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Maternidad en adolescentes, otro factor de desquilibrio social y emocional

Martes 10 de mayo, 2011.
12:02 pm
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UNAM/Investigación Oaxaca, México.- En los adolescentes, el embarazo se presenta como una fuente importante de estrés, pues en esta etapa aún no está conformada su identidad, son inmaduros emocional y socialmente, y aún dependen económicamente de sus padres, indicó Andrómeda Valencia Ortiz, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM. Además, las transformaciones físicas y emocionales que ocurren durante la gestación, se incrementarán en esta etapa, porque los jóvenes todavía no concluyen cambios inherentes al desarrollo. Uno de ellos, acotó, es el relacionado con la parte de la responsabilidad y la toma de decisiones; si un joven pasa por un proceso de crecimiento normal, tiene tiempo para consolidar y madurar aspectos emocionales, psicológicos y sociales que le permitirán asumir responsabilidades y nuevos retos. Una adolescente encinta no sólo tendrá cambios físicos importantes; también, en muchos casos interrumpirá su formación escolar o alterará su desempeño en el núcleo familiar, lo que puede derivar en situaciones de aislamiento, incertidumbre e, incluso, depresión. En contraparte, el varón casi siempre puede continuar con su vida académica y/o social; su principal problema es la responsabilidad financiera. Otra situación importante es que los jóvenes, a pesar del embarazo, no necesariamente comienzan una vida en pareja; muchos de ellos siguen dependientes de sus papás y, por ello, deben sujetarse a las reglas de casa, mencionó. Ayuda profesional y familiar En muchos casos, abundó, procrear resulta un desafío positivo, sobre todo si se cuenta con apoyo, pero sin él, el manejo de la situación podría generar un conflicto mayor. Si se busca asistencia de un psicólogo para sobrellevar un embarazo en esta etapa, lo primero que debe hacer el especialista es ayudar a elaborar un nuevo plan de vida, sin perder de vista las prioridades. Otro paso importante, añadió, es platicar con la futura madre sobre los cambios físicos y estrategias de cuidado para un recién nacido. La prevención se relaciona con una buena educación sexual, que se refleja en el conocimiento del uso correcto de los métodos anticonceptivos, en el funcionamiento del cuerpo, y en la preparación para tomar decisiones sobre la salud reproductiva. Asimismo, se deben reforzar las estrategias de comunicación y supervisión dentro de la familia. En caso de embarazo, los padres de los adolescentes deben ser cautelosos y no tomarlo como una tragedia, pues en muchos casos la actitud del joven con respecto a su hijo dependerá de la que tomen sus progenitores, concluyó.
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