Terapia Gestalt revierte depresión en hombres con VIH

Oaxaca, México.- El de varones de 15 a 49 años es el grupo más abundante de personas con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en México. La mayoría pertenece a la Población Económicamente Activa (PEA), son hijos o padres de familia y muchos ocultan que ejercen el sexo con otros hombres, aunque no se ubiquen en la homosexualidad y sus preferencias transiten entre la bisexualidad y la transexualidad clandestinas.

La opacidad que mantienen al respecto, los orilla a revelar sus prácticas si reciben el diagnóstico de que viven con VIH. “Al creer que es un virus mortal y verse descubiertos, se deprimen y aíslan, no siguen el tratamiento médico y dejan de comunicarse con familiares y amigos, lo que agrava su situación física y emocional”, afirmó Nadia Guadalupe Ibarra Hidalgo, egresada del doctorado en Psicología de la Salud de la facultad del área (FP) en la UNAM.

La especialista dedicó su tesis de grado a impulsar dos grupos de terapia Gestalt grupal entre población masculina hospitalaria del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), y demostró cómo 14 varones seropositivos avanzaron del aislamiento a la aceptación para contender con el virus y su entorno social.

“El VIH ya no es mortal, sino crónico. Decirlo a los pacientes es el primer paso para que su actitud cerrada comience a abrirse hacia la asimilación, la aceptación y la acción”, relató Ibarra en entrevista.

Un segundo paso es convencerlos de respetar con responsabilidad los tratamientos médicos, que son muy eficaces, pero requieren seguirse al pie de la letra para mantener al paciente con buena calidad de vida.

Y un tercero, es invitarlos a participar en una terapia grupal, donde pueden exponer temores, dudas y angustias ante otros varones que viven situaciones similares, así como recuperar la comunicación con sus parejas y otros familiares.

“El cambio después de la terapia fue significativo. Ellos modificaron su actitud respecto al VIH, lo aceptaron como un virus controlable y comenzaron a comunicarse para vencer la depresión”, reveló.

Egresada de la licenciatura en Psicología de la UNAM, Ibarra Hidalgo cursó una maestría en el Instituto Humanista de Terapia Gestalt, y luego regresó a esta casa de estudios para el doctorado.

“La idea de la tesis fue demostrar los efectos de la terapia grupal sobre el afrontamiento y el apoyo social en hombres con VIH. Es terapia humanista y se basa en las interacciones entre la persona y su entorno, así que me pareció especialmente adecuada para este tipo de pacientes”, dijo.

Del silencio a la terapia

El reto de la universitaria inició al percibir en los 14 pacientes que, ante el diagnóstico, todos redujeron el “repertorio de estrategias de afrontamiento”, es decir, las posibilidades de afrontar su enfermedad, y aumentaron la retracción social debido al estigma y la discriminación que limitan el apoyo social que perciben las personas portadoras.

Esto ocasionó un círculo vicioso, pues en condiciones de angustia y depresión necesitamos mayor soporte emocional de nuestros seres queridos. “Pero en vez de apoyarse en otros, se aislaban”, añadió.

Del silencio a la terapia, los pacientes lograron modificar su actitud, canalizar sus temores a la muerte y a la enfermedad, conocer el estatus actual y mejorar su calidad de vida.

“Al tratarse de un grupo hospitalario se eligió la terapia grupal, que resultó muy útil e intensiva”. La primera parte del estudio fue exploratoria y se propuso encontrar una correspondencia entre los efectos percibidos por el grupo de participantes en terapia grupal Gestalt, y los efectos esperados por los terapeutas que la practican.

La segunda parte fue multimétodo (cualitativo-cuantitativo); se propuso hallar una relación entre el aumento del repertorio de estrategias de afrontamiento, y la mejoría en la funcionalidad y satisfacción con el apoyo social recibido.