Remembranzas e historia nacional en el libro sobre Guillermo Prieto

  Oaxaca, México.- Con el objetivo de preservar una de las obras destacadas del siglo XIX dentro de la literatura nacional, fue editado el libro Memorias de mis tiempos 1828 a 1853 de Guillermo Prieto, que  fue presentado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Estuvieron presentes el escritor y poeta Roberto Arizmendi que fue el moderador de la presentación, Alfonso Rangel Guerra, licenciado en derecho y actual director del Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad Autónoma de Nuevo León y Vicente Quirarte, poeta, narrador, ensayista y doctor en literatura. Roberto Arizmendi señaló que este texto es una versión actualizada de la obra original publicada en 1906, prologada por Vicente Quirarte, que presenta en un solo ejemplar los dos volúmenes que conforman Memorias de mis tiempos que Guillermo Prieto comenzó a escribir el 3 de agosto de 1886, con 68 años de edad y 11 años antes de su muerte.         “En el prólogo de esta edición, Vicente Quirarte señala que la pasión por vivir y escribir fueron cualidades de Guillermo Prieto, quien con el seudónimo de Fidel, nos deja el legado de un repaso pormenorizado de sus experiencias de vida a través de excelentes textos en donde combina remembranzas, historia, vivencias, testimonios y hasta modas y costumbres. En este sentido, es un texto que deja detallada constancia de los tiempos vividos por el poeta”.               Comentó que a través de las 625 páginas que integran el libro el lector podrá conocer la manera en que Guillermo Prieto estuvo marcado por desventuradas eventualidades familiares y cómo salió adelante en la vida “en buena medida por el apoyo definitivo de Andrés Quintana Roo, quien como protector y orientador le ayuda a definir su línea de vida, a relacionarse con personajes protagónicos de la historia mexicana; escritores, políticos y pensadores que se suman a las que habían pasado ya por su vida infantil, escolar y de juventud”.         Durante su participación Alfonso Rangel Guerra, destacó la importancia del libro en este siglo XXI al señalar que a pesar de ser una historia escrita hace más de 100 años, es un texto que presenta un testimonio vigente y que describe nuestra historia escrita por mexicanos ilustres como lo fue Guillermo Prieto.           “Las páginas nos permiten ver el valor de la conducta, el respeto a las ideas, la rectitud y honradez siempre presentes en todos sus actos. Guillermo Prieto es un personaje íntegro de la vida nacional y nos honra porque su conducta privada y pública no tenían diferencia frente a los principios éticos y de conducta”.         Detalló que la importancia del libro radica en primer lugar porque las páginas son la memoria de un mexicano que fue testigo directo de los acontecimientos que narra. En segundo lugar porque el autor que escribió estas memorias fue protagonista de muchos acontecimientos de la política mexicana de aquellos años.         En tercer lugar porque “es un mexicano distinguido que escribió estas memorias y porque la historia misma lo ha reconocido como un hombre recto cuyos juicios son merecedores del supremo valor del testimonio histórico que es el de la verdad. Por último, porque Guillermo Prieto escribió estas memorias en forma magistral y amena que mantienen la frescura y la visión de su época sin envejecer como un texto inmarcesible”.           Finalmente Vicente Quirarte, señaló que en este volumen, el lector podrá apreciar que Guillermo Prieto rescata los hitos urbanos y la exploración de los rumbos de la urbe. “En este sentido, por ejemplo, sorprende leer que a los 13 años haya tenido el impulso para meterse al Palacio Nacional, pedir trabajo, obtenerlo y de ahí en adelante convertirse en un protagonista de la vida nacional”.              Durante el evento, también se contó con la presencia del compositor mexicano Guillermo Zapata El caudillo del son, acompañado por el vocalista y músico Francisco Ocampo, que musicalizaron e interpretaron dos poemas de Guillermo Prieto: Romance de la Migajita y Juárez llegó a Veracruz