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Circos sin animales, entre la incertidumbre y el peligro de extinguirse en México

Circos sin animales, entre la incertidumbre y el peligro de extinguirse en México
Sábado 11 de julio, 2015.
12:47 pm
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Luz Adriana Santacruz Carrillo.
Oaxaca, México.-Camina de un lado a otro sin encontrar rumbo. Ya no usa más su traje negro, sus botas y su látigo que hasta hace unos días lo identificaban como la estrella del circo; hoy su mirada es triste y lejana.
Admite que se siente solo: ha perdido para siempre a sus animales y sin ellos, Junior, como es conocido en este ambiente, no solo queda fuera del espectáculo y de los aplausos, también se ha quedado sin trabajo. Este domador mexicano es uno de cientos de trabajadores de circo que se han visto afectados por la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe el uso de animales en actos circenses en todo el país.
La medida fue aprobada en marzo de este año. Establece que se multará con 225 mil pesos (unos 15 mil dólares) a todos aquellos que la incumplan.
Esta normativa no sólo restringe a los dueños de los circos de que exhiban a los animales en sus espectáculos sino que también prohíbe que éstos sean empleados en sorteos, juegos, concursos y hasta en el hecho de que la gente se tome algunas fotografías con ellos. Todo con el fin de evitar el maltrato animal, argumenta el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el que echó a andar la propuesta ahora convertida en realidad.
Para Junior, que nació en un circo mexicano y que se ha desempeñado toda su vida en este ambiente,  sus últimas funciones como el gran domador de peligrosas y colmilludas fieras las dio justo esta semana para el circo de la Familia Cedeño, uno de los pocos que actualmente sigue en pie de lucha para no cerrar sus puertas.
Esta carpa, ubicada en la explanada del Bordo de Xochiaca, al oriente de la Ciudad de México, tenía al menos 14 animales entre los que destacaban seis tigres. A todos se los llevaron a inicios de semana pero en el lugar aún se percibe su olor. Unas jaulas arrumbadas y semiabiertas así como un camión con pinturas de los felinos son lo único que quedó de ellos.
Univision.com

Junior, el domador del circo, se ha quedado sin trabajo desde que entró en vigor la ley en todo México. Aquí con el camión que transportaba a sus tigres. Foto LSantacruz.

Armando Cedeño, dueño del circo y también presidente de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circo (UNEAC), ha vivido en carne propia la pesadilla de entregar a sus animales: algunos los ha mandado a zoológicos y actualmente está por cerrar un trato con Turquía, a donde podrían ir a trabajar los tigres de bengala por al menos siete meses. Si no se concreta, no sabe qué hará con sus exestrellas.
Una actual inspección de las autoridades registró que en México existen alrededor de 200 circos, en los cuales 1,091 animales fueron censados. Ante la entrada de las reformas, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)  y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) pusieron a su disposición 108 zoológicos y 106 santuarios para reubicarlos.
En entrevistas con diversos medios de comunicación, Cedeño ha explicado que los espacios no son suficientes y que muchos de sus compañeros han tenido que malbaratar a su fauna. Animales que fueron adquiridos en 20 mil dólares han tenido que rematarse a no más de 25 mil pesos (unos 2 mil dólares).
Lo más grave, explica Junior en entrevista con UnivisionNoticias.com, es que ésta no fue la única salida de algunos de sus compañeros que, ante el temor de ser multados, algunos tuvieron que dormirlos.
“Sinceramente da mucha pena porque son seres vivos que llenan el circo. Son sus estrellas. Estás acostumbrado a que te levantas y vas a ver cómo amanecieron, les das los buenos días a todos. En mi vida he domado unos 80 tigres, 50 caballos y entre 20 animales de otras especies. El trabajo de un domador es de 24 horas”, reclama antes de que empiece la próxima función.
Univision.com

Junior tiene más de 25 años trabajando como entrenador y domador de animales peligrosos. Foto LSantacruz.

