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Oaxaca, "olla de presión sin válvulas de escape": Sorroza Polo

Jueves 08 de diciembre, 2011.
12:06 pm
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Oaxaca. México. En el Libro intitulado Ecos de la Alternancia en Oaxaca, el ex director y profesor investigador del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, Carlos Sorroza Polo, hace un balance a un año del gobierno del Cambio, y lo sintetiza con los siguientes puntos: A un año de administración, se carece de una visión y una estrategia eficiente para encauzar el desarrollo de Oaxaca; el aparato de gobierno es ineficiente e ineficaz en sus políticas, y la presión y la descomposición social lo agobian. En tanto, añade el candidato a Doctor en Ciencias Políticas por la UNAM, los proyectos estratégicos se encuentran detenidos o de plano cancelados. Refiere que se ha tomado una opción que parece definitiva para este gobierno, que abandona la idea de un cambio a fondo, que busque equidad, organización, participación y progreso, y se opta por un manido estilo de control social, acompañado de migajas para los de abajo y opulencia desbordada para los de arriba. En la obra presentada en el paraninfo de la Facultad de Derecho de la UABJO, ante un lleno total de catedráticos, abogados y estudiantes universitarios, Sorroza Polo, expresa profunda preocupación, al exponer que se acaba el tiempo de gobierno. Esto, porque advierte que en breve, todo comenzará a girar en torno a la sucesión presidencial, la cual, por cierto, podría traer más elementos adversos que promisorios para la entidad. Resalta, “Mientras tanto, las estructuras del atraso, la desigualdad, el deterioro y la precarización permanecen intocadas”. El investigador agrega que no se ha hecho nada por corregir la enorme disparidad en la distribución del poder que existe en Oaxaca, y por la cual la clase gobernante, la élite económica, los dirigentes partidistas y sindicales, y los movimientos sociales con más poder de movilización y presión, tiene n todo el poder, mientras que la mayoría de la población-y sobre todo las comunidades indígenas-carecen de poder y ven conculcados sus derechos todos los días. Desde la óptica de Sorroza Polo, "no se ha hecho nada por dar voz a los que no la tienen", estableciendo formas de diálogo, de organización y de participación en la toma de decisión política en los aspectos relevantes para la vida y el desarrollo de Oaxaca. Los mantienen, eso sí, con las minucias destinadas a los municipios o a los programas sociales y productivos de tipo asistencialista. Hasta ahora, no se ha hecho nada para implementar programas eficientes en el combate a la pobreza, que tomen en cuanta los conocimientos e instrumentos de las teorías del desarrollo rural territorial, o las experiencias exitosas de otros países. De ese modo, expone, no se ha hecho nada para satisfacer los derechos fundamentales de los oaxaqueños, consistentes en trabajo e ingreso digno, satisfacción del derecho a la salud y a la educación, así como a una vivienda con servicios básicos. Para el investigador del IISUABJO, se ha trabajado deficientemente en la concepción, estrategia e implementación de proyectos estratégicos que, basados en recursos minero, ambientales, forestales y energéticos, dan a Oaxaca ventajas comparativas importantes a nivel nacional e internacional. Sin embargo, sabemos bien que las ventajas comparativas son meras potencialidades o materia de despojo de fuerzas externas si no se construyen las ventajas competitivas e infraestructura, educación y los servicios que se requieren para aprovechar las potencialidades existentes. Sintetiza: “Estaremos inmovilizados o caminando hacia una situación de inestabilidad cada vez mayor, si nos percatamos de que, para mejorar a Oaxaca, es necesario remover las estructuras que nos hacen tan desiguales y nos mantienen en el atraso”. Asimismo, definir una estrategia que nos permita avanzar de abajo hacia arriba-y de arriba hacia abajo-y actuar bajo un esquema que dé voz, organización y participación al pueblo, y haga del Estado, una agenda democrática y eficiente, líder del desarrollo de Oaxaca. La escolaridad en Oaxaca En el contexto actual de competencia global en los ámbitos de la vida económica, científica, cultural, política y social; en una sociedad del conocimiento y de la información, la educación cobra sentido e importancia. Sentido y valor estratégico que la visión corta de nuestros gobernantes no la han podido dimensionar. Hoy más que nunca es más importante contar con un pueblo