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El amor está en la reunión de los fragmentos: Ethel Krauze

Jueves 26 de mayo, 2011.
06:44 pm
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   Mario Casasús/Clarín de Chile Oaxaca, México.- En entrevista con Clarín.cl Ethel Krauze (1954), habla de sus novelas: La hora de la decisión, Dulce cuchillo y Escenas de ira, tristeza y desesperación. “Forman una trilogía, donde intenté desilenciar el discurso interior femenino, a partir de la asunción de la mujer por su cuerpo. El énfasis está puesto en la corporeidad de la mujer al expresar su espíritu; cuando se publicaron los 3 volúmenes me di cuenta que eran parte de un todo, son los capítulos de una experiencia femenina con el dolor, el drama y el sufrimiento”. Autora de: Escenas de ira, tristeza y desesperación (Alfaguara, 2011), Dulce cuchillo (Jus, 2010), Inevitable (2010), Cuentos con rimas para niños y niñas (Jus, 2010), Charlas de café con Victoriano Huerta (2009), La hora de la decisión (Jus, 2007), El diluvio de un beso (2004), El instante supremo (2000), El secreto de la infidelidad (Alfaguara, 2000) Relámpagos (2000) y de otros 30 libros que abarcan todos los géneros: poesía, novela, ensayo, teatro, crónica, cuento y literatura infantil. Ethel Krauze imparte cátedra en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM); por otra parte, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México publicó Inevitable (2010), el reciente libro de poesía escrito por Ethel Kolteniuk, con prólogo de Javier Sicilia; La doctora Krauze adhiere al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: “Javier Sicilia está haciendo poesía, en cada paso que da hay poesía, su convocatoria es un poema de amor, es el ‘caminante que hace camino al andar’, su cantar lo va construyendo a través de las lágrimas y el dolor de todo un pueblo. Lo que está ocurriendo es la poesía más pura y auténtica, se está privilegiando la palabra, no hay violencia que se pueda combatir sin las palabras, la palabra primigenia es la poesía”.  MC.- En tu novela “Escenas de ira, tristeza y desesperación”, la protagonista –Antonia- concluye: “Divido en parcelas la vida, y escojo sólo las porciones más amargas. El momento feliz es parte de ese todo, no está fuera de contexto”, ¿a pesar de que Antonia tiene la idea de la integración del todo predominan sus malos momentos? EK.- Precisamente porque las Escenas de ira, tristeza y desesperación son fragmentos, es ver la vida en compartimentos, saber que te faltan cosas y emociones o que has perdido lo otro; precisamente por eso son múltiples y repetitivas las escenas, porque los seres humanos dependemos de la fragmentación, en cambio los momentos felices parecerían los menos –en cantidad-, pero tienen tal calidad cuando se logra la condición humana a plenitud, cada momento feliz vale por muchas de las escenas de ira, tristeza y desesperación. MC.- En tu novela “Dulce cuchillo”, Sebastián acompaña a su esposa Magdalena en la tragedia de la violación que sufrió siendo adolescente; en “Escenas de ira, tristeza y desesperación”, es Antonia la que acompaña a Pablo en el cáncer que sufre desde hace dos años, ¿por qué intercambiaste el rol de pareja en ambas novelas?, ¿había un vaso comunicante al momento de escribirlas? EK.- Mario, me parece muy interesante tu visión de lector crítico, ahora tú estás haciendo el “momento feliz” porque reúnes mi material literario, yo veo las obras como un todo. No había pensado en lo que preguntas, me perece muy atinado, hay un diálogo y reciprocidad en el intercambio de los papeles masculino-femenino en las dos novelas, es muy acertada tu visión. Te diré que junto con la novela previa: La hora de la decisión (2007) forman una trilogía, donde intenté desilenciar el discurso interior femenino, a partir de la asunción de la mujer por su cuerpo, en la primera novela La hora de la decisión el tema es el aborto; en la segunda novela Dulce cuchillo (2010) el tema es el abuso sexual; y en la tercera novela, aunque Antonia es la acompañante del enfermo, el protagonismo está en ella y cómo asume a través de su cuerpo la sexualidad, con la edad que tiene y el amor que siente, a pesar de verse truncada e insatisfecha, dolorosamente detenida por la enfermad de Pablo. Yo quería que el cuerpo de la mujer hablara, cuando digo “cuerpo” no lo estoy separando de su espíritu, sino que el énfasis está puesto en la corporeidad de la mujer al expresar su espíritu. Es ponerle palabras a los silencios que dividen el cuerpo de la mujer en la sociedades; cuando comencé a escribir La hora de la decisión no me propuse hacer una trilogía, pero sí tenía en la cabeza las tres historias, finalmente cuando se publicaron los tres volúmenes me di cuenta que eran parte de un todo, son los capítulos de una experiencia femenina con el dolor, el drama y el sufrimiento. MC.