México, un finalista de vergüenza

Oaxaca, México.-La imagen de los seleccionados mexicanos que se encontraban en la banca, ya con el pase a la final en el bolsillo, era de un grupo de jugadores completamente petrificados, incómodos con lo que sucedía en la cancha, todos ellos conscientes de que anoche el Tricolor avanzó de una manera vergonzosa -por más que ellos no fueron culpables de las decisiones del silbante- que fue totalmente parcial en favor del cuadro dirigido por Miguel Herrera, que en tiempo extra se impuso 2-1 a unos panameños que con razón se sintieron robados. El desastre del árbitro Mark Geiger comenzó a los tres minutos, instante en el que Carlos Vela se hizo de palabras y empujones con un zaguero al que a final le tiró un codazo, recibiendo solamente una tarjeta amarilla, cuando todo el estadio sabía que el delantero de Real Sociedad se debió ir expulsado, sanción que sí fue aplicada de manera rigorista a Luis Carlos Tejada, delantero canalero que al buscar un balón en el aire contactó al Maza Rodríguez con el brazo en el rostro. Para él no hubo piedad y tuvo que abandonar la cancha. [caption id="attachment_44661" align="alignleft" width="300"] La Selección Mexicana rumbo a Sudáfrica 2010[/caption] A pesar de jugar con un futbolista menos, Panamá nunca fue menos que México, equipo que fue incapaz de conectarse y aprovechar la superioridad. Lejos de eso, al 56, en una pelota parada en la que falló el Maza Román Torres puso en ventaja a Panamá con un seco frentazo que dejó helado a todo el equipo azteca. Con el tanto de Torres y con un Tricolor incapaz de reaccionar y mostrar algo de futbol y entendimiento, parecía que los panameños serían por segunda Copa Oro el verdugo del cuadro dirigido por Miguel Herrera. Pero no. A dos minutos del final del tiempo regular llegó el escándalo, la acción por la que con toda la razón los rivales del cuadro mexicano se sienten robados. Y es que justo cuando parecía que al conjunto nacional en esta ocasión no habría nada que salvara su pobre funcionamiento, Román Torres cayó en su propia área, haciendo un contacto involuntario del brazo con el balón, situación que el silbante decretó como penal. Tras la errónea decisión, el equipo de Panamá amagó abandonar la cancha, pero luego de 10 minutos la falta fue cobrada por Andrés Guardado, quien empató el partido pero entendió lo que acababa de suceder y ni si quiera intentó festejar, misma situación que se vivió en la banca. Ya en los tiempos extras vino otra acción polémica, aunque con elementos para sancionar otra infracción dentro del área panameña en donde Javier Orozco fue cargado por la espalda, situación que Mark Geiger volvió a decretar como penal. De nueva cuenta, Andrés Guardado convirtió y alcanzó cinco goles en la Copa, y de nueva cuenta todos los rivales del Tri mostraron su inconformidad, aplaudiéndole con los brazos en alto al juez central, quien en la bronca que se desató tras pitar el primer penal, con invasión de cancha incluida, no sacó ninguna tarjeta roja, como tampoco lo hizo cuando 22 jugadores y todo el cuerpo técnico se burlaban de él. Por todo esto, cuando Guardado decretó el triunfo no hubo espacio para los festejos eufóricos de Miguel Herrera, ni de ninguno de los seleccionados en la banca, quienes con rostros duros, serios, incómodos, dejaron claro que anoche ellos también se percataron de los errores del cuerpo arbitral, mismos que les terminaron regalando el pase a la final ante Jamaica el próximo domingo. Con el silbatazo final, mientras los mexicanos atinaron a agruparse cerca de la banca, sin ningún festejo, todos los panameños corrieron sobre el árbitro, tratando de echar bronca, lanzando el pecho sobre el juez, que tuvo que ser escoltado para salir ileso luego de una noche en la que, de la mano de su pésimo trabajo, México se convirtió en finalista