Karem Flores / AIPIN
Oaxaca, Oax.- La cosmovisión, constituida por cinco elementos (la tierra, la asamblea comunal, el servicio gratuito como ejercicio de autoridad, el trabajo colectivo y los ritos y ceremonias), resulta imprescindible para el reconocimiento y la preservación de la comunidad.
Registrada así por el fallecido consejero y antropólogo mixe, Floriberto Díaz Gómez, y englobada en el término de “comunalidad” acuñado por el mismo, la cosmovisión compuesta por estos elementos, se ha convertido en el ejemplo a seguir por parte de pueblos indígenas mexicanos.
Presentado por cuarta ocasión, Floriberto Díaz. Escrito. Comunalidad, energía viva del Pensamiento mixe, obra que presenta los ideales de Díaz Gómez respecto al reconocimiento y la vida digna en comunidades indígenas, bien podría ser un manual para las nuevas generaciones las cuales deben aprender a conocer, respetar y defender sus raíces, según coincidieron indígenas de diversas regiones del país, reunidos en la Asamblea de Migrantes Indígenas de la Ciudad de México.
Precisamente, con la intención de compartir las experiencias vividas en carne propia por Díaz Gómez al interior de su comunidad, Sofía Robles, compañera sentimental del líder mixe, decidió aceptar compilar las reflexiones más importantes de la vida de su marido y plasmarlas, al lado de Rafael Cardoso, en este libro auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de su Programa México Nación Multicultural.
“Me da mucho gusto que la cuestión de los derechos indígenas haya sido retomada por mucha gente. Floriberto fue de los pioneros a nivel nacional en impulsar este reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, por toda esa situación de pobreza, marginación, falta de reconocimiento a los derechos, y de utilización de recursos naturales de los pueblos sin su consentimiento”, afirmó Robles, zapoteca convertida a mixe al unirse sentimentalmente con Floriberto Díaz, durante la presentación del libro en la Asamblea de Migrantes.
Durante su participación en el evento, en el que también estuvieron presentes lideres de otras comunidades indígenas, Robles destacó la visión de su acaecido esposo, respecto a la educación la cual, según dijo, debe saber manejarse si es que se pretende preservar la identidad indígena.
“La educación no es precisamente algo que nos haga ver nuestras raíces, nuestra comunidad o nuestra organización, sino que es una educación, como mencionaba Floriberto, que no reconoce lo indígena, que piensa que el atraso de las comunidades es por ser indígenas, por hablar una lengua, por tener cualquier forma de organización.
“Pero sí permite conocer la otra parte de la vida, la vida occidental, la vida de los pueblos no indígenas” lo cual, indicó la que fuera compañera de Diaz durante 14 años, ayuda al fortalecimiento de la identidad y al conocimiento de las raíces.
Oriundo de Tlahuitoltepec, Oaxaca, Floriberto Díaz tuvo una formación sacerdotal y posteriormente se trasladó a la Ciudad de México a realizar estudios en antropología. Sin embargo, regresó a su comunidad para trabajar en pro de sus paisanos y reconoció como sus mentores reales, a los ancianos de la misma comunidad.
“Son esas cuestiones las que nos plantea en sus escritos y nos ayudan a reflexionar que es importante la organización, conservar las formas de organización en nuestras comunidades, porque es una manera de defendernos, de poder desarrollarnos internamente, y hacia lo que viene de fuera.
“Nosotros tenemos capacidades de poder vivir, de poder sostenernos, y cada día se está perdiendo esa capacidad. Esto es un llamado a fortalecernos, a no perder esa identidad”, aseveró Robles quien, además, actualmente se encuentra al frente del Departamento de Género y Mujer de los Servicios del Pueblo Mixe, en Oaxaca.
Asimismo, Robles expresó que, pese a la nueva vida que consiguen los migrantes en las diferentes ciudades, el vínculo entre paisanos debe permanecer y éstos deben estar alertas al “desarraigo” que lleva inmerso el sistema de educación.
“Las organizaciones que apoyan a los migrantes, las organizaciones para las fiestas, que muchas veces nos juntan, nos plantean una idea de no perdernos en esta enorme Ciudad; nos plantean ese reto de establecer ese vínculo y cómo no permitir que la educación nos desvincule, nos desarraigue, creo que esas son cuestiones que Floriberto estuvo tratando de hacer desde la comunidad”, afirmó.