más formado, con altos niveles de especialización y con habilidades para seguir aprendiendo porque cada día los conocimientos que ayer parecieron nuevos, hoy se desfasan, empiezan a envejecer; hoy por hoy el factor que representa mayor rentabilidad económica y social es un pueblo con mayor educación. Y en ese sentido Oaxaca camina a la zaga. Oaxaca tiene inmensos retos, Oaxaca tiene grandes rezagos. Iniciar cuanto antes todos, todos juntos con dirección y sentido, es urgente, indico el Doctor Raúl Hernández Reyes. Hoy esbozamos el reto de la escolaridad de nuestra población adulta. Mientras los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuentan con un promedio de escolaridad de 12 años (grados escolares) o más es decir, bachillerato concluido que incluyen a Canadá y a Estados Unidos, países compañeros de viaje de México en un bloque comercial de libre comercio desigual, México, para el año 2000, contaba con 7.4 grados de escolaridad pero Oaxaca, nuestro estado, sólo cuenta con 5.6 grados es decir tenemos un país que no compite con sus socios comerciales y un estado que no termina en promedio la primaria y cuyo problema educativo es todavía más grave, más complejo, con una profunda y preocupante crisis. Veamos: En una primera mirada, la preocupación es grande y la ocupación es impostergable. El incremento sustantivo de la escolaridad no se alcanza en el corto plazo. Entre 1970 y 1990 se creció sólo en 3.27 grados de escolaridad promedio a nivel nacional, Oaxaca sólo creció 2.77 grados, es decir, sólo un grado o un poco más por década. En 1970, la población adulta de Oaxaca contaba con 1.9 grados su escolaridad y en 1990 de 4.6. Para el 2006 se estima que contaba con 6.5 grados. Segunda reflexión, si el Distritito Federal en el año 2000 contaba con 9.6 grados de escolaridad y Oaxaca arañaba el sexto grado de primaria (5.6 grados), las distancias son abismales y el tiempo es muy considerable. Si Oaxaca ha crecido, desde 1970, en promedio de escolaridad un grado por década y la distancia con el D.F. son de cuatro grados. A ese ritmo estamos de 40 años de poder igualarlo y a 20 años del promedio nacional que es de 7.4. Una reflexión grave devastadora y para nada catastrófica o sensacionalista. Las desigualdades al interior del estado son aún más preocupantes. Para 1990, el distrito del Centro el de mayor desarrollo educativo o grado de escolaridad contaba con 7.8 grados de escolaridad y para el 2000, con 8.9 grados de escolaridad. En contraposición de los distritos menos desarrollados o con menos escolaridad como son Teotitlán y Juxtlahuaca, con 2.85 y 2.66 grados respectivamente para 1990 y 3.5. y 3.4 respectivamente para el 2000, el panorama es desolador, es devastador, es una zona de desastre. En otras palabras, Juxtlahuaca, para ubicarse en términos de escolaridad como se encuentra hoy el distrito del Centro, con la misma velocidad que ha venido ocurriendo en el tiempo, necesitará 50 años para lograrlo. Abismal, criminal su condición. Esperemos que los resultados definitivos del Censo de Población del 2010 no nos desencanten aún más. Para nada es de asombrarse que los estados muy pobres como Oaxaca y a su interior los distritos y regiones más pobres aún, con población indígena, con menor poder político, son los que han permanecido históricamente, por muchas décadas con los más bajos índices de escolaridad y con los más altos grados de rezago educativo necesitaran más de 50 años con el ritmo de crecimiento actual para estar con los niveles de los estados del país más desarrollados y a 60 o 70 años para los niveles de los países de la OCDE. Es catastrófico. Además, México y Oaxaca se ubican ya en un escenario en el que su población envejece con rapidez que hará más difícil su mano de obra calificada en términos de productividad y beneficio laboral; provocará desencanto y no verán un futuro prometedor en la escolarización y la formación. La consigna inmediata y su concreción respectiva tendrá que ser que ningún niño o población en edad escolar fuera de la escuela; una política pública que sin simulaciones invierta de manera creciente en educación y mejore permanentemente la calidad del sistema educativo; una política pública educativa y productiva de formación permanente que no descanse únicamente en el sistema escolarizado si no busque alternativas de transmisión del conocimiento y competencias a la sociedad. Urge encontrar ecos en una alternancia que ya tiene un año de haber iniciado, señaló el Coordinador del libro Ecos de la Alterncia.
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