Oaxaca, México.- Del 5 de marzo al 3 de mayo, el Museo de Arte de Querétaro se engalanará con la obra gráfica del pintor Francisco Toledo, donde el espectador podrá apreciar el lenguaje lúdico del artista oaxaqueño, su diálogo con lo artístico, y sus referencias al arte primitivo, oriental y moderno.
El Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, en coordinación con el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, prepara esta exposición para admirar la rica imaginación del artista zapoteca, quien también se ha distinguido por promover y difundir la cultura y las artes de su estado natal.
Según el crítico de arte Omar Fabián, en esta exposición, el espectador podrá mirar el desarrollo del dibujo de Toledo y su búsqueda tenaz por conseguir efectos y soportes que contribuyen a su decir.
[caption id="attachment_8856" align="aligncenter" width="300" caption="Sapos Biliofilos/Francisco Toledo"][/caption]
"No es una búsqueda casual o caprichosa, sino una donde la técnica utilizada es muy importante para el discurso completo de la obra", refirió el crítico.
El observador también "hallará obras que dialogan con su sangre de familia, personajes que se repiten y vuelven a mostrar la historia casi olvidada. Toledo ha tomado de su sangre-tierra casi todo: la flora y la fauna de su cabeza", acotó Omar Fabián.
Toledo nació en Juchitán, Oaxaca, en 1940, pero su infancia transcurrió en el sur del estado de Veracruz y luego regresó a la capital oaxaqueña para estudiar en el taller de Arturo García Bustos, formación que completó en el estudio de grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías del INBA, en la Ciudad de México.
En 1959 presentó su primera exposición en la Galería Antonio Souza y luego en el Fort Worth Art Center, en Texas, año en que también viajó a Europa para dedicarse a ver pintura en múltiples museos, que con el paso del tiempo se convirtieron en su verdadera escuela.
En 1963 expuso en París y en 1965 regresó a México para trabajar en las distintas técnicas: pintura, acuarela, dibujo, escultura, cerámica y tapices, que realiza con los artesanos de Teotitlán del Valle, Oaxaca.
En 1980, el INBA le organizó una magna exposición en el Museo de Arte Moderno; en 1984 regresó a Europa para residir en París y Barcelona por cuatro años y al retornar a México en 1988, se instaló en la ciudad de Oaxaca donde realiza su obra.
Además ha brindado apoyo a la protección y conservación del patrimonio histórico y cultural de Oaxaca, a través de la Fundación Pro-Oax, e impulsa proyectos ecológicos que resguardan zonas, como Monte Albán y el Río Papaloapan.
Por esta labor recibió los premios de ecología Prince Klaus de los Países Bajos, en 2000, y el Premio Anual Federico Sescosse de la UNESCO, en 2003.
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