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Un centenar de sacerdotes demandan liberación del padre Martín García Ortiz

Lunes 28 de junio, 2010.
02:34 pm
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Oscar VALDIVIESO Oaxaca, México.- Cien sacerdotes de quince diócesis del país, demandaron al gobierno de Oaxaca, liberar al padre Martín  García  por considerar como injustos los señalamientos en su contra y permanecer incomunicado ilegalmente. En un comunicado los representantes de las diócesis de San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Tehuantepec, Huautla de Jiménez, Tehuacán, Puebla, Puerto Escondido, Oaxaca, México, Cuernavaca, Coatzacoalcos, Huejutla, Ciudad Guzmán, Ciudad Juárez, Acapulco enviaron el siguiente comunicado: PADRE MARTIN: UN PROFETA EN MEDIO DEL PUEBLO DE DIOS,  DEBE SER LIBERADO.
  1. Secuestrado y torturado por un grupo de priistas simpatizantes de la explotación de la mina de San José del Progreso, Ocotlán. Preso por designio de ellos.
El sábado 19 de junio el Padre Martín se dirigía, junto con el coro parroquial, a celebrar una misa en San José del Progreso, solicitada por Matilde Sánchez Martínez, cuñada del expresidente municipal. La misa era a las 7 P.M. (hora de Dios). [caption id="attachment_60738" align="alignright" width="295" caption="El padre Martín Octavio García Ortiz"]El padre Martín Octavio García Ortiz[/caption] Unos cuantos metros antes de llegar al templo, le salieron al paso muchas personas, algunas con armas; amedrentaron al coro, bajaron de la camioneta al padre, al bajarlo Angel Arango lo golpeó en la cabeza con la cacha de su pistola y, enseguida, lo empezaron a golpear todos los demás –entre otros Flora Rodríguez, Cristina Hernández, Yolanda Reyes y Silvano Vásquez-.  Cuando trataron de rescatarlo otras personas del pueblo, los que lo golpeaban sacaron armas y las obligaron a alejarse. Lo ataron de pies y manos, lo aventaron a la batea de una camioneta y se lo llevaron, durante el trayecto lo seguían golpeando. Vendado de los ojos lo trasladaron a la casa de Servando Arango Rosario, ahí lo mantuvieron secuestrado torturándolo física y psicológicamente, lo amenazaban y le decían que nadie de sus amigos iba a ir por él, que lo iban a machetear, a quemar y que lo iban a matar, una mujer lo golpeó con una varilla, uno al que llamaban tío Martín lo golpeó en la cabeza. Cabeza y cuerpo del Padre eran golpeados sin misericordia hasta que alguien gritó que lo dejaran porque venía la ministerial. Llevaron a la enfermera de la clínica del pueblo para detenerle la sangre que fluía de la cabeza y limpiarle el resto de las heridas en el cuerpo, lo hizo y dijo: “yo ya cumplí con mi trabajo, ya me voy”. Lo sacaron a la calle, enfrente de la casa de Servando, y lo ataron a un palo tirado en el suelo. Había llegado una primera vez la policía estatal con más de diez patrullas, pero no lo entregaron. Después, entre 12 y 1 de la madrugada llegaron los ministeriales, lo entregaron bajo la condición de que se lo llevaran arrestado y le imputaran cargos. El mismo Angel Arango que lo había golpeado con la pistola acompañó a los ministeriales hasta ciudad judicial para constatar que el Padre quedara bajo arresto y él, se regresó tranquilo. Al Padre, en lugar de llevarlo a que lo atendieran médicamente, lo encarcelaron. No fue sino hasta el lunes 21 que, por la intervención de 9 sacerdotes que, después de visitarlo, hablaron con el subprocurador Netolín Chávez, éste se comprometió a enviarlo a un hospital en un lapso de dos horas. Pasaron casi siete y entonces intentaron sacarlo a escondidas, pero su mamá se percató y no se despegó de su hijo hasta que fue llevado al hospital, ahí lo resguardan unos 7 policías. Por cierto, en el encuentro con los sacerdotes, al cuestionarle por qué no recibían a los testigos y las pruebas de descargo, el subprocurador argumentó que con los elementos que tenían podían ya determinar que ese mismo día saliera, aunque había que tener en cuenta –dijo­- que era asunto político. En lugar de ser liberado, el Padre Martín quedó en calidad de arraigado. De todo esto hay fotos, videos o testimonios.