- En “Escenas de ira tristeza y desesperación”, Antonia toma conciencia de los momentos felices a partir de una reflexión filosófica; sin embargo, en “Dulce cuchillo”, Magdalena asume la totalidad a partir de una exploración de su cuerpo: “hubiera hecho el amor conmigo misma, con esa imagen de mí, completa, sonriente, viva”, ¿fueron dos formas para reconciliarse con sus trágicas historias? EK.- Tienes razón, no estaba muy conciente del paralelismo, pero sí, la tesis de las tres novelas que subyace es: la unidad, la reunificación de los fragmentos y las partes en las que ha estado dividida la vida de la mujer. Ambas, Magdalena y Antonia reconocieron que no se habían sentido dueñas de su cuerpo, que no habían sentido lo corpóreo y espiritual del ser humano, con sus capacidades de conciencia y decisión; ahí se encuentra el amor, en la reunión de los fragmentos, en la unidad del todo. MC.- ¿La búsqueda de la unidad te alejará de las microficciones?, lo pregunto porque extrañaré la ironía y el sarcasmo de los relatos cortos en “Relámpagos”… EK.- Yo creo que no, porque como tú bien dices hay ironía, picardía y hasta sarcasmo en el libro Relámpagos, es una cierta mirada cruel de mí misma como mujer frente a lo femenino, es un reírse de mí misma con un sentido de denuncia, con un llamado a la toma de conciencia y abrir la ventana a momentos, se llama Relámpagos, porque intentan hacer ruido, es un estruendo que también ilumina momentáneamente, como un parpadeo en la vida de las mujeres, sobre todo en la interioridad. Las novelas no me alejan de los relatos cortos, son fragmentos de lo que después manejo con mayor complejidad. MC.- En tres libros aparece Cuernavaca: un hotel de paso en “Dulce cuchillo”, una casa rústica de descanso en “Escenas de ira, tristeza y desesperación”, y en “Relámpagos” nombras “un asilo de lujo en Cuernavaca”, ¿por qué la insistencia en la antigua ciudad de la primavera?, ¿todavía se puede vivir en Cuernavaca? EK.- Cuernavaca siempre ha sido parte de mi geografía, desde el imaginario por sus trazos, primero fue un lugar de descanso, el satélite del Distrito Federal, después fue una opción para vivir. ¿Me preguntas si todavía se puede vivir en Cuernavaca?, a pesar de todo estamos viviendo en Cuernavaca, es una pregunta válida para cualquier lugar del mundo, ¿es una opción vivir en Túnez, en Madrid, en Jerusalén?, me preguntaría: ¿es una opción vivir hoy día en el planeta?, te diría que sí, tenemos que luchar por vivir, no es una época luminosa la que vivimos, estamos tocando fondo, pero creo que cuando se toca fondo no queda otra que comenzar de nuevo. MC.- La segunda parte de la pregunta va en el sentido de los 3 lugares con mayores índices de feminicidios en México: Ciudad Juárez, Cuernavaca y Ecatepec, ¿la violencia contra las mujeres se desplazó de la frontera norte al centro de México? EK.- En todo el mundo, ve al director gerente del Fondo Monetario Internacional –acusado de violación-, los abusos sexuales y feminicidios han sucedido siempre, lo que pasa es que ahora tienen nombre y por eso se hace visible, no es que ahora sea mayor el problema, sólo que antes la sociedad no se escandalizaba ante los feminicidios y violaciones, pensaban que eso era normal. Afortunadamente las mujeres -y algunos hombres concientes- están luchando por crear condiciones legales que sancionen los crímenes de género, para que las mujeres se sientan protegidas por la existencia de un marco jurídico –aunque todavía imperfecto en su aplicación-, gracias a que se visibiliza la violencia se puede combatirla y denunciarla, antes los derechos de las mujeres ni se consideraban parte de los derechos humanos; fue hasta 1993 en la gran Conferencia de la Mujer en Pekín, cuando les digo a mis alumnas la fecha del reconocimiento de los derechos de las mujeres, algunas se escandalizan al saber que eran niñas que nacieron sin derechos previos a 1993. MC.- En Cuernavaca se visibilizó la pésima estrategia en la guerra contra el narcotráfico; el poeta Javier Sicilia inició un movimiento de Paz con Justicia y Dignidad, para recuperar los nombres e historias de las víctimas, ¿qué opinas de la convocatoria del poeta Sicilia y la caravana de Cuernavaca a Ciudad Juárez? EK.