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Lustro perdido: Calderón y su deuda con las mujeres

Domingo 04 de septiembre, 2011.
10:10 am
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Guadalupe Cruz JAIMES/CIMAC Oaxaca, México.- El deterioro de la calidad de vida de miles de trabajadoras de Mexicana de Aviación y de la extinta compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), desempleadas desde agosto de 2010 y octubre de 2009, respectivamente, son “muestra clara” del “fracaso del ‘Presidente del empleo’”, Felipe Calderón.   En ello coinciden las empleadas de la aerolínea, quienes en julio pasado iniciaron un plantón en las inmediaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), y las agremiadas al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), también en plantón desde marzo pasado en el Zócalo capitalino.    María Araceli Vargas, quien laboró en Mexicana durante 28 años, hoy vive en la incertidumbre económica con la esperanza de recuperar su empleo. En tanto, para subsistir inició un negocio de venta de persianas.   La contadora de profesión, al igual que ocho mil trabajadoras y trabajadores de la aerolínea, dejó de percibir salario en octubre pasado, ya que el 28 de agosto del 2010 la empresa suspendió funciones y entró en concurso mercantil para definir si se declara en quiebra o es rescatada por algún grupo inversionista.   En tanto, esos grupos están en proceso de demostrar su capacidad financiera (250 millones de dólares) para echar a andar la empresa. El gobierno federal reitera que no rescatará a Mexicana con recursos públicos. Vargas señala: “Tengo que hacer malabares para pagar el gas, agua, teléfono y los gastos de mis hijos”.   La venta de cortinas no ha dado las ganancias que esperaba, “la situación es bien complicada, el negocio va lento todavía”, apunta. Su principal preocupación es poder apoyar a sus dos hijos para que continúen con sus estudios, uno de ellos cursa la preparatoria y el mayor ingresó este año a la universidad.   LUCHA POR LA SUBSISTENCIA   “Las autoridades nos traen de prórroga en prórroga y todavía no hay una certeza de volver a nuestros trabajos. Esperemos que no alarguen más este proceso que ha sido de demasiado desgastante para las trabajadoras, porque atrás de cada una de nosotras hay una familia que depende de nuestro trabajo”, explica Araceli.   En una situación semejante o más desfavorecedora está el resto de las empleadas de la aerolínea; algunas de ellas se dedican a la venta de comida, cosméticos, bolsas de mano, pasteles, sándwiches, entre otros productos que les permiten un ingreso para sobrevivir en la espera por volver a trabajar.   En Mexicana laboraban ocho mil personas, seis mil están sindicalizadas y dos mil son de confianza.   Araceli es agremiada del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación y Servicios Similares (SNTTTASS), conformado por dos mil 500 personas, de las cuales cerca de 40 por ciento son mujeres.   En Mexicana, Click y Link laboraban cerca de de mil 500 sobrecargos, de los cuales 70 por ciento son mujeres. Para estas aerolíneas también trabajaban mil 168 pilotos, de los cuales 27 son mujeres.   ELECTRICISTAS EN PIE DE GUERRA   La movilización del personal de la aerolínea ha sido apoyada por las y los trabajadores del SME, quienes permanecen en resistencia desde el decreto de Felipe Calderón que extinguió 44 mil fuentes de trabajo, el 11 octubre de 2009.   Ana María Castillo, quien trabajó 18 años como secretaría en LyFC, es una de las y los más de 16 mil “Smeítas” que se mantienen en “pie de lucha”, pese a la adversa situación económica y los múltiples compromisos de solución al conflicto, incumplidos del gobierno federal.   “El primer año, además de participar en el movimiento de resistencia, vendía desayunos en avenida Juárez. También hice ventas de garage”. Este año “me he dedicado de lleno a participar en la resistencia, organizando a las mujeres de mi escalafón”.   La electricista es soltera, pero su madre depende económicamente de ella. “Afortunadamente mi mamá recibe el apoyo económico a personas de la tercera edad que da el Gobierno del DF y eso le permite cubrir algunos de sus gastos”. El otro ingreso que las dos mujeres reciben es la “aportación solidaria” de electricistas jubilados.   “Con el apoyo económico de las y los jubilados, muchas podemos acudir a las movilizaciones y mantenernos en resistencia, incluso el mes pasado aportaron para la adquisición de útiles escolares”, abunda.   Algunas mujeres en la lucha por la recuperación de sus empleos reciben apoyo de sus padres o de sus esposos. “Las que son madres solteras o carecen de una red de apoyo tienen que trabajar en lo que encuentren, en cocinas económicas o en tiendas, porque en las empresas no nos contratan por la campaña de desprestigio de Felipe Calderón en nuestra contra”, lamenta.   En tanto, las más de 16 mil personas, de las cuales alrededor del 10 por ciento son mujeres, “seguimos en pie de lucha para que nos devuelvan nuestro empleo”, advierte. Ahora, desde el Zócalo capitalino, recalca que permanecerán en guardia día y noche hasta que se resuelva el conflicto.   Además del desempleo y en consecuencia el deterioro en la calidad de vida del personal de Mexicana y de la extinta LyFC, las y los trabajadores tienen en común su pertenencia a una organización sindical con contratos colectivos que pugnaban por el respeto de sus derechos.   Actualmente, sólo 10 por ciento de las y los más de 40 millones de empleados en el país, cuentan con representación sindical.
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