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Oaxaca.-El inicio de la vida sexual a edades cada vez más tempranas es una tendencia mundial de la que México no está exento. México ocupa el
primer lugar de embarazos adolescentes en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Esto obliga a generar acciones de política pública que respeten y garanticen el derecho a la salud sexual y reproductiva de las y los adolescentes, incluyendo la provisión de métodos de protección frente a enfermedades de transmisión sexual y anticoncepción.
Asimismo, se requiere de una educación integral y libre de prejuicios. Un embarazo adolescente afecta el acceso y ejercicio de diversos derechos humanos. Nuestra cultura patriarcal y machista suele ser muy cruel y violenta con las niñas y jóvenes que viven una maternidad temprana.
Prevenir y eliminar los embarazos tempranos pasa necesariamente por el reconocimiento de las y los adolescentes como personas sujetas de derechos frente a sus padres o tutores, su comunidad y el Estado para hacer valer su perspectiva en torno a las decisiones y asuntos que le conciernen o afecten, tal y como lo establece la Convención de los Derechos del Niño.
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¿Cerrar los ojos ante la realidad?