  1. Su labor pastoral y su enseñanza, con total fidelidad al Evangelio de Jesús y a la Enseñanza de la Iglesia.
Es absurdo que acusen al Padre Martín como el incitador de la violencia. El sacerdote es educador en la fe y no debe regirse por los gustos de la gente sino por las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana (Cf. Ministerio y vida sacerdotal, 6). Y dijo Dios: “Llenen la tierra y sométanla. Yo les entrego para que ustedes se alimenten” (Gn 1, 28.29). “El pan que yo daré es  mi carne, y la daré para vida del mundo” (Jn 6, 51). “El párroco ha de fomentar las iniciativas con las que se promueva el espíritu evangélico, también por lo que se refiere a la justicia social” (Código de Derecho canónico, C. 529, p. 1;. Cf. Apostolado de los laicos, 14). El cuidado de la creación y la responsabilidad ciudadana para el bien común es una sola cosa con la justicia social y es, en la práctica, la vivencia del Mandamiento de Jesús: Amárás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo  como a ti mismo. El Padre Martín sólo ha cumplido lo que le pide el Evangelio y la Iglesia, eso sí con mucho amor a los pobres –como Cristo- y gran eficacia pastoral. Por eso tiene nuestra admiración y respeto.
  1. 3. Liberarlo inmediatamente y encarcelar a sus secuestradores y torturadores son exigencias de justicia.
Nos preocupa mucho que un grupo cualquiera, afín al partido en el poder, pueda secuestrar y torturar a quien juzgue como contrario a sus intereses, y -peor- que las instituciones del Estado encargadas de aplicar la justicia acepten las condiciones que ese grupo les impone y, en vez de apresar a los torturadores y secuestradores, se lleven detenido al secuestrado y torturado, en este caso el Padre Martín Octavio García Ortiz. Más todavía que los secuestradores y torturadores hasta acompañen a la policía para cerciorarse de que ésta cumple sus condiciones. Es de sorprender la rapidez con que tomaron presas a 9 personas que, según datos fidedignos, ni siquiera estaban presentes en el enfrentamiento del Cuajilote entre opositores y favorecedores de la mina de San José, y que hayan dejado en libertad inmediata a 7 del grupo contrario que habían sido presentados. La rapidez con que se actuó en este caso contrasta con el caso de Copala del que hasta ahora no hay un solo detenido que responda por los asesinatos ahí ocurridos. La forma como ha actuado este grupo de torturadores y secuestradores y la anuencia que de hecho le han dado las instituciones de justicia,  y todavía mantener preso al Padre Martín y a quienes fueron arrestados al azar, representa una vergüenza para Oaxaca ante la nación y ante el mundo, pues exhibe a las autoridades del Estado violando sin recato los derechos humanos y la aplicación de la justicia. En consecuencia caen por su propio peso
  1. Las exigencias de sacerdotes y pueblo de Dios:
    1. 1. Liberación inmediata y sin condiciones del Padre Martín Octavio García Ortiz.
    2. 2. La misma liberación de las nueve personas  que fueron apresadas al azar.
    3. 3. Una investigación a fondo y un esclarecimiento creíble sobre los verdaderos culpables del asesinato de las 2 personas durante el enfrentamiento del Cuajilote.
    4. 4. Aprehensión y aplicación de la justicia a los secuestradores y torturadores del Padre Martín, los cuales están bien identificados.
  2. A quienes hicieron daño al Padre Martín les decimos: Miren su conciencia a solas con Dios y vean si no necesitan su perdón y su paz. No dejen que la sangre de este justo caiga sobre ustedes y sobre sus hijos (Mt 23, 35; 27,25).
  3. Y a tí Padre Martín te aseguramos: Tus hermanos sacerdotes y el Pueblo de Dios estamos unidos a ti, atentos a lo que pueda acontecerte y esperando tu libertad.
Cien Sacerdotes de las diócesis de: San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Tehuantepec, Huautla de Jiménez, Tehuacán, Puebla, Puerto Escondido, Oaxaca, México, Cuernavaca, Coatzacoalcos, Huejutla, Ciudad Guzmán, Ciudad Juárez, Acapulco: Pbro. Guillermo Nieto Selvas, Diócesis de Tapachula Pbro. Raúl Orlando Lomélí, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas Pbro. Luis Alberto Santiago Marroquín, Diócesis de Tapachula Pbro. Aurelio Rojas, Diócesis de Cuernavaca Pbro. Martin Medina Balam, Diócesis de Tapachula Pbro. Abel Ignacio Valencia Hernández, Diócesis de Tapachula Pbro. Felipe Ventura Ventura, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas Pbro. José Heyman Vázquez, Diócesis de Tapachula Pbro. Oscar Joaquín Wong Cigarroa, Diocesis de Tapachula Pbro. Carlos Castro Suriano, Diócesis de Tapachula Pbro. Alejando Padilla Fajardo, Diócesis de Tapachula Pbro. Anselmo Alba Romo, Diócesis de Tapachula Pbro. Ervin Reyes de Aquino, Diócesis de Tapachula Pbro. Orbey de Paz Nepomuceno, Diócesis de Tapachula Pbro. Adán Carrasco Ambrosio, Prelatura de Huautla de Jiménez Pbro. Adolfo Torres Hernández, Diócesis de Tehuacán Pbro. Alberto Pacheco Quiroz, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Alfonso Carrasco Maliachi, Diócesis de Coatzacoalcos Pbro. Aristeo de la Vega Cacho, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Álvaro Gómez Hernández, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Anastasio Hidalgo Miramón, Diócesis de