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Jóvenes wixáritari retratan sus primeras experiencias urbanas

Viernes 06 de julio, 2012.
03:53 pm
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Oaxaca, México.- ¿Cómo en una fotografía se registra la emoción y lo que percibe un indígena al conocer por primera vez una ciudad? Sarah Corona Berkin atendió está interrogante y los resultados los da a conocer ahora a través del libro Postales de la diferencia. La ciudad vista por fotógrafos wixáritari, que se presentó la noche de este jueves 5 de julio en el Patio Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares.

La presentación fue moderada por Regina Martínez Casas y estuvieron presentes Guillermo de la Peña, doctor en Antropología Social; Leonard López Morán, Antropólogo Social; Lilia Rebeca Rodríguez, doctora en Ciencias Sociales y Sarah Corona Berkin, doctora en Comunicación.

El libro está integrado por 139 páginas que ofrecen al lector 97 fotografías tomadas por un grupo de 31 jóvenes wixáritari, de entre 13 y 16 años, que salieron por primera vez durante seis días de su comunidad San Miguel Huaixtita, Jalisco, en la Sierra Wixárika, para visitar la ciudad de Guadalajara.

Estas fotografías muestran la forma en la que los jóvenes se acercaron a la vida de la ciudad y las sensaciones que en ellos provocó. Por eso se pueden ver imágenes de filas de carros, fuentes, puentes, flores, arboles, edificios, casas, catedrales, banderas, estacionamientos, una plancha, un río, animales, zapatos de tacón y payasos. También a personas, niños sonrientes, felices, sorprendidos de la vida “acelerada” en la ciudad. En sus imágenes también se percibe humillación y lástima al ver animales encerrados o personas en sillas de ruedas.

En este sentido y durante su participación en el evento, Leonard López comentó que la publicación debe verse como una aportación a la cultura visual de nuestro país y a la historia de la fotografía, ya que ofrece una interpretación fresca de lo que hoy en día significan las comunidades indígenas en el país.

“El libro nos describe historias y percepciones indígenas en una ciudad como Guadalajara. En este sentido, refleja el encuentro que tienen estos muchachos, el cual confronta dos mundos; el indígena y el mestizo, a partir de la percepción que se tiene del otro.

“En el texto vemos el espacio que existe entre nosotros (el grupo cultural y social) y los otros (aquellos que no forman parte de él), es decir, una diferencia que se da entre la diversidad e identidad de los pueblos”.

Lilia Rebeca detalló que el texto ofrece al lector una visión intensa e interesante del mundo.  Esto a través de tres ejes; uno enfocado a la noción de estética, el segundo relacionado con la aparición de la oralidad y el tercero relacionado con la instrumentalización tecnológica.

“Las fotografías, nos ofrecen una aproximación distinta al concepto de estética para pensarla como una experiencia en donde lo que se produce es un impacto emotivo relacionado con la construcción de la identidad del mundo, en donde de forma exclusiva se logra un cruce de la mirada, en donde el sujeto indígena es visto de manera distinta.

“Desde un sentido de denuncia de sus condiciones de vida o de grupo en donde ellos ya no son objetos de racismos, de estudio o piezas de museo porque se ven bonitos, sino como fotógrafos que hacen una serie de tomas que nos comparten un hallazgo, los cuales conciben la cámara fotográfica no como una mediación sino como un instrumento que captura su realidad”.

Guillermo de la Peña destacó que el libro permite cuestionar radicalmente muchas ideas que se tienen sobre la diversidad cultural. Particularmente la manera “exótica” en la que siempre se ha mirado a los indígenas.

“Es un libro desmitificador y muy crítico de manera implícita y elegante. Nos muestra como los indígenas no son más exóticos que nosotros, que ninguna cultura es superior a otra y que todas las culturas pueden aprender de las otras.

“Es un texto que también nos permite ver como desde la mirada de estos muchachos indígenas, que la mayoría nunca había salido de la Sierra, los jóvenes se pueden apropiar de muchos aspectos de la cultura y de la identidad mestiza nacional, sin perder su identidad, para ser productores de discursos”.

Para concluir la presentación, Sarah Corona dijo que el libro propone un juego de miradas que permite ampliar la visión antropológica, poner énfasis en la política y el derecho a la igualdad discursiva para promover una equidad rigurosa entre todas las distintas personas que integran el espacio público.

“El libro no rescata ni lo antiguo, ni las esencias de los indígenas. Propone la autonomía de las propias miradas que no es esencial, sino que se construye en un juego de miradas. La fotografía etiqueta a los otros, los excluye, los nombra y disminuye.

“En este sentido, las fotografías del texto nos permiten conocer otro aspecto de los wixáritari  que destruye la falsa imagen de lo que se entiende por indígena, porque nos ofrece una en donde son vistos como jóvenes modernos e indígenas a la vez”.

Postales de la diferencia. La ciudad vista por fotógrafos wixáritari se encuentra a la venta en todas las librerías Educal. Para más información sobre los precios y lugares de venta se puede visitar: www.educal.com.mx

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