| | Oaxaca de Juárez |
Sábado 20 de abril, 2024.
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El hecho histórico ocurrió al margen derecho del Río Atoyac, metros antes de la entrada antigua a Xoxocotlán y fue plasmado en un cuadro por el artista oaxaqueño Urbano Olivera por órdenes del primer arzobispo de Antequera, Eulogio Gillow y Zavalza.
El pintor originario de Talea de Castro realizó la obra que aún se encuentra en la nave derecha del templo de San Juan de Dios; detalla la llegada de las fuerzas expedicionarias enviadas por Hernán Cortés, el 25 de noviembre de 1521 al margen derecho del Río Atoyac, al pie del árbol de guaje.
El Templo de San Juan de Dios, declarado monumento histórico en 1934, fue el primero que se construyó en la Ciudad de Oaxaca y fungió como Catedral, desde donde cada año partía una procesión hacia el guaje histórico, donde hubo una ermita dedicada a las ánimas. La tradición culminó en 1810, a inicios de la Independencia de México.
El árbol del guaje también fue representado en el escudo del estado de Oaxaca, elaborado por maestro Alfredo Canseco Feraud y autorizado por el Congreso del Estado en 1950, en el tiempo del gobernador Eduardo Vasconcelos.
Y como un reconocimiento más, en el aniversario 480 de la Ciudad de Oaxaca, fueron sembrados cuatro ejemplares: en el Paseo Juárez El Llano, en el Jardín Carbajal ubicado en la calle Macedonio Alcalá esquina Humboldt y en el Zócalo de la ciudad, con el propósito de preservar la esencia de la cultura oaxaqueña.
El guaje en crónicas prehispánicas
El guaje también figura en crónicas prehispánicas, como la que señala la conquista del emperador azteca Ahuizotl, quien en 1486 mandó a un grupo de soldados mexicas quienes fungían como correos, a vigilar el territorio zapoteca. Ellos dieron cuenta de la riqueza de este valle, poblado de verdes y frondosos árboles de guaje.
Al frente de los zapotecas estaba el rey Cosijoeza, el gran tlatoani de los zapotecas, que gobernaba en el municipio que hoy se conoce como Zaachila y quien finalmente accedió a esa transición religiosa, a través de su bautizo, registrado en una pintura que también se encuentra en el templo de San Juan de Dios.
Más tarde en 1521, los españoles también fueron cobijados por hermosos paisajes y asombrados por su vegetación, nombraron a este territorio Huaxyacac, que significa punta o nariz de guajes y en estas historias hechas crónica, narradas por el maestro Rubén Vasconcelos, los árboles de guaje se encuentran presentes, recordándonos su importancia, nuestras raíces y las tradiciones casi en extinción.
El guaje
Actualmente existen escasos árboles de guaje y poca gente conoce su importancia, sus propiedades curativas y gastronómicas, pues su vaina se prepara en salsa, se come en vaina sola y sirve para condimentar algunos alimentos e inclusive como desparasitante, apuntó el cronista de la ciudad, Rubén Vasconcelos Beltrán.
La iniciativa de sembrar los árboles de guaje, en el aniversario de la Ciudad, fue del municipio de Oaxaca de Juárez, a través de su Dirección de Medio Ambiente Sustentable, que dirige Alberto Toriz Roldán.
El funcionario explicó que la elección fue por su simbolismo y por sus propiedades naturales que le permiten fijar el nitrógeno y enriquecer el suelo; que no requieren de mucha agua para sobrevivir y son resistentes a plagas.
Además poseen bellas ramas compuestas por pequeñas hojitas, angostas, alargadas, que se cierran durante la noche y sus vainas que florecen todo el año luciendo en la copa redonda que da sombra de forma generosa, y que en su madurez llega a los diez metros de altura.
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