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Urgen más políticas públicas de salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial: expertos

Lunes 07 de septiembre, 2015.
04:15 pm
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México.- En el marco del III Congreso Internacional sobre Experiencias en la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrado en Cuernavaca, Morelos, Ernesto Piedras, Carlos Villaseñor, Carmen Pérez Camacho, Rossana Ponzanelli, Rafael Mesa y Andrés López Ojeda, integrantes del Grupo Interdisciplinario en Políticas Culturales que participa con el Conaculta en la reflexión y el análisis para enriquecer sus programas y políticas culturales, coincidieron en la necesidad de que las instituciones refuercen sus políticas culturales para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial. congresociudades1Ernesto Piedras Feria, especialista en temas de economía cultural, señaló durante su participación que el sector cultura da pie a la conformación de una cadena de producción que va desde el artista o el creador, la compra de los materiales y la difusión, hasta la persona que contempla, escucha o consume una obra. “Este proceso va acompañado de una serie de bienes con un valor o, dicho de otro modo, de un patrimonio con importancia tanto económica como identitaria que forma parte al mismo tiempo de la vida productiva y las características definitorias de una sociedad o una cultura”, agregó. Y es que de acuerdo con las cifras aportadas por Ernesto Piedras, las industrias culturales y creativas aportan actualmente 7.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en México, promoviendo a su vez un excedente de divisas y empleando al 3.6 de la Población Económicamente Activa (PEA). En tanto el 2.8 por ciento es destinado a la economía sombra, por lo cual cuatro de 10 unidades materiales e inmateriales son parte de esta economía sombra en la cual está inmerso el patrimonio cultural inmaterial. “Gran parte de ello se debe a que los bienes y servicios culturales mexicanos van acompañados de un patrimonio intangible único y atractivo que forma parte de cada artesanía, platillo, canción, historia u obra”, apuntó Piedras Feria. El experto enfatizó que debido al desarrollo tecnológico el hombre se ha convertido en una especie de hombre telecom, es decir, el hombre a distancia, al utilizar un gran número de plataformas electrónicas, por lo cual las políticas públicas deben ir de la mano del desarrollo tecnológico. “La creatividad genera valor económico y bienestar, por ello las políticas públicas deben ir encaminadas a su desarrollo”. Por su parte, Rossana Ponzanelli, especialista en tecnologías aplicadas a la educación y la cultura, señaló que la necesidad de asegurar el resguardo del patrimonio digital ha llevado a establecer un consenso internacional sobre su acopio, preservación y difusión, mediante la adopción de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) sobre la preservación del patrimonio digital. “Los objetos digitales pueden ser textos, base de datos, imágenes fijas o en movimiento, grabaciones sonoras, material gráfico, programas informáticos o páginas web, entre una creciente variedad de nuevas posibilidades de software y hardware. Su preservación requiere procesos de producción, mantenimiento y gestión a través de la conectividad y los ordenadores”, indicó. Y es que constantemente surgen nuevas formas de expresión y comunicación cultural a través de Internet, “por lo que el patrimonio digital se incrementa constantemente, haciéndose necesarios nuevos espacios y alfabetos para la conservación del conocimiento, como son las bibliotecas digitales”. Al respecto Ponzanelli mencionó que en México existen espacios dedicados al resguardo del patrimonio inmaterial, como la Biblioteca Digital Mexicana, del Archivo General de la Nación; la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la plataforma denominada Repositorio INBA Digital, de investigación y educación artística del Instituto Nacional de Bellas Artes. En cuanto a los acervos fotográfico y sonoro, existen la Fototeca y la Fonoteca Nacional, esta última cuenta con 439 mil soportes sonoros, colecciones de radio, música, testimonios, paisaje y arte sonoro, siendo el de mayor calidad en toda América Latina. “Por todo ello es necesario continuar con la preservación del patrimonio inmaterial ante los constantes cambios en las plataformas digitales y softwares”, concluyó. Durante la participación de Carmen Pérez Camacho, la especialista en temas de consumo cultural y creación de nuevos públicos aseguró que se ha trabajado de manera profunda sobre el patrimonio desde su clasificación entre lo tangible e intangible, como bienes arqueológicos, históricos-artísticos, urbanos, industriales, etnológicos o documentales, hasta la catalogación, conservación, investigación, difusión y puesta a disposición pública, “aunque en menor medida se ha trabajado por la formación constante de públicos específicos del patrimonio cultural”. Y es que para la experta si bien en muchos casos el valor económico de un objeto patrimonial es un antecedente relevante para determinar la importancia de su preservación, el principal motivo para conservar bienes culturales radica en el valor social o cultural que estos tienen para un individuo, comunidad o país. “Se busca que la relación del patrimonio se vincule con la historia propia de los estudiantes, niños, mujeres; que el medio que rodea al patrimonio cultural también vincule la