· El hallazgo echa por tierra el paradigma de que el parásito Giardia duodenalis era el único ser vivo cuyas células tenían núcleo, pero no nucléolo
· El estudio, publicado en la revista International Journal for Parasitology, utilizó microscopía electrónica y análisis de biología molecular
Oaxaca, México.- Después de 12 años de investigación, biólogos de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, rompieron un paradigma mundial, al demostrar que el microorganismo Giardia duodenalis sí tiene nucléolo, aunque es tan pequeño, que se ubica en la frontera entre lo que observan los microscópicos ópticos y los electrónicos.
Hasta ahora, se pensaba que el microorganismo estudiado era una especie de “eslabón perdido” entre el mundo de las bacterias o procariontes –sin núcleo, su información genética flota en el líquido celular o citoplasma–, y el de los animales y plantas, también conocidos como eucariontes –la información hereditaria se concentra en el núcleo–.
“El nucléolo que se acostumbra estudiar mide dos, tres o cuatro micras, como ocurre en las células de los humanos o las plantas; pero en el caso de la Giardia fue difícil encontrarlo, pues mide 0.2 ó 0.3 micras, un tamaño inusual para un nucléolo”. Cada micra corresponde a la fracción de un milímetro dividido mil veces, explicó en entrevista Luis Felipe Jiménez García, coordinador del grupo de investigadores.
El nucléolo es una pequeña región dentro del núcleo de las células eucariontes; en un microscopio se ve más oscura, parecida a un ovillo de estambre. Ahí, se construyen ribosomas con proteínas esenciales para la vida. Algunos lo han definido como una nanomáquina armadora.
Por años, los investigadores se dedicaron a reunir evidencia al respecto, pues era un aspecto importante de los eucariontes; “habría que estar seguros, porque la literatura mundial indicaba que no había nucléolo en la Giardia duodenalis, añadió.
“Incluso se habían hecho estudios de manera lateral, que no encontraron esa nanomáquina. Se buscó con este grupo, al que se fueron incorporando otras instituciones, pero donde la UNAM fue el origen y coordinador”, abundó el ex presidente de la Asociación Mexicana de Microscopía.
Así, mediante el uso de microscopios ópticos y electrónicos, y la aplicación de pruebas de biología molecular, el equipo dirigido por Jiménez García reunió las pruebas que se publicaron en la edición de septiembre del International Journal for Parasitology.
En este descubrimiento contribuyeron, a través de una labor de 12 años, científicos y laboratorios, como Guadalupe Ortega-Pierres, que estudiaba a la Giardia duodenalis en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV); así como expertos del Instituto de Biotecnología de la UNAM y de los institutos nacionales de Pediatría, y Cancerología, y de la Universidad de Zurich, Suiza.
El microorganismo citado es un parásito que puede estar presente en el intestino de la mayoría de los seres humanos, se adhiere fuertemente con una especie de ventosa o disco, y provoca diarreas que pueden llegar a ser graves en niños menores a un año.
El nuevo conocimiento abre la posibilidad a numerosas aplicaciones, pues además de ayudar a controlar esa parasitosis, contribuirá a probar nuevos fármacos, usando como modelo a la Giardia duodenalis.
A partir de la investigación de la UNAM, se puede generalizar y decir que todos los eucariontes tienen células con núcleo, y que en todas ellas hay un nucléolo que fabrica ribosomas para la producción de proteínas. La Giardia no es ya una excepción ni una singularidad, como reportaba la literatura referente.
“Esto debe ser visto como una aportación de la microscopía mexicana al mundo, pues aunque no llevamos dos o tres siglos usando el microscopio, como los europeos, sí hay un grupo serio de científicos nacionales que lo usan en biología y física, principalmente”, concluyó.