Oaxaca, México.- Francisco Toledo es más que un artista en México. Por la descripción minuciosa que hace Esperanza Garrido, agregada cultural de la Embajada de México en Ecuador, se diría que es una especie de emblema viviente de la complejidad cultural mexicana.
Una muestra de esa complejidad temática, filosófica y visual se presenta ahora en la Fundación Guayasamín (Bosmediano y José Carbo), con la muestra “Informe para una academia”, inspirada directamente por el doloroso y angustiante cuento homónimo del escritor checo Franz Kafka (1883-1924).
“Toledo es uno de los artistas vivos más prestigiosos de México. Es un creador singular en el que se mezclan con acierto muchas influencias como, por ejemplo, la tradición indígena mexicana, la literatura fantástica de Jorge Luis Borges, los juegos visuales populares de Oaxaca, que emplean la figura de los insectos”. Todo ello da un contexto más bien inquietante para la propuesta plástica que ha llegado a la Fundación Guayasamín (donde se quedará hasta el próximo 16 de abril).
La colección de 44 grabados sobre metal es una interpretación muy libre de la cruel fábula inventada por Kafka, en la que un mono explica, con palabras muy razonables -quizá demasiado razonables-, la manera en que se convirtió en un culto individuo europeo.
[caption id="attachment_10934" align="aligncenter" width="500" caption="Hasta el 16 de abril se exhiberá la obra del pintor oaxaqueño Francisco Toledo en la Fundación Guayasamín/Foto: elcomercio.com"][/caption]El cuento arranca con este tono de provocación: “Excelentísimos señores académicos: Me hacéis el honor de presentar a la Academia un informe sobre mi anterior vida de mono. Lamento no poder complaceros; hace ya cinco años que he abandonado la vida simiesca”.
Y con esa mezcla, entre ironía erudita y vergüenza dolorosa, se despliega toda la confesión. Del mismo modo Toledo trabaja con imágenes que rozan el humorismo, pero un humorismo cáustico, cínico y angustiante. Los grabados, trabajados en pequeño formato y en blanco y negro, navegan entre el preciosismo figurativo y la disolución onírica.
Varias de las escenas llevan largos títulos que son transcripciones de pasajes de singular interés narrativo, como, por ejemplo, ‘Provengo de la Costa de Oro.
Por lo que respecta a las circunstancias de mi captura’ o ‘He llegado a adquirir el grado de cultura media de un europeo’. De tal modo se establece un diálogo entre dos obras de arte que, en el espacio de las dos salas de uso temporal de la Fundación Guayasamín, se complementan.
La crítica de arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, Teresa del Conde, apunta esa impresión de sinergia entre las narrativas del escritor y del pintor. “Los grabados de Francisco Toledo sobre Franz Kafka no son una ilustración sino una simbiosis entre el escritor y el dibujante grabador”.
Se trata, de hecho, de una muestra itinerante preparada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de México y que ya ha estado hasta ahora en Argentina, Chile y Brasil. Luego de Quito, irá a Colombia y Costa Rica.
La conexión con Ecuador se dio a través de Pablo Guayasamín, quien solicitó directamente a la Embajada de México en Ecuador que la colección se presentara en la ciudad pues “se trata de uno de los mayores pintores mexicanos de este tiempo y, además, un hombre muy querido por su actividad social”.
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