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Crónica urbana/Adolfo "Fito" Pérez, visita el “Aurelio Valdivieso”

Domingo 12 de febrero, 2017.
12:23 pm
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Salvador José. Oaxaca.- ¡No,nooo! no es ningún crack del balompié mexicano –u oaxaqueño- que pisa el césped de algún estadio famoso de futbol soccer. La historia es ésta. Ahí ustedes si la quieren creer….. Son las 11 de la mañana, después de una cascara llanera entramos mi amigo Arturo, y yo por la puerta de “emergencias” del hospital civil “Aurelio Valdivieso”, él, hablaba y hablaba para sacarme de la pesadumbre en que me encontraba En el pasillo hay una anciana en silla de ruedas, y un drogadicto todavía “grogui” y con esposas en las manos, “me dan convulsiones” dice el harapiento reo.   hopitalcivil3 Espero una hora para que me saquen unas radiografías, sentado en una hilera de sillas de plástico duro, sin que nadie me pele. Por la “entrada principal” del hospital, un policía revisan a las visitas de los enfermos, la atmósfera es más de una cárcel y no de un nosocomio. A unos metros de la entrada, hay enfermos con diversas dolencias, mientras los parientes de éstos, se calientan con los primeros rayos del sol.   Reos esposados con un policía detrás de ellos, enfermos tirados en camilla, –quizá para que la gente que transite, se dé cuenta que es un enfermo y no se tropiecen-, ahí también está el “banco de sangre”, donde una empleada malhumorienta responde despótica “ ..la sangre todavía no la fabrican”, a la pregunta si se puede comprar la sangre en otro lugar, dejando en la incertidumbre a los familiares de los enferm@s. Sobre todo, si no hay donadores a la mano. Pérez regresa después de una semana, y con el mismo vendaje, sube a la sección de traumatología -en el tercer piso del hospital-, donde literalmente no se puede pasar por el angosto pasillo, unas sillas más amplias que otras roban el poco espacio que existe, mientras, un hombre ayuda a una enfermera a enyesar la pierna de su familiar. El ambiente es más parecido al de un conflicto bélico, que al de una hermosa ciudad “Patrimonio de la Humanidad”. A un costado de dicho pasillo, en un reducido cuarto, unos jóvenes que se ríen de alguien que regala ropa usada, en la planta baja a los familiares de los enfermos señala a otro: “ Mira a de ser pura marca (Yves Saint) Laurent , o Chemise Lacoste ”, al poco rato, entra un doctor, -así le dice una paciente-, y se dirige al grupo de jóvenes “haber ustedes que no están haciendo nada, vayan a ver al doctor fulano de tal y le dicen esto ….” Los jovenzuelos bajan la cabeza y se dirigen a dar el recado. Adolfo Pérez, espera que se desocupe una cama para que lo puedan operar, alguien de arriba -o sea del último piso, donde está la directora- le dice que le pueden dar una cama, pero tiene que esperar tres días “para quirófano”, después se entera que esas palabras son de puro consuelo, la espera puede durar hasta una semana. “Fito” Pérez, empieza a encubar la idea que quedará tullido el resto de sus días, todo por no ser burócrata, ni maestro, ni trabajador asalariado, ni tener Seguro Social, ISSSTE, o por lo menos seguro popular, porque ya éste se le venció, y en esos días “no hay sistema para reeafiliar, porque nos estamos cambiando”.   Unos amigos le prestan dinero para que se opere en una clínica particular, no sin antes recibir una reprimenda de una prestadora. “deberías de dar las gracias de como te atendieron-supongo que se refería al hospital civil- eres un malagradecido, remata”. Lo único que piensa es en salir de ese dantesco lugar y asolearse en Mazunte o andar en pelotas por Zipolite.   En el diario “Universal” del siete de enero, lee que la hermana de un amigo presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), porque en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)-supuestamente con mejor servicio que el hospital civil- le han postergado por más de siete meses y en tres ocasiones una cirugía en la rodilla. “Porque no hay quirófano, porque el edificio lo están remodelando” son los argumentos que da la burocracia del sector salud. O como el “Aurelio Valdivieso donde Adolfo Pérez, había estado unos días antes, donde no hay suficientes camas, ni sabanas limpias, “Esta situación despertó la inconformidad de las enfermeras -lee ávido el encabezado del diario local “Noticias”, del 8 de febrero- una de ellas, del área de Medicina Interna, alertó que la falta de sábanas y batas limpias representa un foco de infección para los pacientes y para el mismo personal del nosocomio”.   “Esa justificación que no hay dinero no nos sirve; estamos ahí (en el área de hospitalización), huele mal, tenemos pacientes graves que drenan líquidos, pus, sangre […] es un mundo de bacterias, que si vienen con una enfermedad salen con tres o más, manifestó la enfermera que acudió por 60 sábanas limpias, pero no encontró”.   Bueno, se resigna “Fito”, parece que Oaxaca es un estado donde los directivos “sanitarios”, se compran yates y aviones, y no hay ni para comprar el gas de las secadoras de sabanas hospitalarias. Mientras la demagogia gubernamental sigue su curso, valiéndole “sombrilla” los enfermos más vulnerables. Una ambulancia pulula a lo lejos. ¿Irán a una emergencia? –se pregunta Pérez- ¿o los camilleros estarán crudos y tiene prisa para “curársela”?

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