En el evento, también estuvieron presentes compañeros y familiares de Floriberto Díaz Gómez, quienes expresaron su respeto y admiración al que fuera identificado como uno de los principales defensores y analista de la vida comunitaria.
“Esto debemos tener claro para poder ir fortaleciendo nuestra identidad y sobre todo la de nuestros hijos. Nos da esta enseñaza entre otras muchas reflexiones que él hizo”, remarcó Santiago Gutiérrez, compañero y paisano de Díaz, y uno de los principales dirigentes del extinto Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI), a finales de la década de los años setenta..
El prestigiado dirigente Ayuj (Mixe), tuvo una notable participación en las propuestas de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que la ONU aprobó el 13 de septiembre del 2007. Fue también cofundador del Seminario de Análisis de Experiencias Indígenas.
Floriberto Díaz. Escrito. Comunalidad, energía viva del Pensamiento mixe, publicado en la serie Voces Indígenas de la colección La pluralidad cultural en México, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Programa Universitario México Nación Multicultural y la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, se encuentra ya a disposición del público.
Mujeres indígenas en la política: encarnación de la ‘cautela’
Entrevista con Sofía Robles, zapoteca, representante mixe y viuda del luchador social Floriberto Díaz
Karem Flores / AIPIN
“Todas las mujeres tienen un merito”, asegura Sofía Robles, luchadora indígena y líder mixe, mientras degusta un tamal de flor de calabaza y un vaso de curado de piña.
Si bien, Robles, conocida líder mixe de origen zapoteco, admite no tener una “ídola” o modelo a seguir dentro del mundo de la política, sí reconoce que todas y cada una de las mujeres, dentro y fuera del País, han hecho importantes aportaciones a sus comunidades en sus respectivos ramos.
Casada con uno de los principales defensores y analista de la vida comunitaria mixe, el fallecido antropólogo Floriberto Díaz, Robles comenzó a luchar por sus ideales al unirse a su ser amado. ¿La razón? Pertenecían a diferentes grupos sociales, ella zapoteca y él mixe.
A partir de ahí, Sofía Robles se enfrentó a lo que, en su momento, pensó que sería un gran obstáculo en su vida. Sin embargo, y no sin dificultades, la unión de esta pareja pudo salir adelante, y no sólo eso, sino que fueron testigos de la alianza de ambos grupos en lo que, más tarde, sería reconocido como la coalición del Comité de Defensa de los Recursos Humanos y Culturas Mixes y la Asamblea Chinanteca-Zapoteca.
“He trabajado mucho, hay un tema en el que me he interesado mucho: la cuestión de género. En mi tierra zapoteca durante tres años que estuve con la Asamblea de Pueblos Zapotecas-Chinantecas, siempre mi objetivo era ‘¿y las mujeres?’, siempre mi ideal era ver a las mujeres participar”, afirma Sofía quien, actualmente, está al frente del Departamento de Género y Mujer Mixe de los Servicios del Pueblo Mixe, que su esposo fundó en Oaxaca.
Procedente de San Francisco Cajonos, Sofía llegó a la región mixe de Tlahuitoltepec, clavada en la sierra oaxaqueña, a la edad de 22 años.
A pesar de no pertenecer al mismo grupo, no se le dificultó integrarse a los mixes, tanto por la aceptación de éstos como por su propia forma de ser.
“Cuando llego ahí, lo que yo ansiaba con los zapotecos, las mujeres ya estaban ahí. Primero había un grupo organizado, me aceptaron y me integré. Había mujeres en la mayoría de los asuntos, en la política, en la asamblea, estaban presentes. Había mujeres en todos lados y creí que ahí ya no había mucho qué hacer (en cuestión de género). Particularmente en Tlahuizoltepec, porque en muchas otras comunidades hay muy poca participación de las mujeres, pero ésta es una comunidad donde ya están integradas”, explica Sofía al trasladarse mentalmente a la comunidad que la adoptó.
Mientras que en otros pueblos apenas comienzan a verse mujeres ocupando cargos públicos, principalmente dentro de la organización municipal, en “Tlahui”, como la misma Sofia le llama, ya hay tanto tesoreras, como auxiliares y regidoras en educación y salud. Pero, “aún hay mucho por hacer”, indica.
