“Ahora este espacio se encuentra en proceso de rescate y restauración para ser integrado al mencionado centro cultural, como parte del rescate integral del exconvento de San Pablo”, comentó.El primer paso será suprimir los elementos añadidos durante los siglos XIX y XX. “Por ahora, la imagen que tiene es de una vivienda habitacional y su atmósfera como convento se ha perdido por las remodelaciones que padeció, aunque hay elementos característicos conventuales, como las bóvedas de cañón, las bóvedas de arista y su pintura colonial que ayudarán a recuperar su aspecto original”. Mientras tanto, Fernanda Martínez, restauradora del INAH, realiza calas en la pintura del espacio, donde ya ha identificado la más primitiva del convento, que es una blanca con guardapolvo rojo correspondiente al siglo XVII. ANTIGÜEDAD PREHISPÁNICA Sobre los restos de ocupación prehispánica del año 800 a. de C., Virgilio López dijo que éstos se hallan a una profundidad de tres metros, por lo que no se pueden observar a simple vista y corresponde a la continuidad de un edificio en el costado opuesto del centro cultural, detectado en 2009, pero que hasta el momento se desconocían sus dimensiones precisas. Al respecto, Sebastian van Doesburg, investigador de la FAHHO, comentó que este tipo de trabajos arqueológicos ayudarán a comprender mejor los antecedentes de la ciudad. “Oaxaca tiene un problema: sólo se aprecia lo que se ve, pero hay poco conocimiento de la información del subsuelo de la ciudad”. ¿Qué había bajo la ciudad de Oaxaca antes de que se construyeran las casas que hoy vemos?, ¿hubo presencia prehispánica o no bajo de la actual ciudad oaxaqueña? Esas son dos preguntas que los investigadores aún se plantean.
“Algunos aseguran que sólo había un sitio pequeño al centro, otros que todo era una ciudad prehispánica… ¡bueno!, son discusiones teóricas que no se van a resolver hasta que realmente hagamos más excavaciones de este tipo”.Así que con estos hallazgos hoy se sabe que bajo el exconvento de San Pablo hubo un asentamiento de mayor tamaño que data del preclásico formativo, es decir, de la época anterior al establecimiento de la ciudad de Monte Albán. Esto confirma que al menos sí hubo pequeños asentamientos en el área donde hoy se encuentra la ciudad, en la época formativa, lo cual cambia la idea de que bajo Oaxaca no hubo sitios durante el preclásico, afirma Van Doesburg. Pensemos que ésta fue una zona de amortiguamiento entre los distintos brazos de los valles centrales. Durante los años 60 y 70 se dijo que en el centro de Oaxaca no hubo asentamientos, pero eso fue porque éstos fueron cubiertos por una gruesa capa de depósitos aluviales de los ríos Jalatlaco y Atoyac. “Parecía que no había nada. Hoy sabemos que sí hay restos de la época formativa, donde vivieron familias de la élite zapoteca en lo que hoy es el centro de Oaxaca”. SERÁ SALA DE EXPOSICIONES Lo primero que se hará en Independencia 906, novena adquisición para recuperar el exconvento de San Pablo (hoy Centro Cultural San Pablo), ha sido la evaluación de su estructura. En términos arquitectónicos este espacio recuperará la imagen que tuvo durante el siglo XVII, con espacios continuos en lo que fuera un corredor, con sus bóvedas de arista y un patio de iluminación al que después le adaptaron nuevas crujías después de 1860, año en que se fraccionó el convento. Una vez concluida la restauración, los arqueólogos recuperarán el espacio que correspondió a la Sala De Profundis (antesala de oración) y el comedor del convento, para dar vida a una sala de exposición con un clima mejor controlado, en el que la FAHHO invertirá 22 millones de pesos. En noviembre próximo también estará lista la primera etapa de la restauración de la antigua Estación del Ferrocarril de Oaxaca, inaugurada por Porfirio Díaz el 13 de noviembre de 1892 en el Centro Histórico de esta entidad, que en el futuro funcionará como centro cultural, que incluirá: museo del ferrocarril, ciclovía, biblioteca infantil, un espacio para proyección de películas, exposiciones, conciertos y otros eventos culturales, comentó Gerardo Virgilio López, coordinador del Taller de Restauración de la FAHHO. La historia de este espacio es sencilla. Luego de que en 1995 se realizara la desamortización del patrimonio ferroviario, la estación quedó a punto del abandono, aunque fue hasta 2004 cuando hizo su último viaje a la ciudad de Cuicatlán. Un año después algunos extrabajadores ferrocarrileros y habitantes de la zona abrieron un improvisado museo del ferrocarril que sostuvieron a lo largo de ocho años, cuando se colapsó una barda de adobe a causa de las lluvias y los sismos. Fue entonces cuando la FAHHO realizó un proyecto de rescate, mientras que el municipio aportó cerca de 26 millones de pesos con presupuesto destinado a Ciudades a Patrimonio otorgado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2014. Esta primera etapa se concluirá y será abierta de inmediato para evitar que la zona pierda movilidad, detalló el arquitecto, sin embargo, requerirá una segunda etapa que incluirá la recuperación de exteriores, el andén y los jardines por un monto cercano a los 30 millones de pesos; le seguirá una tercera etapa para conservar y rescatar el taller de reparación de vagones por 80 millones de pesos; y una cuarta etapa que atenderá el patio de maniobras, adaptará un tren como biblioteca infantil y una ciclovía. Cabe señalar que esta antigua estación del ferrocarril es un espacio protegido por el plan parcial de conservación del municipio y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como espacio histórico. “Es más, el INAH tiene cinco inmuebles catalogados: la Estación del Ferrocarril, la bodega, un tanque de agua, la casa del jefe de estación y una zona de campamento que era donde vivían los ferrocarrileros”, detalló. Por eso la idea de este proyecto no es propiamente la construcción de un espacio, sino el reciclaje y la adaptación de los espacios existentes, incluyendo edificios, vagones, vías para que se minimice a toda costa el impacto de alguna nueva construcción, dijo. La primera etapa ha recuperado el edificio de la estación y la bodega, a partir de sus elementos originales, con esa modesta influencia victoriana. “La ventaja para recuperar la estación es que existen muchas fotografías de época, algunas captadas por la familia Hamilton, que están en la Casa de la Ciudad, y otras que hemos recuperado en revistas como Nuevo Mundo de 1898.” En términos generales, los trabajos de esta etapa implicó la reparación de grietas en muros y vanos de la estación, que en unos meses recuperará su condición de Museo del Ferrocarril, pero con una nueva museografía con fotografías y piezas no expuestas. Uno de los detalles más interesantes de esta restauración ha sido la reposición de las tejas, comentó el arquitecto, pues no sólo se trató de recuperar la imagen y la textura exacta del material, sino que buscaron una mezcla única y resistente, para lo cual lograron la mezcla de barro poblano y oaxaqueño para su confección. Además, en su cantera se dejará la misma pátina para simular su envejecimiento natural y en los acabados utilizarán madera de pino que fue tratada con cera y materiales fungicidas de mayor durabilidad. Y en el caso de la bodega, que simula un largo corredor en el que se realizarán actividades lúdicas para niños y se montará un mural de Rodolfo Morales, del cual ahora sólo existe una reproducción, se recuperó el nivel original del piso, pues durante los trabajos de restauración se detectó que alrededor del 1950, cuando las máquinas de vapor fueron sustituidas por las de diesel, se elevó el nivel de la plataforma.
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