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Museo de Atzompa, rescata y difunde el legado zapoteca

Viernes 26 de octubre, 2012.
03:57 pm
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Oaxaca, México.- Un conjunto de 98 piezas prehispánicas de más de mil años de antigüedad,  recuperadas a lo largo de seis años de exploraciones en la Zona Arqueológica de Atzompa, en Oaxaca, se exhiben en el museo comunitario de esta antigua ciudad zapoteca, que recientemente se abrió al público. Ollas monumentales, vasijas efigie, almenas, marcadores de juego de pelota, figurillas de animales, y navajillas de pedernal y obsidiana son algunos de los objetos que integran la colección permanente del Museo Comunitario de Atzompa. Este espacio fue creado por iniciativa del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), y su administración está a cargo de la comunidad indígena de Santa María Atzompa, poblado reconocido por su producción alfarera, cuya tradición se remonta a la época prehispánica. De acuerdo con Laura Mendoza, curadora de la exposición, “el museo hace un recorrido por la vida de los zapotecos que habitaron Atzompa del año 650 al 900 después de Cristo, mediante aspectos como la cosmovisión, organización social y tradiciones funerarias, así como la producción cerámica que pervive en la población actual”. Del total de las 98 piezas arqueológicas que se muestran, cerca de 90% son de cerámica y el 10% restante de lítica pulida y tallada. El recorrido por la muestra está enriquecido con una serie de imágenes del fotógrafo Rafael Doniz, y de arqueólogos y museógrafos que intervinieron en el montaje del museo, además fotografías captadas en la zona en los años 60 por la etnógrafa Charlotte Stolmaker. La exposición se integra de siete núcleos temáticos: Descripción del sitio, Relación cultural entre Monte Albán y Atzompa, Los antiguos zapotecos y su relación con el medio ambiente, El estilo arquitectónico y el patrón de asentamiento como reflejo de la organización social, Cosmovisión y religión zapoteca, Las tumbas de élite en Atzompa y La cerámica prehispánica de Atzompa. El primer apartado brinda los datos generales de la urbe prehispánica, como su periodo de ocupación, extensión, los complejos arquitectónicos que lo integran y la manera como éstos fueron dispuestos en las laderas del cerro; en el segundo se explica al visitante que Atzompa no fue un sitio aislado sino un emplazamiento de Monte Albán. “El siguiente módulo trata de la relación de los antiguos zapotecos con la naturaleza; actualmente el sitio es un área reforestada, sin embargo, antes había gran variedad de especies como quetzales, jaguares y monos; esta riqueza se perdió, sin embargo, tenemos evidencias arqueológicas que hablan de su existencia”, abundó la arqueóloga Laura Mendoza. El cuarto núcleo refiere cómo se organizaba la sociedad, en la parte principal habitaba la nobleza y la gente común se distribuía en las laderas del cerro; lo anterior también es perceptible en las características de los conjuntos habitacionales, ya que las casas de la élite eran de mayor tamaño y tenían elementos decorativos. En la quinta sección se muestra la manera como los antiguos habitantes de Atzompa entendían el mundo y su relación con la naturaleza, un ejemplo de ello son las vasijas efigie en las que representaban animales, deidades, gente común y de la élite. “Al respecto, se exhiben recipientes que aluden a personajes de alto rango que portan adornos, algunos también tienen glifos que los identificaban, por ejemplo, se han localizado nombres como ‘Planta jabonosa’ o ‘Uno nudo’, que corresponden a vasijas encontradas en la Casa de los Altares”, explicó Laura Mendoza. Respecto a las urnas con atributos de deidades, añadió la curadora, se identifican personajes con orejeras y máscaras bucales, “pareciera que deformaban a la persona pero en realidad estaban encarnando una fuerza, entre los dioses que se han documentado está Cocijo, señor de la lluvia”. Una de las piezas más emblemáticas del museo es una vasija octagonal asociada a dicha deidad —de 55 cm de largo, 17 de ancho y 28 de alto— que si bien no se encontró en un edificio principal del sitio arqueológico, sino en la ladera norte del cerro, corresponde a la época I, es decir, al año 500 a.C.; se trata de una de las representaciones más antiguas de dicho dios en Oaxaca. El sexto apartado aborda (a través de texto e imágenes) el reciente hallazgo de un edificio funerario con tres cámaras mortuorias, cuyos patrones constructivos no se habían identificado en Monte Albán. Por último se muestra la continuidad de la producción cerámica; los objetos de Atzompa son generalmente de barro gris y de estilo homogéneo; un caso relevante son las ollas globulares —90 cm de diámetro y 1.2 m de alto, aproximadamente— quizá utilizadas para almacenar granos o agua. “En México no se conocían formas cerámicas tan grandes; se trata de objetos que en la actualidad ya no se hacen por lo complejo de su elaboración, lo que habla de la maestría de los antiguos artesanos zapotecos”, explicó la curadora Laura Mendoza. El Museo Comunitario de Atzompa se ubica en el camino de acceso a la zona arqueológica, el horario de visita es de lunes a domingo de 8:00 a 17:00 horas. Donativo: 15 pesos. La gente de Santa María Atzompa está exenta de pago. Conservación del patrimonio recuperado en Atzompa La mayoría de los objetos que actualmente se exhiben en el museo comunitario fueron sometidos a una minuciosa restauración, proceso realizado en el laboratorio arqueológico de recepción, clasificación, análisis y resguardo de materiales, creado en 2008 en las inmediaciones del sitio prehispánico. En este campamento trabajan especialistas del INAH y gente de la comunidad aledaña. “La labor en el laboratorio comienza cuando se reciben los materiales encontrados durante las excavaciones, en ese momento se lavan las piezas, se etiquetan y se concentran en un espacio especial. Luego se analizan y se hace una selección de los objetos dependiendo del lugar donde fueron encontrados”, explicó Gilberto Hernández Díaz, coordinador del Laboratorio de Atzompa. “Posteriormente —agregó— se restauran los objetos, proceso en el que intervienen restauradores y artesanos de la comunidad, que son los conocedores de las técnicas ancestrales. Una vez terminado lo anterior se clasifican por tipo y se resguardan en una bodega especial para su óptima conservación. Actualmente el acervo se compone de sahumadores, braseros, máscaras, figurillas, urnas, silbatos y ollas”. Cada pieza recuperada representa un logro para el proyecto arqueológico, sea ésta un utensilio sencillo de tipo doméstico o una escultura monumental cargada de simbolismo, como una de las almenas procedentes de una casa de élite o un mascarón del dios Cocijo, concluyó el arqueólogo. Liga de video del Museo Comunitario de Atzompa: http://youtu.be/CNlAqgB2mno
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