Horas de asueto

  Salvador JOSÉ Oaxaca, México.- La palabra asueto vienen del latín “Festum assuetum, fiesta acostumbrada. Descanso Breve, vacaciones cortas”, según mi Pequeño Larousse. En tiempos de neoliberalismo rapaz -valga la redundancia-, cuando es casi imposible salir de vacaciones, ya no se diga al extranjero o alguna ciudad bicentenaria, de las muchas que abundan en nuestro país. Tratamos de ir por lo menos, cuando los tiempos invernales obligan,a nuestras  bellas playas oaxaqueñas. Los demás días del año, salimos como  vampiros desamparados  (de las diez de la noche en adelante),  cuando los ruidosos camiones se han largado al a chiflada, a engordar los bolsillos del   “El Pulpo camionero”. Y los, beodos, gays y vendedores de chicles son los únicos peatones que se cruzan por las céntricas calles de nuestra hermosa ciudad de Oaxaca. Convertida  en caótica metrópoli durante el día, debido a la ineptitud y corrupción de los seudopresidentes municipales, durante los últimos años. Disfrutando un cigarrillo camino por las en otros tiempos, calles del Céntrico Histórico, actualmente cambiadas en su trazo poligonal;  lo que antes era considerado patrimonio de La Humanidad, ahora por decreto y  porque así se les hinchan los huesos a los politipillos municipales de la noche a la mañana, cambian lo que por siglos fue considerado una ciudad colonial, con vestigios históricos, motivo para ser elevada a Patrimonio Cultural por la UNESCO. ¿Será que estos cambios arbitrarios son para aumentar el costo de los inmuebles de algunos influyentes funcionarios? Pues bien, caminar por las céntricas calles a plena luz del día es un verdadero disfrute, pero ésto no hay que agradecérselo a nuestros politicuchos, ni legisladores priistas, ni a los bienintencionados ecologistas, sino a………los padres de familia de la escuela “Vicente Guerrero” que quieren maestros para sus hijos.  Obstruyendo las principales calles del lado poniente de la ciudad, transformando radicalmente el ambiente de la zona exigen su derecho a la educación. De ruidosas a tranquilas calles, que nos permite-entre otras cosas- escribir estas humildes reflexiones, sin sobresaltos provocados por  trompetazos de los camiones urbanos.   Ahora, fueron los padres de una humilde escuela primaria, antes, los vendedores  ambulantes –no oficiales- que fueron desalojados del zócalo. Anteriormente, maestros de la sección XXII. Héroes anónimos, que sin proponérselo nos dan un bálsamo de tranquilidad a nuestros tan traqueteados nervios. Tranquilidad, que entre semana nos da un respiro, y por momentos, nos traslada a otra ciudad. A aquellos días de los sesenta, cuando ocasionalmente se escuchaba  un destartalado camión de la ruta “circuito panteón”. A lo lejos, se oía el sonar el pitar del ferrocarril, anunciando su llegada o por el atardecer, su salida rumbo a la ciudad de México. Sin embargo,  en estos chinches tiempos neoliberales, sin ferrocarriles (Ernesto Zedillo “el rey del humorismo gris”,  se encargó de vender este medio de transporte popular a empresas extranjeras, su pago, chamba en las empresas de los mismos compradores). Así, que si usted vive o le toca un bloqueo en el Centro Histórico de Oaxaca, aprovéchelo, bájese de su auto, saque su bicicleta, camine con sus niños sin temor, contemple nuestros hermosos edificios coloniales: sus iglesias, siéntese en el quicio de su casa a contemplar cómo pasa la gente, camine sin prisas ni riesgo de ser atropellad@, observe los portones y ventanales de hierro forjado, cruce las calles con toda calma, aspirando profundamente el aire fresco, que quizá por mucho tiempo no  volverá  a respirar un día cualquiera…….. entre semana. De los políticos, olvídese, si resuelven los problemas causantes del bloqueo, allá ellos, de todos modos  no viven en barrios atestados de vendedores ambulantes, ni donde los congestionamientos de locos destrocen los nervios, ni donde pasan chatarras de transporte. Gracias bloqueadores, por regalarnos unas horas de paz y tranquilidad.