- Se visibilizó la función real de la literatura: decir las cosas por su nombre, ver lo concreto, el detalle, la condición humana, percibir lo primigenio en lo social, decía Unamuno: “por más que hago, no puedo sumar individuos”, lo que vemos ante la tragedia del poeta Javier Sicilia es que se vuelve el vocero de un pueblo, le da sentido a las palabras; las palabras nos hacen humanos, le da coherencia y significado a la vida, lo que genera la cultura es el lenguaje. El poeta es quien recupera el sentido auténtico de las palabras, retomemos a Machado: “se oye la voz de un poeta cantar, caminante no hay camino, se hace camino al andar”, estamos con el dolor de un amigo y escritor que le recuerda a la sociedad que la cultura se hace con palabras y que la literatura tiene un papel fundamental. MC.- Ethel, también eres poeta, desde la empatía por la literatura y la amistad que nos une con Javier Sicilia, ¿cómo interpretas su silencio poético? EK.- Javier está haciendo poesía, en cada paso que da hay poesía, su convocatoria es un poema de amor, es el “caminante que hace camino al andar”, su cantar lo va construyendo a través de las lágrimas y el dolor de todo un pueblo. Decía Bécquer: “podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”, lo que está ocurriendo es la poesía más pura y auténtica, se está privilegiando la palabra, no hay violencia que se pueda combatir sin las palabras, la palabra primigenia es la poesía, el lenguaje nació siendo poesía, la primera palabra que surgió es la metáfora del objeto, la tradición oral y el canto.                                 MC.- Estamos en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM), a nivel posgrado, ¿cómo abordas la didáctica de la creación literaria y poética? EK.- Uno de mis seminarios es sobre el proceso de creación y literatura, y lo abordo con el espíritu de mi libro: Cómo acercarse a la poesía, es una especie de autobiografía, de mis inicios en la literatura y mi manera de ver la poesía, de entender el lenguaje para hacer una invitación a los demás. Lo didáctico es un contagio, invitar al otro a apropiarse de su propio mundo con palabras, de su versión de la historia, la literatura no es otra cosa que contarnos a nosotros mismos las diferentes versiones de por qué estamos aquí y para qué, hay tantas versiones como individuos, a mis alumnos les digo: “aprópiate de tu versión, recréala inspirada en lo que han hecho otros; leer y escribir son dos caras de una misma moneda”. MC.- Te apropiaste de una versión de la historia, escribiste la entrevista imaginaria con Victoriano Huerta, militar que dio el golpe de Estado al Presidente Francisco I. Madero en 1913, ¿por qué eliges al antihéroe?, esperaba que escribieras la historia de alguna Insurgenta o Revolucionaria, no que contaras la vida del Pinochet mexicano… EK.- Es una buena pregunta, evidentemente cuando José N. Iturriaga me hace la invitación tardó en encontrarme –por razones de logística y mudanzas-, cuando dio conmigo las mujeres de la Independencia y la Revolución ya estaban apartadas para la serie Charlas de café, quedaban algunos personajes históricos, pero no los emblemáticos; tenía dos opciones: Victoriano Huerta e Iturbide, pero José N. Iturriaga me dijo que a él le gustaría escribir sobre el Emperador Iturbide; entre los héroes de segundo nivel y el pavoroso, decidí al pavoroso Huerta (risas), es un personaje que me daría más tela para cortar, no me gusta ir con las costumbres, un creador es alguien que no se queda en lo convencional, trata de darle otra propuesta al mundo, es un rebelde con causa. Consideré que el villano Victoriano Huerta me daría más preguntas para iniciar la indagatoria. MC.- ¿Victoriano Huerta justificó el golpe de Estado con los mismos argumentos de Franco, Pinochet, Videla, Trujillo, Micheletti, entre otros milicos? EK.- Él lo justifica con la idea de que le hacía un bien a la Patria, Victoriano Huerta se consideraba la persona indicada para estabilizar al país, tenía encima al coloso del Norte, toda la historia de México es “un estira y afloja” con los Estados Unidos. Había fuerzas mexicanas y estadounidenses junto con Huerta, nosotros ahora vemos la traición, pero él lo vivió como estrategia política. MC.- Finalmente, vendrá el carrusel de entrevistas por “Escenas de ira, tristeza y desesperación”, la presentación de la antología “Inevitable”; después de la vorágine mediática, ¿cuándo saldrá tu nuevo libro? EK.- Está a punto de salir otro libro, yo sí creo en el refrán: “zapatero a tus zapatos”, todo el tiempo estoy escribiendo. CONACULTA publicará mi ensayo de literatura: Desnudando a la musa (2011), es una investigación de muchos años. Tengo tres libros completamente terminados, pero todavía no van a imprenta, les estoy dejando un poquito de aire entre cada libro de poesía y cuento.
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