El día que entró en vigor la medida, este 8 de julio, el titular de Profepa, Guillermo Haro Bélchez, dio lo que pareciera una luz al final del túnel para este agobiado gremio. En conferencia de prensa explicó que los circos podían conservar a sus animales siempre y cuando no fueran presentados en espectáculos públicos.
El anuncio generó algunas inconformidades en los cirqueros que explican que esta medida no había sido establecida desde el inicio de la reforma: “Como ya vieron que no hay ningún santuario y que en realidad los zoológicos no pueden tener más animales de los que ya tiene, ya hoy salieron a decir que sí se pueden tener. De haber sido eso cierto no estuviéramos regalando a nuestros animales o malbaratando”, dice a UnivisionNoticias.com, Jorge del Manzano Vázquez, locutor, encargado del audio y segundo al mando en el Circo de la familia Cedeño.
Un telón a media asta
La falta de animales exóticos, sus intrépidos shows y la mala reputación que les ha traído esta nueva ley, dicen los cirqueros, han contribuido en el cierre de varias compañías.
Uno de los escándalos sobre maltrato animal en circos mexicanos que dio la vuelta al mundo, fue el caso de Harley Circus, en donde se descubrió que a un oso, llamado Invictus, le habían arrancado la mandíbula; a un león le habían quitado las garras y los colmillos; y un tigre ya no podía caminar.
La Profepa les aplicó una multa de 53 mil dólares por maltrato y les confiscó a los animales. Harley Circus era una pequeña carpa ubicada en el pueblo de Dzidzantún, en el sureño estado de Yucatán. Fue acusado por "acciones graves contrarias al trato digno y respetuoso a ejemplares de vida silvestre".
Además, según las autoridades, tampoco contaban con un plan de manejo de animales y carecían de documentación legal, explicó Profepa en su página web.
Por casos como el de Harley Circus, desde hace tiempo en diferentes zonas de la República Mexicana fueron prohibiendo el  uso de animales en los shows. Dieciséis estados más el Distrito Federal eran partícipes de estas reglas hasta antes de que la medida fuera aplicada a nivel nacional.
“Me tocó estar en la gira por el lado de Tijuana, luego bajaba el circo a Sonora y tenías que bajar hasta Sinaloa porque ahí tampoco se permitían animales, luego hasta Sinaloa y así seguíamos bajando y bajando”, cuenta  Junior desde el interior de la carpa vacía.
Para Junior y Del Manzano, no se debe generalizar, porque ha decir de ellos, no todos son iguales.
“Los animales que nosotros presentábamos en el circo eran nacidos en cautiverio, su familia éramos nosotros.  Un animal cuesta mucho dinero, cuesta mucho mantenerlo. Hay que pagar a un responsable técnico, a un veterinario, hay que comprar la comida y no  les damos cualquier cosa. ¿Cómo vamos a maltratar a un animal que nos costó 5 mil, 10 mil, 20 mil dólares provocando que se nos muera, si no nos los regaló nadie?”, dijo Del Manzano.
Las agresiones directas también han sido cada vez más cotidianas, cuentan:  “¿Por qué no encierras a tu madre en una jaula y la golpean?”, le gritó a Del Manzano alguna vez una mujer desde las taquillas.
En lucha por sobrevivir
Los circos que quedan activos luchan día a día por sobrevivir en una industria que sin animales, está cada vez más cerca de extinguirse, por lo menos en México. Jorge del Manzano sufrió, junto a su familia, las consecuencias de esta crisis.
Univision.com

Son pocas las entradas que han logrado vender en los últimos meses ante la falta de animales en su show. Foto LSantacruz.

Era 1984 cuando la familia, compuesta por los padres y cinco hijos, se animaron a abrir su propia carpa. Era un circo pequeño, cuenta con nostalgia a UnivisionNoticias.com, con gradas y sillas de madera, no tenían planta de luz y usaban un solo camión para transportarlo.
“Poco a poco fuimos trabajando hasta que logramos tener un circo no muy grande pero sí bonito y con sus instalaciones bien y decente”, recuerda.
Después empezaron los ataques y las acusaciones en donde los compararon hasta con asesinos seriales, narra. La gente comenzó a dejar de asistir a sus funciones en donde su principal estrella era una víbora anaconda de 6.5 yardas (seis metros).
En una revisión, Profepa le quitó a todos sus animales bajo el argumento de que sus facturas y notas, que avalaban su compra, no estaban del todo completas. Entonces se los quitaron. Pero Del Manzano insiste en que todo estaba bajo regla".
"Metí un escrito y no han respondido nada. A Profepa no le importa nada de eso. Les mostré los papeles sellados y no les importó", comenta con enojo.
Ahí comenzó su debacle, sus ingresos bajaron al 70% y lo poco que vendían no daba para cubrir los gastos que eran de alrededor de 3 mil pesos diarios (unos 200 dólares).
“Poco a poco tuvimos que ir cortando a una familia, luego a otra, a otro empleado, a un chofer, al eléctrico, hasta que llegamos a quedarnos solo nosotros [su familia]”, dice.
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Los animales del circo han tenido que ser sustituidos por botargas. Aquí la de un camello. Foto LSantacruz.