“Las propias mujeres lo plantean, falta mucho para llegar a los cargos altos: ser sindicas municipales, presidentas municipales… entonces, todavía falta mucho, pero ya se ven a las mujeres”.
El único obstáculo, al que Sofía se refiere, no es una cuestión cultural, sino más bien, radica en “asuntos estructurales”.
“No es una cuestión cultural porque es una cuestión estructural, es una cuestión patriarcal. No es exclusivo de las comunidades indígenas, es una situación que, aquí por ejemplo, si se analiza cómo está el gobierno en el DF, es lo mismo, y en todos lados las mujeres estamos luchando, buscando participar más, es una cuestión de pensar que lo público es para los hombres, y no es así”, remarca.
Incluso, “tampoco es un obstáculo el que no sepas hablar español o no sepas escribir, porque hay mucha oralidad; la gente, aunque no sepa escribir o hablar el español, piensa y habla y siempre tiene qué aportar, por eso hay otras gentes que lo saben hacer. Entonces, las mujeres pueden participar ampliamente en cargos públicos”, añade.
Aunque la misma Sofía reconoce que la integración de la mujer a la política no es nueva en México, sí es indispensable, pues no sólo los hombres son parte de la comunidad, sino también las mujeres, y de todas las edades, que conocen la problemática a la perfección puesto que son parte de ella.
“La comunidad tiene sus dificultades, la gente que vive ahí es valiente porque ahí está resistiendo; vivir en una comunidad es estar en resistencias, en una lucha, en defender lo propio, en la práctica, no en el discurso, sino estar en la practica defendiendo eso de lo que hablamos”.
“Es un gran reto vivir en comunidad, tener un cargo, dar un servicio gratuito… está consciente de eso, es un servicio gratuito, y es un desgaste para la familia”.
“Además”, señala, “cuando los hombres son autoridades el soporte fundamental son las mujeres, entonces aquí las mujeres tienen un aporte fundamental para el soporte de la comunidad. De ahí el pensar que las mujeres necesitamos participar, que tenemos derechos”, asevera.
Al referirse a la poca injerencia de las mujeres indígenas en la política y a la “cuestión estructural” como único culpable, Sofía explica: “a nivel general, las mujeres siempre estamos ‘subordinadas’, es toda una cuestión estructural en que el espacio público es de los hombres y el privado de las mujeres, pero se está trabajando para que se visibilice el aporte de las mujeres”.
Pese a que no todas las mujeres sienten la necesidad de integrarse a la vida política y participar en la toma directa de decisiones, la viuda de Floriberto Díaz considera que es indispensable, no obstante que se tienen que dejar de lado aspectos como la vida familiar, pero es necesario demostrar que “las mujeres también podemos”, dice orgullosa.
En la generalidad, puntualiza Robles Hernández, no existe un impedimento para la integración de las mujeres a los cargos públicos pero, lo único que recomienda, es continuar con la cautela que ha caracterizado a la actuación del sexo femenino hasta el momento.
“Las mujeres aseguran ‘siempre estamos en la orillita, siempre estamos en la esquinita’, pero también piensan que es un proceso; la participación de las mujeres no es violenta, no es en ese sentido de confrontación; las mujeres van despacito, pero no hay una confrontación, están llegando, se están ganando su estatus con mucha cautela, con mucha seguridad, con mucha conciencia de lo que es, y así deben seguir”.
Mientras tanto, destaca que en el País las mujeres han podido ser representadas por personajes peculiares, tales como Amalia García (gobernadora de Zacatecas), la senadora Rosario Ibarra o la ex candidata presidencial, Patricia Mercado, y la trayectoria de todas es “absolutamente respetable”.
Por el momento, en lo que respecta a ella, Sofía Robles asegura que no tiene ningún interés en adherirse a la política, sino solamente a seguir trabajando en pro de su comunidad, pero admite que la integración de la mujer en la política de su comunidad, va en ascenso.
“Ahorita, en Tlahuitoltepec, el ser Agente Municipal, que es como auxiliar del Presidente, era un cargo sólo para hombres, este año fue el primero en que pusieron a una mujer. Uno va equiparando, o pensando ‘si esas mujeres ya fueron agentes, el siguiente cargo ya va a ser otro, como regidoras y, ya después de esto, podrán ir subiendo”, concluye airosa.
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