Artemisa MENDÍZABAL S/Conaculta
Oaxaca, México.- En el marco de las conmemoraciones del 2010 debemos recordar la presencia de artistas como José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, quienes a través de su obra legaron un mensaje de libertad e independencia a México y América Latina.
Así lo expresó Guadalupe Rivera Marín, hija de Diego Rivera, durante la ceremonia realizada en la Rotonda de los Personajes Ilustres del Panteón de Dolores, con motivo del 52 aniversario luctuoso del artista mexicano.
Marín estuvo acompañada por Alejandra Peña, subdirectora de Patrimonio artístico del INBA, en representación de Teresa Vicencio, directora de esa institución; Montserrat Sánchez, directora del Museo Estudio Diego Rivera; Carmen Gaytán, titular del Museo Mural Digo Rivera y el artista Arturo García Bustos.
Después de colocar en la tumba de su padre una ofrenda de narcisos, flores que aparecen en algunas de sus pinturas, Guadalupe Rivera Marín anunció que la Fundación Diego Rivera desarrolla actualmente un programa de enseñanza de pintura mural.
“Este arte debe ser retomado –expresó Guadalupe Rivera Marín– por las nuevas generaciones de pintores mexicanos, es una expresión ancestral que fue conocida en México hace más de 4 mil años con los primeros grupos olmecas. Nuestra nación necesita de nuevos muralistas que retraten la realidad de lo que sucede en nuestra sociedad”.
En la ceremonia, donde también estuvo presente el nieto de Diego Rivera, Pablo Gómez Morín, un grupo de alumnos del Centro de Educación Artística Diego Rivera, rindieron una guardia de honor frente a la cripta del artista.
Alejandra Peña afirmó que Diego Rivera es una de las figuras fundamentales en la conformación y consolidación de nuestra historia política, social y cultural.
[caption id="attachment_35277" align="alignleft" width="300" caption="El gran pintor mexicano Diego Rivera"]
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“Rivera fue un genio del pincel y el lápiz –refirió Alejandra Peña– que abarcó un amplio espectro temático y técnico. Comenzó a pintar en los edificios públicos de la ciudad de México en 1921, desde entonces plasmó su talento en más de 7 mil metros cuadrados de murales, tanto en nuestro país como en Estados Unidos”.
Afirmó que en cada uno de sus obras existe una visión del mundo que se va transformando con el paso de los años, porque detrás de la gran capacidad creativa de este artista hay un proyecto cultural, una política educativa y una ideología.
“En la obra de Rivera convivieron la preocupación por las condiciones sociales, el aprecio por la riqueza de lo mexicano y la búsqueda por una estética propia de alcances universales”, expuso Alejandra Peña.
Señaló que a la par de creadores como José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, Rivera hizo de los muros no sólo testimonios elocuentes de una gran época de transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales, sino también creaciones que se convirtieron en pilares del patrimonio artístico mexicano.
Su obra –precisó Alejandra Peña- es síntesis y símbolo de la cultura nacional, por ello Carlos Pellicer le dedicó estas palabras: “
Nos has puesto a México en los ojos y también en el corazón, pensaste y amaste a la humanidad a través de México. Trabajar para todos fue la acción de tu vida y hoy más que nunca tu ejemplo debe abanderarnos. Entendiste la vida en la única forma en que puede aceptarse, con obra humana y con obra de arte”.