· El país tiene 45 millones de hectáreas de bosques templados, con el 50 por ciento de todas las especies de pino a nivel mundial
· Se podrían aprovechar la madera y sus derivados, pues esos artículos son importados, dijo el investigador del IE de la UNAM, Daniel Piñero Dalmau
Oaxaca, México.- En México no existe producción suficiente de árboles de Navidad pese a que se cuenta con las condiciones para hacerlo, pues se tiene una amplia diversidad de coníferas.
Aproximadamente, existen 45 millones de hectáreas de bosques templados, con el 50 por ciento de todas las especies de pinos a nivel mundial; no obstante, la mayoría se importa de Canadá y Estados Unidos, aseguró el investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, Daniel I. Piñero Dalmau.
Además de esa industria, también se podría aprovechar la madera y sus derivados, pues todos esos productos son de importación, “en realidad cada año estamos desperdiciando nuestros ecosistemas”, consideró.
[caption id="attachment_4287" align="aligncenter" width="500" caption="Las políticas forestales en México han apoyado a la agricultura y a la ganadería, mientras que los bosques sólo se desmantelaban para abrir frontera agraria, señaló Daniel Piñero, del IE de la UNAM."][/caption]
El especialista explicó que las zonas que son de crecimiento podrían ser de producción y que principalmente se distinguen en tres cadenas montañosas, cubiertas parcialmente por bosques de coníferas: la Sierra Madre Occidental, que continúa en la Madre del Sur y en la de Chiapas; la Madre Oriental, que se prolonga en la serranía de Oaxaca; y la Cordillera Neovolcánica, que corta transversalmente la meseta central.
Para ello, sería necesaria una estrategia de preservación que garantizara un manejo adecuado de los recursos sin amenazar a las especies que ahí cohabitan, indicó.
En este sentido, dijo que se podrían regenerar esos ecosistemas pues se cuenta con el suficiente conocimiento científico para producir, explotar y reciclar parte de los bosques, lo que contribuiría a mejorar el ambiente siempre y cuando se delimitara la zona y las epecies locales con el apoyo de expertos.
El investigador recordó que además en las franjas boscosas habitan millones de personas que dependen del agua que se filtra de las coníferas y con un proyecto de conservación se obtendrían tres beneficios: el mantenimiento de los ecosistemas; una mejora económica por la producción de pinos, piñones y madera, y un mejor uso del agua.
Este modelo también garantizaría que no hubiera deforestación, pues aunque en la actualidad existen programas sustentables, hace falta un incentivo para las comunidades, los madereros, y el gobierno, subrayó el académico.
Daniel Piñero puso como ejemplo lo que se hace en las faldas del volcán Iztaccíhuatl donde se venden árboles de Navidad y la gente corta directamente su árbol, además de convivir con la naturaleza. Dijo que se trata de un buen modelo que se podría extender en varias partes del país porque no se tala un pino entero, sino ramas que se fragmentan de un ejemplar adulto, que con el tiempo vuelven a retoñar y es totalmente sustentable, explicó.
La inexistencia de una industria de este tipo podría deberse a factores históricos, pues las políticas forestales en México siempre han apoyado a la agricultura y a la ganadería, mientras que los bosques sólo se desmantelaban para abrir la frontera agraria; no obstante, el país “realmente podría producir árboles de navidad”, concluyó.