Cultura y Seguridad Pública
Carlos J. Villaseñor Anaya
Promotor cultural. Especialista en
políticas culturales y legislación.
El 21 de agosto quedó suscrito el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad. En verdad que bueno que los tres poderes del gobierno federal, los ejecutivos estatales y las representaciones de los ejecutivos municipales, hayan consensuado una serie de líneas de acción y hayan expresado su voluntad de materializarlas. También participaron en ese acto algunos representantes de organizaciones de la sociedad civil y de los medios de comunicación.
Sólo el tiempo nos informará de la justa medida de cada una de esas voluntades y de la pertinencia de las líneas de acción que fueron definidas en conjunto. Nuestra aspiración es que ahora sí tengan éxito.
También ese día, mientras escuchaba la lectura del acuerdo, no podía dejar de pensar en lo que aprendí con la Dra. Aurora Arnaiz, en sus clases de Teoría del Estado, en la facultad de derecho de la UNAM y que después he venido confirmando a lo largo de mi vida: Que el Estado es un acuerdo en lo fundamental de una población para darse un derecho y un gobierno, en un territorio, para el logro del bien común; lo que, aunque no parezca evidente, tiene muchísimo que ver con lo cultural.Trataré de explicarme.
El Estado se conforma continuamente a partir de ese acuerdo en lo fundamental de la población. Es lo que es, no lo que debiera ser o lo que pudo haber sido. Ese acuerdo, más allá de lo que está materialmente expresado por escrito en las Leyes, es el cómo convivimos a diario y para qué, en un medio ambiente específico.
El acuerdo en lo fundamental no es expreso, se conforma a través de cada una de nuestras decisiones individuales que, en conjunto, identifican un modo de convivir y una para qué de nuestra sociedad.
En los últimos años nuestro trabajo como promotores culturales se ha modificado sustancialmente. Hasta hace poco hemos actuado solamente como una especie de organizadores del entretenimiento y de conservadores de la memoria. Hoy, poco a poco, hemos venido cayendo en la cuenta de que lo cultural son precisamente los códigos que elige la gente para comunicarse, para convivir y para darle sentido a su vida. Para ser feliz.
Eso va mucho más allá de lo artístico y de lo edificado. Es el repertorio de soluciones históricas y contemporáneas, el patrimonio cultural inmaterial y el edificado que le está asociado, de que cada cultura hecha mano para comunicarse, imaginar y hacer.
Es precisamente en ese sentido como alcanzo a comprender lo que dice MUNDIACULT 1982 cuando señala que “Cada cultura representa un conjunto de valores único e irreemplazable, ya que las tradiciones y formas de expresión de cada pueblo constituyen su manera más lograda de estar presente en el mundo.”
[caption id="attachment_3834" align="aligncenter" width="240" caption="La diversidad nos unifica para afrontar problemas como la seguridad pública"][/caption]
Visto desde nuestra óptica, la cultural, el acuerdo en lo fundamental de la población, es el resultado final que florece a partir del conjunto de códigos que utiliza la población para convivir, de cómo los combina y del que sentido les da.
La interactividad de cada una de nuestras maneras individuales y diversas de estar presentes en el mundo es lo que identifica a nuestra sociedad nacional frente al mundo.
Eso me lleva a tres nuevas citas. La primera, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en su informe 2004, “La Libertad Cultural en el Mundo Diverso de Hoy” que dice: “El desarrollo humano se trata sobre todo de ampliar las opciones de la gente, es decir, permitir que las personas elijan el tipo de vida que quieren llevar, pero también de brindarle tanto las herramientas como las oportunidades para que puedan tomar tal decisión.” (p.65) … “Si el mundo desea lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio y erradicar definitivamente la pobreza, lo primero debe enfrentar con éxito el desafío de construir sociedades inclusivas y diversas en términos culturales.” (p.V).
La segunda, quizá la más inesperada, proviene de quien fuera en 1998 el Presidente del Banco Mundial, el señor James D, Wolfenson, en el documento “Cultura y Desarrollo Sostenible, Un marco de acción”: “Junto con la globalización se ha venido una asertividad sin precedentes de la identidad individual … La conciencia y el orgullo que proviene de la identidad individual es un elemento esencial a considerar en el fortalecimiento de las comunidades para que se hagan cargo de sus propios destinos. Es por esa razón que nosotros, en el Banco Mundial, creemos que el respeto a la cultura y la identidad de las personas es un elemento importante a ser considerado en cualquier aproximación al desarrollo centrado en la gente.
