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En Oaxaca, jóvenes indígenas defienden su derecho a decidir

Jueves 11 de octubre, 2012.
02:13 pm
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Citlali LÓPEZ/CIMAC Oaxaca, Mméxico.- Ana Sosa tiene la misma edad que su madre cuando se casó; pero a sus 17 años, la joven de comunidad rural mira el mundo desde otro enfoque. Ella rechaza ser madre adolescente porque conoce y ejerce sus derechos sexuales y reproductivos. Aunque con menos incidencia, las mujeres de Teotitlán del Valle, municipio de la región de Valles Centrales del estado de Oaxaca, estaban esquematizadas a las labores domésticas, así como a parir y cuidar hijos. Actividades como cocinar, lavar la ropa, asear y servir al padre y los hermanos, eran como normas no establecidas que las jóvenes tenían que cumplir como preparación para el matrimonio, situación que ocurría antes de rebasar los 20 años, dice Ana según las experiencias relatadas por su madre y abuela. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refiere que el promedio de hijas e hijos nacidos vivos de las mujeres de áreas rurales es superior al registrado en áreas urbanas. En promedio las mujeres rurales de 12 y más años tienen 3.2 hijos nacidos vivos porque inician a más temprana edad su ciclo reproductivo. Rompiendo aquellos esquemas tradicionales, la joven estudiante de quinto semestre en el Bachillerato Integral Comunitario abrió espacios para difundir y hacer valer su derecho a decidir sobre su sexualidad y fecundidad. Ella forma parte de una red a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las y los jóvenes en las comunidades rurales e indígenas de Oaxaca. “En cuestión de derechos sexuales y reproductivos hay poca información porque es un tema casi prohibido en las comunidades; eso arroja a que las jóvenes caigan en un embarazo temprano y abandonen por completo la escuela”, advierte. Por ejemplo, de cada 100 mujeres rurales de 15 a 19 años, 12 tienen al menos un hijo nacido vivo, contra 10 de cada 100 urbanas; en tanto que 54 de cada 100 mujeres rurales contra 43 de cada 100 urbanas de 20 a 24 años cuentan ya con al menos un hijo. Lo anterior, expresa Ana Sosa, tiene que ver con la falta de información y acceso a métodos anticonceptivos porque en las comunidades rurales e indígenas no se habla de sexualidad. “Hablar de estos temas es un proceso de mucho tiempo, pero lo importante es que nos atrevamos a hacerlo por nosotras mismas”, añade. RESISTENCIA EN LAS COMUNIDADES De las oaxaqueñas que habitan en comunidades rurales, 36 de cada 100 son niñas de 0 a 14 años; 25 de cada 100 son jóvenes de 15 a 29 años; 17 tienen entre 30 y 44 años; 11 de 45 a 59 años, y la misma proporción (11 de cada 100) tienen 60 y más años. El promedio de edad de las mujeres rurales del estado es de 22 años. Soraida Martínez, originaria de Tlacochahuaya, municipio cercano a Teotitlán, porta sin temor su camiseta con el lema “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Usa condón”. Las miradas no se hacen esperar sobre la leyenda de la joven, pero poco a poco los adultos comenzaron a aceptar que las mujeres hablen de anticonceptivos. Ella tiene 18 años y en 2011 se integró a la Red de Jóvenes de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD). Desde entonces se dedica a difundir entre sus compañeras parte de los conocimientos adquiridos sobre los derechos sexuales y reproductivos, pues asegura que este es uno de los temas fundamentales para que las mujeres tomen conciencia y dejen la falsa idea de un destino dedicado únicamente a la maternidad. Sori –como le dicen en su pueblo– no ha escapado de la crítica y los señalamientos, pero aún así no da un paso atrás en su labor porque quiere aportar su granito de arena para cambiar el destino de las mujeres de su comunidad. Estéfani Alejandra García Juárez tiene 16 años y cursa el tercer semestre de bachillerato. Comenta que la mayoría de las mujeres de las comunidades rurales viven violencia en sus hogares porque conservan la idea de que el marido es quien decide sobre ellas. Antes de formar parte de la Red de Jóvenes de CDD, su proyecto de vida era casarse antes de los 20 años y tener hijos. Ahora su idea es estudiar psicología y el matrimonio está lejos de sus metas. El proyecto del cual forman parte estas jóvenes de comunidades rurales se denomina “Promoviendo el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva entre adolescentes de comunidades indígenas y rurales en México”, desarrollado en los estados de Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y Guerrero. En Oaxaca son nueve comunidades donde se aplica el proyecto, entre éstas Teotitlán y Tlacochahuaya, con participación de jóvenes de Mitla, Macuilxochitl, Tlacolula, Santa Ana, entre otras. Antonio Bautista Ayala, integrante de CDD, explica que ser indígenas y rurales establece más barreras que en las zonas urbanas sobre este tema, sin embargo destacó que las jóvenes comienzan a sentirse sujetas de derecho. El próximo 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Rural, establecido por la ONU en su resolución 62/136 del 18 de diciembre de 2007, para reconocer la función y contribución decisivas de las mujeres rurales, incluidas las indígenas, en la promoción del desarrollo agrícola, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza en el campo. En México se considera como población rural a la que reside en localidades de menos de 2 mil 500 habitantes, y población urbana a la que habita en localidades con 2 mil 500 habitantes o más. 12/CL/RMB
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