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Héctor Azar, un Zoon Theatrykón

Sábado 17 de octubre, 2015.
03:28 pm
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Oaxaca.- Héctor Azar (Atlixco, Puebla, 17 de octubre de 1930 – Ciudad de México, 11 de mayo de 2000) se definía a sí mismo, parafraseando a Aristóteles, como un  animal teatral, un Zoon Theatrykón y es que en realidad lo fue, pues al teatro se dedicó como dramaturgo, director de escena, formador de actores y promotor. Su nombre es una presencia indiscutible en el teatro y la cultura nacional, pues durante más de 50 años recorrió los escenarios teatrales y culturales en los que dejó su huella. Como director llevó a escena más de un centenar de obras y como dramaturgo dejó 26 piezas. hectorazarComo promotor teatral se le debe la creación de instituciones como Teatro en Coapa, el Centro Universitario de Teatro, la Compañía de Teatro Universitario, la Compañía Nacional de Teatro, el Foro Isabelino y el Centro de Arte Dramático (CADAC). Realizó estudios de Derecho y la maestría en Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras lo cual dedicó su vida al teatro, al cual concebía “como la ocasión magnífica de comunicarme con mis semejantes. Por medio del teatro me interno en las cosas de la vida y pretendo, también con los recursos que el teatro me concede, interesarme en ellas e interesar a los demás. La existencia me resulta más digna de ser vivida”. Por ello, el crítico teatral Fernando de Ita, en el prólogo del libro Héctor Azar. El inventor de magias, asegura que “fue sobre todo un zoon theatrikón, un animal teatral que rumiaba teatro, soñaba teatro, vivía para el teatro, al que veía como la suma de las artes y como el medio más eficaz para honrar la tradición, cultivarla y transformarla”. Como señala Luisa Bonilla en un artículo dedicado al maestro, publicado en la revista Letras Libres en el año 2000, “la pasión verdadera de Héctor Azar fue el teatro. Su legado es inmenso: como autor quedarán Apaassionata, Inmaculada y Olímpica; como maestro, su labor en la creación del teatro universitario y, como herencia, CADAC, esa noble institución destinada a la iniciación y difusión del duro arte de la dramaturgia”. En 1958, Héctor Azar fue becario del Centro Mexicano de Escritores, donde coincidió con Carlos Fuentes, Luis Rius, Elena Poniatowska y Juan García Ponce, y escribió su primera obra teatral, La appassionata, que se basa en la historia de una familia entera asesinada por la propia madre. Su dramaturgia incluye títulos como Olímpica (1962); Inmaculada (1972); Higiene de los placeres y de los dolores (experiencia de muertos que se han ido), de 1968; La cantata de los emigrantes (1972) y Diálogos de la clase medium (1979), además de El premio de excelenciaLa copa de plataLa paz (paráfrasis de Aristófanes), La seda mágica y Las vacas flacas. De acuerdo con otro hombre de teatro, Víctor Hugo Rascón Banda, con estas obras el maestro Azar “enriqueció nuestro teatro, lo volvió moderno, lo alejó del costumbrismo de los años 70 y lo transformó; nos ha enseñado a respetar el escenario y a respetarnos a nosotros mismos, a no ser complacientes”. La dramaturgia del poblano, agregaba, es única pues “en ella encontramos lo popular elevado a niveles artísticos y filosóficos. El humor, el sarcasmo y la poesía permean toda su obra, poblada de personajes insólitos en su grandeza y en su miseria. Explorador de la farsa, del autosacramental y de la tragedia, indagador de géneros y estilos, experimentador por excelencia y creador de nuevas formas dramáticas”. En el escenario del mundo que le tocó vivir, señalaba Guillermo Vega Zaragoza en el artículo Héctor Azar. Hombre eterno del instante escénico publicado en la Revista de la Universidad de México, “en este México que conoció, retrató y reflejó en sus obras y montajes, Héctor Azar se distinguió además por su vocación de maestro, guía y orientador de los jóvenes que amaban el teatro”. Y es que en 1975 creó el Centro de Arte Dramático A.C., el CADAC, que a 40 años de distancia se ha mantenido como un espacio de plena libertad creativa y servicio cultural para la sociedad, ofreciendo talleres y cursos a niños, adolescentes, trabajadores, estudiantes, amas de casa, por donde han pasado más de 15 mil alumnos. Carlos Azar Manzur, hijo del maestro poblano, ha comentado que “desde su base, el CADAC ha atendido la formación de niños y adolescentes a partir del arte, no para que se conviertan en actores inmediatos y fugaces, sino para que por medio del teatro alcancen un mejor desarrollo”. Este centro, agrega, nació como un espacio para la experimentación teatral, “porque su fundador estaba convencido de que un país, cuyas experiencias teatrales se limitan a lo que sucede arriba del escenario, sin poner énfasis en la educación y en la búsqueda de nuevas formas, está limitado”. La pasión de Héctor Azar por el teatro, lo llevó a desempeñarse como jefe del Departamento de Teatro de la UNAM y jefe del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), además de haber sido director de la Casa del Lago y secretario de Cultura de Puebla, donde fundó la Compañía Estatal de Teatro y la Orquesta Sinfónica de la entidad. Su producción escrita incluye otros géneros además de la dramaturgia y como teórico de los asuntos ligados al teatro escribió Zoon theatrykón (1977), donde concibe el teatro como parte de la teoría de conjuntos, y Funciones teatrales (1982), así como los ensayos La universidad y el teatro (1970), Teatro y educación (1971) y Cómo acercarse al teatro (1988). En sus comienzos como escritor hizo libros de poesía como Ventanas de Francia (1951), Estancias (1951) y Días santos (1954), mientras que en novela publicó Las tres primeras personas en 1977 y también realizó adaptaciones teatrales de otros géneros literarios y traducciones de Charles Baudelaire y Paul Claudel. Por su labor, Héctor Azar recibió distintos reconocimientos como el Premio Xavier Villaurrutia al teatro estudiantil en cuatro ocasiones, el Primer Premio del Festival Mundial de Teatro Universitario en Nancy, Francia, Las Palmas Académicas que otorga el gobierno francés, el Premio Universidad Nacional en 1987, la medalla Nezahualcóyotl de la Sociedad de Escritores de México, la Orden del Cedro de la República de Líbano y la Medalla Sánchez Duarte de la República Dominicana, además del doctorado Honoris Causa de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Adicionalmente, fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, de la Academia Nacional de Arquitectura, del Seminario de Cultura Mexicana y de la Academia Mexicana de la Lengua. Héctor Azar falleció el 11 de mayo del 2000 y apenas en 2012, fue editado el libro Héctor Azar. El inventor de magias, que incluye textos de catorce autores, más de 30 fotografías y un inédito del propio Azar.

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07/12/2015 | 10:41 am | shinji_nerv
17/10/2015 | 03:28 pm | shinji_nerv

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