La tercera, del texto “Cultura, Creatividad y Gobernabilidad” de la Dra. Lourdes Arizpe, exSubdirectora General de Cultura de la UNESCO y actual integrante del Comité de Políticas de Desarrollo del Consejo Económico y Social de la ONU, quien nos dice que La Comisión de Cultura y Desarrollo, en su informe Nuestra Diversidad Creativa, no se refiere exclusivamente a la creatividad necesaria para la producción individual de un objeto al que se atribuye un valor estético (un objeto de arte) sino a la creatividad necesaria para inventar nuevas formas de organizarse en sociedad y crear nuevos sentidos.” (P.1)
Sí, desde luego que el problema de la seguridad pública en nuestro país, pasa necesariamente por revisar y mejorar la organización de los órganos responsables de la procuración y administración de justicia. Pero también, nos llama a cada uno de nosotros a analizar profundamente cuáles son los códigos que estamos eligiendo y utilizando para la convivencia, cómo los articulamos y para qué fin, porque eso es precisamente lo que está produciendo lo que estamos viviendo.
A primera vista nos parecerá chocante y hasta inverosímil, pero pensemos simplemente cuántas de nuestras acciones diarias están orientadas por el bien común. Qué tanto somos empáticos con el otro. Cuánto apreciamos la diversidad. Hasta donde sentimos que compartimos algo con nuestro vecino. Cuánto promovemos acciones de ganar-ganar. Qué tanto evaluamos los resultados a largo plazo. En fin, cuál esta siendo nuestra manera de estar en el mundo y qué sentido esta produciendo.
Pienso que nosotros, los promotores culturales, como especialistas en el manejo de símbolos y significados, podemos sumarnos a favor de la seguridad pública, si comenzamos a vernos como quienes pueden darle a conocer a la comunidad los códigos tradicionales, sí, pero también los nuevos códigos para llevar a cabo su convivencia, para que tengan más opciones de donde elegir.
Si nos proponemos construir cada vez más espacios que faciliten la convivencia y el diálogo entre los diversos, para que sea entre ellos que imaginen y desarrollen nuevos tejidos sociales.
Si somos capaces de registrar, difundir y promover aquellas experiencias exitosas que puedan serle de utilidad a otras comunidades en la reformulación de su tejido social.
Si podemos lograr que se perciba como una oportunidad para incrementar nuestra creatividad el que existan otras maneras de estar en el mundo.
En fin, si ponemos nuestro granito de arena para ayudar a que las decisiones cotidianas de cada una de las personas de la comunidad donde tengamos incidencia, tengan un contenido, una visión y un sentido más amplios. Una mayor capacidad de generar creatividad social para el bien común, que aquella que nos ha llevado al actual estado de cosas.
Para ejemplificar sobre el gran poder que tienen la cultura y las artes en la reconstrucción del tejido social, traduzco a ustedes solamente algunos datos provenientes de un documento elaborado en el 2002, por la Asociación Nacional de Agencias Estatales de Artes de los EUA. (The NASAA Advocate, Volume VI, Issue No. 1)
No se si en México haya un estudio similar, pero estoy seguro que de las muy interesantes experiencias que se están dando en materia de educación artística en algunas de las escuelas de educación básica, se derivarán resultados igualmente interesantes. Ojala y los conozcamos pronto.
.- En una encuesta nacional de 25,000 estudiantes (EUA), aquellos con altos niveles de experiencia en aprendizaje en artes, tuvieron más altas calificaciones y dieron mejores resultados en pruebas estandarizadas que aquellos con poco o ningún involucramiento en artes, independientemente de situación socioeconómica.
.- En un estudio nacional que duró 11 años y que examinaba a la juventud den barrios de bajo ingreso, se encontró que aquellos que participaban en programas de educación artística se caracterizaban por tener mejor desempeño, contar con mayores probabilidades ser electos para ser “jefes” de su clase, para participar en las ferias de matemáticas y ciencias, y ganar premios por escribir ensayo o poesía.
.- Un estudio de tres años, alrededor de programas para la prevención de la delincuencia, basados en artes --realizado en las ciudades de Atlanta, Portland y San Antonio—mostró que la participación de los jóvenes en situación de riesgo en actividades artísticas y culturales, mejoró sus actitudes, su comportamiento y su rendimiento académico. Decreció el comportamiento delincuencial e incrementó las habilidades comunicativas.
.- Los programas en artes, especialmente aquellos con componentes de tutoría y lazos con las organizaciones comunitarias, guiaron a los jóvenes en situación de riesgo hacia metas y comportamientos positivos.
.- Los adolescentes en instituciones correccionales, que participaron en proyectos como producciones musicales, desarrollaron una imagen personal más positiva, y aprendieron el respecto al otro, la confianza y el trabajo en equipo.
.- Los programas culturales y artísticos orientados a niños muy pequeños, ayudaron a prevenir elecciones negativas futuras. Los niños que participaron en programas escolares después de su horario de clase, mostraron decrementos en comportamientos negativos e incrementaron su espectro de atención, de compromiso y de tolerancia.
Ojala que con estas breves reflexiones, los haya animado un poco más a trabajar por nosotros y por nuestros hijos.