Hace tres meses tuvo que cerrar su carpa, ya no tenían dinero para seguir trabajando. Los empleados le decían que no cerraran aunque les pagaran su salario o les dieran sólo 50 pesos (unos dos dólares). Pero la situación era insostenible. Sus hermanos se fueron a trabajar a circos de Estados Unidos mientras que él tuvo que quedarse en México porque no salió su visa.
Hoy ayuda en toda la organización del show en el Circo de la familia Cerdeño. Y aunque lucha por sobrevivir, le preocupa cuál será su futuro.
“Esto acabó con mi familia, en mi caso nos separó.  Tuvimos que cerrar porque la gente ya no iba al circo y siguen sin venir. La gente decía ¿cómo voy a ir a ese lugar a dar mi dinero si ahí son  malos, son casi asesinos?”, explica desde su casa camper instalada al lado de la carpa.
La mala reputación
Junior y Del Manzano coinciden en que además de que les quitaron a los animales, parece que en la actualidad decir que eres cirquero es peor que decir que estás apestado, no hay facilidad para los permisos y cuando logran obtener alguno para ubicarse, los mandan en terrenos poco aptos para su establecimiento.
La zona donde yace el Circo de la familia Cerdeño es un área lodosa, junto a un canal de aguas residuales y justo debajo de un puente vehicular en el Estado de México. El mal olor y las moscas no ayudan en que la carpa sea atractiva para los posibles visitantes que pueden adquirir una entrada entre los 30 y los 70 pesos (de uno a 7 dólares).
“Es una cacería de brujas terrible. Los permisos que antes costaban 10 mil pesos (unos 800 dólares) ahora los venden en 100 mil (unos 8 mil dólares). Nos mandan a los basureros y por más que uno quiere tener limpio, no se puede porque hay mucho viento”, denuncia Del Manzano.
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Vista del Circo de la familia Cerdeño. Foto LSantacruz.

Además, cuenta Del Manzano, por su ubicación, casi diario han sido víctimas de la delincuencia.“Se han robado cinco o siete baterías de coches, antier en la noche la consola del equipo de sonido, hoy un rayo láser, un tanque de gas y tenemos veladores pero no son omnipresentes y en lo que se dan la vuelta por un lado, aprovechan y se llevan las cosas”, dice.
Junior, Del Manzao y Cerdeño no son unos improvisados en el negocio de los circos. Todos nacieron en familias que han dedicado toda su vida a esta industria, que hoy les deja un gran hueco y preocupación.
“¿Usted sabe lo que es trabajar con los animales, se los regalan, usted cree que la gente no come, que los animales no comen?. Es bien fácil meter leyes pero si nosotros dejamos los animales en algún lado, van a decir que los dejamos abandonados y simplemente tenemos la necesidad de trabajar”, narra con un tono de reclamo Junior.
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El circo de la familia Cerdeño ha tenido problemas de la venta de boletos desde que prohibieron los animales en su show. Foto LSantacruz.

Y aunque están llenos de ira y tristerza, el resto de los aproximadamente 25 empleados que tiene el Circo de la familia Cedeño no tienen tiempo para lamentarse, es hora de empezar con la siguiente función. Se apagan las luces y unas 40 personas, de entre mil asientos que tiene la carpa, están listos para ver la actuación de esta noche, en donde los actores usan botargas para simular a los animales que perdieron.
La escena es diferente para Junior, quien durante 25 años se había dedicado a entrenar desde leones, y tigres hasta jirafas y elefantes. Mientras sus compañeros se alistan y se ponen sus trajes ajustados y con lentejuela, el joven de ojos claros solo deambula por las instalaciones.
“La leyenda del domador siempre es que acabas dentro de la jaula comido por un tigre o por un león, aplastado por  un elefante o te retiras de viejo pero gracias a Dios no me estoy retirando de ninguna de las tres cosas. Me está retirando un dichoso Partido Verde que vino a prohibir los animales en circos de México”, finaliza con añoranza.

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30/12/2015 | 04:01 pm | shinji_nerv

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