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Feria del Tamal, variedad culinaria con identidad nacional

Lunes 30 de enero, 2012.
09:07 am
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Oaxaca, México.- De dulce, chile y hasta dietéticos en la edición XX de la Feria del Tamal, que se realiza en el Museo Nacional de Culturas Populares desde el 28 de enero y hasta el 2 de febrero, el Día de la Candelaria.   Conaculta, a través de la Dirección General de Culturas Populares, realiza esta reunión gastronómica en la que se presenta una amplia variedad de recetas del ancestral alimento. En la Feria del Tamal, este año participan 35 productores distintos estados de la república, como Puebla, Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Guanajuato, Morelos, Veracruz, Hidalgo, Yucatán, Tamaulipas, Tlaxcala, Coahuila, Estado de México y Distrito Federal. A ellos se suman representantes de América Latina, de países como Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, Argentina y Nicaragua, quienes promueven en el paladar mexicano sus sabores tradicionales, mismos que son un reflejo de los recursos con que cuentan sus regiones de origen. Los tamales de Argentina, por ejemplo, incluyen una variedad preparada con arrachera; los de Perú, plátano, y los de Colombia son condimentados con café. Así, cada uno de éstos se suma a los mexicanos para ofrecer una variedad aún más amplia. DE CHILE, MOLE Y… DE MANTEQUILLA Desde el ingreso a las instalaciones del Museo Nacional de Culturas Populares, el olfato es invadido por una serie de aromas que hacen despertar el apetito, al tiempo de provocar una serie de recuerdos que pueden encontrar su origen en la infancia o llevarnos hasta la época prehispánica. Los tamales son hechos a partir de la misma combinación de ingredientes: maíz, frijol, calabaza, chile, tomate, ajo, cebolla, epazote, y los más antiguos, con manteca de cerdo… pero los tiempos han cambiado y ahora los artesanos cocineros de este platillo han modificado la receta para evitar problemas de salud a los consumidores. Las versiones más modernas han sustituido la manteca con la mantequilla, lo cual los hace más ligeros sin perder su sabor y, por tanto, ocasionan menos complicaciones digestivas a quienes los consumen. Aunque, desde luego, no faltan las versiones que siguen el modo tradicional de prepararlos. En todo caso, el resultado es el mismo, pues la gente que visitó la Feria del Tamal este sábado 28 de enero, su primer día de actividades, consumió por igual todas las versiones disponibles. Así que es muy probable que, a pesar de las buenas intenciones de los cocineros, los problemas digestivos ocurran inevitablemente. Pero el “sacrificio” bien valió la pena, pues el sabor, consistencia y sazón de los responsables de la preparación de los tamales se convierte en una involuntaria competencia de imaginación y creatividad, en la que los ganadores resultan ser los consumidores. Toño y Laura son una pareja de jóvenes que decidieron pasar la tarde en el Museo Nacional de Culturas Populares, de donde después ya no podían salir. La razón era muy simple: no se ponían de acuerdo en cuáles serían los últimos tamales que probarían en esta ocasión. “Es que yo quiero de los argentinos, pero ella no los quiere probar. Lo de menos sería comprar uno distinto cada quien, pero quedamos en que íbamos a compartir un último tamal antes de irnos, así que no sé, igual le ‘entro’ a los que ella quiera, no pasa nada, todos están muy ricos”, comentó Toño. “Pero es que ya comimos varios –reconoció ella sin pudor–, todos de México, en particular de Chiapas y del Estado de México, que son los que más nos gustan, porque ya hemos venido en otras ocasiones y los conocemos bien. Lo que yo digo es que mejor otro día regresamos y probamos los argentinos, que se ve tienen un sabor muy distinto a los de aquí. Pero sí, no hay problema, el ¡chiste es seguir comiendo!”, dijo Laura entre risas. Dulces o salados, de rajas con queso, de frijol, verdes, rojos, de mole con pollo o carne de puerco, de chocolate, piña o nata se reúnen en esta fiesta de sabores que forman parte esencial de la cultura tradicional de México, pues su existencia es más antigua que las tortillas y están relacionados a ritos dedicados a sus deidades. Para los primeros pobladores, el maíz era símbolo generador de vida, de identidad, de esencia religiosa y espiritual, espíritu que aún prevalece en algunas culturas, pero que en la sociedad actual representa parte de la tradición y, sobre todo, un delicioso manjar que sí es digno de los dioses.

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