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Tierra Adentro explora en la literatura infantil y juvenil

Viernes 26 de noviembre, 2010.
02:46 pm
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Heriberto BLANCARTE/Concaculta Oaxaca, México.- Con un profundo acercamiento a los entretelones, cimientos y utopías de la literatura infantil y juvenil, la revista Tierra Adentro presenta su número 166, correspondiente a los meses de octubre y noviembre, bajo la frase: Letras para niños perversos.       Bajo la guía de Jaime Alfonso Sandoval, el lector podrá encontrar un amplio recuento de la literatura de diversas épocas dirigida a niños y jóvenes, encontrando que muchos de los orígenes de este género tienen como inicio las cruzadas formativas y doctrinales iniciadas en el siglo XIX.   Con humor, Sandoval recuerda, en su artículo Un vistazo a la literatura infantil, lo sospechosos que resultaban Hansel y Gretel, rebautizados como Juanito y Margarita y que por casualidad se perdían en un campo gallego.   tierraadentroMás desconcertante, afirma, resultó tiempo después la adaptación del cuento de Pinocho, pues la marioneta perdió esa personalidad bipolar que la hacía tan entrañable y se convirtió en un bueno y dulce santurrón de alicante.   Menciona en este texto que aún con el paso de los años, en cualquier feria del libro se pueden encontrar volúmenes para niños llenos de moralejas, de personajes “bien portados” que dan el “buen ejemplo”, de animalillos del bosque con espíritu ecológico y hasta cuadernillos de iluminar en los que se repasan “valores”.       “Todo esto lo intuyó Mark Twain cuando en 1865, a contrapelo de esos libros doctrinales escribió: Historia de un niñito bueno, historia de un niñito malo. Jacob, sufre accidentes continuos hasta morir brutalmente. Por contraparte, Jim, un niño malvado, se da cuenta de que no recibe su castigo como los niños mal portados, hace travesuras, todo le sale de maravilla y al crecer se hace rico y consigue un puesto político”.       Como parte de este tema se incluye también una entrevista con el autor infantil Francisco Hinojosa, quien afirma que como premisa para realizar sus libros parte siempre del principio de que el niño es un ser profundamente inteligente y muy exigente.       “En contraste, en mis libros para adultos siempre están presentes la violencia y la muerte. Y el arma contra ellas es el humor. Todo humorista es un moralista, decía Baudelaire, porque está viendo los defectos de la sociedad y se burla de todo ello con el afán de humanizarlo”.       En la parte central de la revista aparece un amplio artículo sobre cinecublismo, realizado por Carlos Kubli, bajo el título La práctica de generar oasis.   Asegura el autor que la práctica cineclubista responde a la necesidad de profundizar en la apreciación cinematográfica, normalmente se debe complementar con una labor de seducción y provocación de públicos, ya que la competencia para el uso del tiempo libre es enorme.     En este sentido escribe que el cineclub propicia el debate, lo cual es fundamental para dignificar cada sesión, pues crea el goce de confrontar ideas recién impregnadas por el cine.       “Así, de manera redonda, la actividad cineclubista deriva en un taller de apreciación cinematográfica, dando un sentido educativo a la función. Por un lado el debatir crea protagónicos y antagónicos dentro de los asistentes, es decir, se pueden crear tramas nuevas entre quienes vieron un filme”.   Como complemento se incluyen textos como La asociación de cineclubes ¿una utopía?, de Gabriel Rodríguez, así como un relato de Eber García sobre las experiencias del cineclub El Ágora, de Xalapa, Veracruz.   Por su parte Héctor Ávila y Brenda Rodríguez, escriben un ameno artículo sobre la Cineteca de Zacatecas y los loables esfuerzos de la comunidad por difundir la cultura cinematográfica.   Finalmente, Carlos Kubli realiza también para este número de Tierra Adentro, una extensa entrevista con Paula Astorga, actual directora de la Cineteca Nacional y durante muchos años una de las principales promotoras del cineclubismo en México. Astorga recuerda que su interés por el cine surgió en la niñez, cuando su madre la llevaba a las funciones del cine Bella Época, ubicado en la colonia Condesa, donde vio clásicos como Ladrón de bicicletas y Milagro en Milán.   “Ir al cine fue siempre un hábito familiar. Mi abuela, gran cinéfila, nos llevaba mucho al cine en Guadalajara. Con ella, que asistía a una pequeña sala de arte en avenida México, aprendí mucho a distinguir por qué y cómo era que me gustaba una película. Hablar de las cintas era algo normal en nuestras conversaciones”.       Finalmente la edición cierra con una selección de poemas en otomí del poeta Jaime Chávez, así como de la obra del artista conceptual Arturo Hernández Alcázar.       Asimismo se incluye un reportaje sobre el Mapa de sal, proyecto realizado por el Centro de Formación y Producción de Artes Gráficas La Parota, ubicada en el estado de Colima.   El número 166 de la revista Tierra Adentro, se encuentra disponible en la red Libros y Artes Conaculta de todo el país.

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23/12/2010 | 03:19 pm | lilia
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