disposición oficial, a un precio más bajo el kilowatt/hora (kWh) que le comercializaba la Comisión Federal de Electricidad (CFE).   En 2009, por decisión del consejo de administración, LyFC compró energía eléctrica a la CFE por la cantidad de 46 mil millones de pesos, a un precio de 1.5 pesos el kWh, pero vendió ésta a sus consumidores en 1.18 pesos, por lo que sólo pudo rescatar 31 mil millones de pesos de lo invertido en la transacción anterior. Esta situación, como era de esperarse, desequilibraba las finanzas de la empresa y le impedía tener un superávit en su operación.   En el marco del Seminario Café Debate de Cultura Política que se efectúa en la Unidad Azcapotzalco, el Dr. De la Garza Toledo, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, indicó que las empresas privadas que generan energía eléctrica en México venden a la Comisión Federal a 94 centavos el kWh, en cambio esta misma energía era comercializada a 1.5 pesos a la empresa que operaba en el Valle de México.   El investigador aseguró que el alto costo de la planta laboral argumentado por el gobierno para sustentar la desaparición de LyFC tampoco tiene respaldo, pues sumados los salarios y las prestaciones laborales, los gastos de este rubro representan 15 por ciento de los egresos totales de la empresa; las afirmaciones sobre los extraordinarios privilegios de los trabajadores afiliados al SME no son ciertas.   En los años setenta del siglo pasado los electricistas fueron los trabajadores mejor pagados, ahora son los telefonistas quienes reciben mejores salarios y prestaciones.   El profesor señaló que en la revisión del Contrato Colectivo del SME en 2008 se firmó un convenio de productividad en el que se emplearon 26 indicadores para medir la mejora en el servicio.   Al momento de la extinción de la empresa se había cumplido con 94 por ciento de los indicadores que reportaban una mejora en su desempeño, razón por lo cual se reafirma que la decisión de acabar con LyFC fue de carácter político.   El SME no tuvo culpa de que la compañía se hubiera vuelto obsoleta y que no se edificaran plantas generadoras de energía eléctrica, más bien obedeció a una decisión gubernamental de convertirla en una empresa revendedora de energía de la CFE y, en tal caso, “compraba caro y vendía barato”, en esas condiciones no se le podía pedir al Sindicato que LyFC fuera rentable.   Al analizar la situación de la lucha sindical que mantiene el SME para revertir la declaratoria de extinción, el investigador aseguró que el frente de defensa ha funcionado mal y se advierte un debilitamiento; hasta la fecha no se ha logrado cohesionar con otras organizaciones sindicales para aglutinar una férrea resistencia, tanto el Frente Sindical Mexicano como la Unión Nacional de Trabajadores han participado de manera discreta.   “Estamos en un escenario en el que no creo que exista la fuerza social necesaria para la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas”, ya que ahora hay una percepción negativa del SME por parte de la ciudadanía, puntualizó el doctor De la Garza Toledo.