Tehuacán. Pbro. Anastasio Ramos, Diócesis de Tapachula Pbro. Aniceto Corona Mendoza, Hijos de la Caridad, Superior Regional Pbro. Ángel Ángeles Cruz, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Ángel Sánchez, Diócesis de Cuernavaca Pbro. Antolín Espino Delgado, Diócesis de Huejutla Pbro. Antonio Martín Romo, Diócesis de Huejutla Pbro. Armando Muñoz Jarquín, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Arturo Nicolás Vásquez, Diócesis de Puerto Escondido, Oaxaca Pbro. Bernardino Macías Vera, Diócesis de Tehuacán. Pbro. Emigdio Andrade Altamirano, Diócesis de Tehuacán Pbro. Bulmaro Castro, Diócesis de Tehuacán. Pbro. Carlos C. Rodríguez Rivera, S.J. Centro de Reflexión y Acción Laboral Pbro. Eloy Martínez, Diócesis de Cuernavaca Pbro. Emeterio López Sánchez, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Emilio Zaragoza Lara, Diócesis de Tula Pbro. Enrique Camargo Meléndez, Diócesis de Tehuacán. Pbro. Eusebio Pérez Hernández, Diócesis de Huejutla Pbro. Fernando Cruz Montes, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Francisco Ibarra, Diócesis de Aguascalientes Pbro. Francisco Ponce Salmerón, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Alfonso Girón, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Francisco Silencio Cruz, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Gil López López, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Jaime Meneses Lavariega, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Jesús Mendoza, Arquidiócesis de Acapulco Pbro. Facundo Cruz Sánchez, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Fidel Zurita García, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Severiano Mendoza Delgado, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Atanasio Matías Juárez, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Guillermo Velásquez Gordillo, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Gustavo Andrade Hernández, Diócesis de San Cristóbal las Casas Pbro. Héctor Santiago Pacheco, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Héctor Javier Villa Hernández, Diócesis de Cd. Juárez Pbro. Herminio Guerrero F.,  Diócesis de Tehuantepec Pbro. Víctor Cabrera Rodríguez, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Herminio Olmedo Peña, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Humberto Chávez Vázquez, Diócesis de Tehuacán Pbro. Ignacio Fernández Pardo, Diócesis de Tapachula Pbro. Jesús Morfín Cartagena, Diócesis de Huejutla Pbro. Jesús Ramos Muñoz, Arquidiócesis de México Pbro. Jesús Acosta González, S.J. Director Centro Laboral México, CELAMEX Pbro. Jorge J. Pastor Salvador, Prelatura de Huautla de Jiménez Pbro. Jorge Pérez García, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. José Barón Larios, Diócesis de Huejutla Pbro. José Francisco González González, S. J., Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. José Rentería Pérez, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. José Luis Sánchez, Arquidiócesis de México Pbro. José Sánchez, Diócesis de Cd. Guzmán Pbro. Juan Ignacio Ortega, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Roberto Raygoza Beltrán, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Ranulfo Pacheco López, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Pablo Andrés García Cruz, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Ramón Rosado Ambrosio, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Rómulo Bautista Hernández, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Rubén Ramírez Bautista, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Hugo Pedro Aguilar, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Gustavo Rodríguez, Arquidiócesis de Puebla Pbro. Juan Ruiz Carreño, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Leoncio Hernández Guzmán, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Lino Tenorio Cayetano, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Lucio Santiago Santiago, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Santiago Ramos, Diócesis de Tehuantepec Pbro. José Goncálvez N., Diócesis de Tehuantepec Pbro. Benito Pardo, Diócesis de Tehuantepec Pbro. Manuel Arias Montes, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Mario Ordiano Ramírez,  Diócesis de Tehuacán. Pbro. Miguel Ángel Morelos García, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Milán Maya Vázquez, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Modesto González Sánchez, Prelatura de Huautla de Jiménez Pbro. Nicolás Ramírez García, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Oscar Enríquez, Diócesis de Cd. Juárez Chih. Pbro. Oscar Rodríguez Rivera, S.J.  Centro de Derechos Indígenas, CEDIAC Pbro. Pedro Antonio Bravo Martínez, Prelatura de Huautla de Jiménez Pbro. Raúl Cervera, S. J, Revista Christus. Pbro. Ricardo Rivera Barragán, Diócesis de Tehuacán. Pbro. Rufino Jiménez Quiroz, Diócesis de Puerto Escondido Pbro. Samuel Mora Castillo, Diócesis de Huejutla Pbro. Sergio Herrera Arias, Arquidiócesis de Oaxaca Pbro. Víctor Villalobos Baltasar, Prelatura de Huautla de Jiménez Pbro. Vladimiro Valdés Montoya, S. J. Director Servicio Jesuita a Migrantes Pbro. Juan Antonio Jiménez Gómez, Arquidiócesis de Oaxaca

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