Oaxaca, México.- El portugués Antonio Lobo Antunes, quien la víspera recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, compartió sin formalismos de por medio, sus secretos como escritor al recordar el cambió de la medicina por las letras.
En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Lobo Antunes cambió su sobrio semblante por un rostro amigable, motivado por las anécdotas contadas por Claudio López, para incitar las evocaciones y conceptos que han definido su solidez de escritor, en un acto que se distinguió por el interés que ponentes y público en general manifestaron por este personaje.
Con esa confianza, el escritor se sintió como en casa y entre amigos para abrir su mente, memoria y corazón, y dejar escapar los detalles del cúmulo de secretos que lo han llevado a ser el hombre de letras que es hoy en día. Entre otras cosas, confesó el miedo que pasó al cambiar tajantemente de profesión.
“Abandonar mi profesión de médico para dedicarme a la literatura por completo, por consejo de un viejo escritor, requirió de armarme de tres cosas fundamentales: Orgullo, paciencia y soledad”, mencionó el escritor, quien fue distinguido también con las Llaves de la Ciudad que otorga la autoridad local.
Expresó que un verdadero escritor es un hombre que anda siempre “entre la basura, procurando cosas que otros no quieren”. Lo anterior, fue una especie de adelanto, porque este lunes 1 de diciembre se presentará en el salón Juan Rulfo de Expo Guadalajara, como parte del programa “Mil jóvenes con.”.
Durante la mesa redonda “Amigos de António Lobo Antunes”, realizada en el auditorio Juan Rulfo y moderada por Efraín Kristal, Jeff Love destacó el uso de la metáfora en la obra de ese autor, quien se distingue por “violentar” su utilización al hacer posible que ésta realice varias funciones a la vez.
Le siguió Antonio Ortuño, otro de los entrañables amigos de Lobo Antunes. Reportero, editor y actual jefe de redacción del Grupo Milenio, Toño se refirió al escritor portugués como un perfeccionista del lenguaje y llamó a su prosa severa, por su profunda experiencia de emociones y sentidos.
Fue Claudio López, editor y amigo del autor homenajeado, quien rompió con el formalismo, luego de detallar situaciones que dieron lugar a confesiones inesperadas, que descubrieron frente a su público a un ser que, pese a los privilegios que goza por ser catalogado como un literato de primer nivel, no muestra rasgos de divo. (Con información de Notimex)
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