historia de la familia, la casa o el contexto que rodea al público, además que las vivencias se relacionen con ese bien patrimonial. Todo ello lleva a una valoración propia de su historia y del patrimonio”, aseguró. Pérez Camacho mencionó los esfuerzos que se enmarcan en una idea de enseñanza patrimonial, como es el caso de los gestores culturales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quienes se encuentran en museos o zonas arqueológicas al trabajar en la mediación y formación de públicos, a través de visitas guiadas, talleres didácticos o proyectos orientados a la enseñanza y apreciación del patrimonio o el de Vigías del Patrimonio del Conaculta, el cual “tiene el mérito de que trabaja con jóvenes de comunidades que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad social y económica”. En este sentido, dijo que para fortalecer la dimensión social del patrimonio es necesario revalorar la relación del consumo cultural con el ámbito educativo, toda vez que en diversas disciplinas ha dialogado y propuesto metodologías que comprenden al patrimonio más allá de lo contemplativo, enfatizando sobre todo el componente significativo, lo cual implica considerarlo como parte del desarrollo individual pero también comunitario, donde el contexto se vuelve un elemento importante que incide en su construcción y valoración. “Es decir, puede tener un impacto en la construcción de territorialidad que implica no sólo una identificación con un espacio, sino un reconocimiento del significado que puede y de lo que existe en el mismo, incluyendo los elementos naturales, los referentes materiales, históricos”, concluyó. De acuerdo con Andrés López Ojeda, experto en turismo cultural, el informe de Resultados de la Actividad Turística de la Secretaría de Turismo (Sectur), para el periodo enero-abril de 2015 se registró un máximo histórico de ingreso de divisas que alcanzaron los 6 mil 352 millones de dólares gracias a los visitantes internacionales y al incremento de 10 por ciento en su llegada respecto del año pasado, es decir, al interés de 10.5 millones de personas de diversas partes del mundo que se propusieron conocer alguno de los atractivos que ofrece nuestro país. Si bien los destinos de playa acaparan a los turistas, existe una tendencia creciente del llamado turismo cultural, ya que, asegura el especialista, con base en el Cultural Tourism Project de la Association for Tourism and Leisure Education (ATLAS), la proporción de turistas que toman vacaciones por una motivación cultural pasó de 17 por ciento en 1997 a 31 por ciento en 2007, lo que indica su importancia en el mercado mixto de los destinos mundiales. “De acuerdo con el contexto de dificultades económicas y sociales experimentadas en los últimos tiempos, resulta cada vez más importante que el turismo y la cultura se muestren operantes a nivel de políticas públicas que permitan fortalecer su articulación y extender su importancia económica a otras dimensiones, como el desarrollo social y cultural de las comunidades receptoras”, aseguró. Por su parte Carlos Villaseñor, experto en temas de cultura y desarrollo sustentable, el monto de los recursos presupuestales del gobierno federal destina a actividades de conservación de monumentos y zonas alcanza actualmente una cantidad cercana a los siete mil millones de pesos, que equivalen a 35 por ciento del total otorgado a las instituciones del subsector cultura. “La constante expansión del conjunto de bienes jurídicamente tutelado y la mayor visibilidad social del mismo hacen que los recursos humanos, materiales y presupuestales aplicados resulten proporcionalmente cada vez menos suficientes para cumplir adecuadamente con esa obligación legal”. Para el experto es necesario el reconocimiento a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo, por lo cual exhortó a que se dé una construcción social con sentido para tener una visión alternativa de desarrollo, “es necesario identificarnos a nosotros mismos para poder preservarnos”, concluyó. Finalmente, para Rafael Mesa, especialista en temas de industrias creativas y culturales, desde una perspectiva histórica, las políticas, principalmente las relacionadas con la cultura, se han interpretado como expresión de grupos e intereses provenientes de la cultura dominante, de una hegemonía que, en el caso mexicano, desde la posrevolución, construyó el sentido del patrimonio cultural en términos de una nación cuya unidad está garantizada por el Estado. Y es que para Mesa la lucha por la definición de la identidad de una nación independiente que comienza a darse en un siglo convulso como el XIX y que se extiende durante más de 100 años, “no ha dejado de producir concepciones sobre quiénes somos y qué es México”. “Se puede ser quien se quiera ser, y se puede reconocer el pasado y su patrimonio, desde eso que se quiere ser. Su valoración ha cambiado. El concepto de Patrimonio Mundial de la Humanidad no hace sino reforzar la idea: es de todos y de nadie. Y es como tal, maleable”. La construcción del patrimonio viene de la construcción social del sentido. “Debemos recordar que forma parte de este patrimonio e incide de manera directa en la identidad, la producción y reproducción de acervos culturales, empezando por las lenguas, las experiencias y las prácticas, por lo cual es necesario reforzar el concepto de identidad”, concluyó.
 

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31/12/2015 | 03:42 pm | shinji_nerv

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