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FIL 2015/Julio Scherer: al maestro con cariño

Miércoles 02 de diciembre, 2015.
03:34 pm
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Guadalajara, Jal.- El 7 de enero de 2015, el periodismo en México se vistió de luto. Ese día se dio a conocer la muerte de una de sus figuras más importantes del siglo XX: Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso. Por eso, cuando está a punto de cumplirse un año de su muerte, la Feria Internacional del Libro organizó un homenaje póstumo para el que es considerado el maestro de muchas generaciones de periodistas en el país. [caption id="attachment_303591" align="alignleft" width="300"]Homenaje a Julio Scherer, en el que participan, de izquierda a derecha: Julio Scherer Ibarra, Carmen Aristegui, Elena Poniatowska, J. Ramón de la Fuente, Rafael Rodríguez y Tonatiuh Bravo Padilla; en el marco de actividades de la 29ª Feria Internacional del Libro en Guadajara. Foto © FIL / Gonzalo Garcia Homenaje a Julio Scherer, en el que participan, de izquierda a derecha: Julio Scherer Ibarra, Carmen Aristegui, Elena Poniatowska, J. Ramón de la Fuente, Rafael Rodríguez y Tonatiuh Bravo Padilla; en el marco de actividades de la 29ª Feria Internacional del Libro en Guadajara. Foto © FIL / Gonzalo Garcia[/caption] A la cita acudieron su hijo, Julio Scherer Ibarra, quien estuvo acompañado por la también periodista Carmen Aristegui, la escritora Elena Poniatowska, el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente y el actual director de la revista Proceso, Rafael Rodríguez, quienes evocaron al maestro, al periodista pero, sobre todo, al amigo. De eso quedó constancia en la participación de Rodríguez, quien en su intervención rememoró las dos facetas con las que recuerda a Scherer: el periodista y escritor y el amigo. “Su amistad fue como escalar una montaña desde la cual, una vez dominada la cima, es posible admirar el horizonte”. Con un texto salpicado de anécdotas, dio cuenta de la amistad con el periodista —que definía la amistad “como una religión sin ritos”—, de sus andanzas en Proceso, de las charlas relacionadas con el acontecer del semanario o con reflexiones personales. Su legado, declaró, “no es para las estanterías o los archivos de las hemerotecas, porque en él hay advertencias que deben prevalecer”. Elena Poniatowska dijo que no le habían avisado que el homenaje era para compartir algo “tan del corazón”. Por eso su participación estuvo enfocada en el libro Entrevistas para la historia, que será presentado en la FIL y que recopila algunas de las tantas charlas que tuvo Scherer con diferentes protagonistas de la historia. “Uno de los grandes vacíos que dejó es su capacidad de hacer entrevistas. Era preciso, directo, intenso. Caía sobre su entrevistado como el águila sobre su presa, y no lo soltaba”, afirmó Poniatowska, y añadió que el fundador de Proceso “vivió dentro del periodismo y para la noticia”. Durante su intervención, Juan Ramón de la Fuente señaló que la que sostuvo con Scherer fue “una de las grandes amistades en mi vida”. Dijo que mucho del valor de Julio Scherer radicaba no sólo en la continuidad de su labor periodística, sino que abrió espacios para las nuevas generaciones. “Su muerte deja un enorme vacío no sólo en el periodismo, sino en la conciencia social de México”, dijo el ex rector.   [caption id="attachment_303592" align="alignright" width="300"]Foto © FIL / Gonzalo Garcia Foto © FIL / Gonzalo Garcia[/caption] A sus palabras siguieron las de Julio Scherer Ibarra, quien dio lectura a un emotivo texto en el que expresó que, tanto los integrantes de la mesa como los asistentes que desbordaron el auditorio Juan Rulfo, eran “una familia reunida para recordar al maestro, al amigo, al compañero, al escritor”. Recordó, por supuesto, la amistad de su padre con Vicente Leñero, quien también falleció hace un año. Y cerró diciendo que “la mejor manera de honrar su memoria es enriquecernos con su legado”. El homenaje lo cerró Carmen Aristegui, quien comentó que Scherer siempre fue para ella “un referente, un faro, una guía, un deber ser. Fue una figura emblemática y magnífica. Hablar de Julio es hablar de los grandes capítulos de México y del mundo, y de cómo fueron contados”. Finalmente añadió que la reunión era para recordar “al hombre brillante, agudo, incisivo y curioso. Sobre todo curioso”.

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