Por Emiliano PARRA
Oaxaca, México.- La propuesta de captura de carbono, solo un distractor para evitar que Estados Unidos, Canadá y México tomen medidas, serias, formales y urgentes en la disminución de gases de efecto invernadero como parte del combate frontal al cambio climático, señaló el grupo Greenpeace.
Al concluir la Cumbre de América del Norte, celebrada en la ciudad de Guadalajara, “las esperanzas de sentar bases para una transición energética hacia las energías limpias y sustentables en la región, como una forma de frenar el cambio climático catastrófico, se derrumbaron ante la falta de compromisos concretos y de corto plazo”, criticó Greenpeace.
María José Cárdenas, coordinadora de la campaña de clima y energía de Greenpeace México, indicó que en los temas de medio ambiente, energía y cambio climático, las declaraciones finales del primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de México, Felipe Calderón, no pasaron de ser buenas intenciones.
En ese sentido dijo que por el contrario, los presidentes, decidieron apostar por una tecnología no probada como es la captura y almacenamiento de carbono, un proceso ineficiente, costoso que no evita la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera ni previene mayores efectos del cambio climático.
[caption id="attachment_22142" align="alignleft" width="300" caption="Los presidentes de Canadá, México y EU, sin compromiso contra el cambio climático/Foto:AP"][/caption]
Greenpeace lamentó que los tres gobernantes decidan apostar por un mecanismo que amenaza la salud de las personas, ya que existe un riesgo de que con este procedimiento contaminen las aguas subterraneas y el agua potable; Además, en el proceso de captura de carbono existe un alto riesgo de fugas que pueden poner en riesgo a los ecosistemas.
“La captura y secuestro geológico de carbono es un distractor que aleja a los países de la transición hacia energías más limpias y tampoco ofrece una solución que evite a tiempo el cambio climático peligroso”, señaló.
La ambientalista, expreso que aún es incierto el papel que jugará cada país en promover y asegurar un desarrollo bajo en carbono para la región, así como las medidas a realizar en el corto y mediano plazo para contribuir en la lucha global contra el cambio climático, tomando en consideración que Norteamérica emite 26 por ciento del dióxido de carbono que se genera en el planeta.
“La transición energética sólo se puede lograr incentivando las energías renovables de una forma equitativa y justa, y adoptando compromisos contundentes de reducción de emisiones para los próximos años, lo que tendría efectos positivos en el medio ambiente y también en la recuperación de la economía, pues se generarían cientos de miles de nuevos empleos en comparación con los patrones actuales intensivos en carbono”, agregó Cárdenas.
Señaló que México, Canadá y Estados Unidos sólo hablan en favor de promover las energías renovables en la región de Norteamérica, pero no se comprometieron con acuerdos concretos para aplicar una estrategia regional que garantice la seguridad energética basada en tecnologías limpias y equitativas.
Precisó que en la declaración final de la reunión no figura ningún compromiso para dejar de depender de los combustibles fósiles por parte de ninguno de los tres países. Tampoco se establece cómo será la transferencia de tecnología y el financiamiento público necesario para la consecución de los objetivos anteriormente mencionados.
Y agregó que tampoco se dejó en claro cuáles serán las acciones conjuntas en los próximos seis años -periodo que los científicos han considerado crucial para evitar que el cambio climático quede fuera de control- en materia de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) de la región que más contribuye a la crisis del clima y que más energía consume a nivel global.
“A pesar de haber sido una de las prioridades de la agenda de la reunión, no se ha dicho nada concreto. Los tres países emiten más de la cuarta parte de las emisiones del mundo y una forma inmediata de compensarlo sería comprometerse en un acuerdo de protección al clima”, señaló Virginie Lambert-Ferry, coordinadora de la campaña de clima y energía de Greenpeace Canadá.
Casi el 40 por ciento de la electricidad de los tres países, en conjunto, podría generarse a partir de energías renovables para el año 2020, principalmente a partir del viento y las pequeñas hidroeléctricas, reduciendo las emisiones de CO2 per capita de 14.7 toneladas que se emitían en 2005, a 10.3 toneladas en 2020, comparado con los niveles de 1990, y generando al menos 600 mil empleos nuevos.
“Como una de las regiones del mundo más importantes, es crucial que Estados Unidos, Canadá y México asuman el liderazgo en la lucha contra el cambio climático con medidas concretas y de corto plazo, a la vez que ponen a sus países en el camino hacia un verdadero desarrollo sustentable y protegen a los millones de ciudadanos que ellos representan”, dijo
Es preciso que la región de Norteamérica trabaje desde ahora para tener acuerdos y metas para empezar a frenar las emisiones de GEI que provocan el cambio climático.
Además, se requiere que sean los jefes de Estado quienes asistan a la próxima Cumbre del Clima que se realizará en Copenhague, Dinamarca en diciembre. No deben llegar con las manos vacías”, añadió Cárdenas.
Greenpeace demanda a Harper, Obama y Calderón que promuevan las siguientes demandas:
· Mantener la temperatura global del planeta lo más abajo posible de los 2°C, comparados con los niveles pre-industriales;
· Acordar que el pico de emisiones se alcance en el 2015 para luego reducirse lo más cercano a cero para 2050, comparado con los niveles de 1990;
· Que los países desarrollados como grupo, entre ellos Canadá y Estados Unidos, reduzcan sus emisiones en al menos un 40 por ciento para 2020, comparado con los niveles de 1990;
· Que los países en desarrollo -como México- alcancen una desviación de 15-30 por ciento de los escenarios de referencia para 2020;
· Así como destinar por lo menos 140 mil millones de dólares, casa año para actividades de mitigación, protección de los bosques, detener la deforestación y sus emisiones asociadas para 2020; y adaptación al cambio climático en los países en desarrollo.
“Estamos a 118 días de la reunión de Copenhague. El tiempo para tomar decisiones para enfrentar al cambio climático es ahora y las medidas que se deben apoyar son conocidas y probadas, pero se requiere que nuestros representantes se pongan a la altura de las circunstancias y aprovechen el momento histórico que les toca. No podemos exigir menos pues está en juego el futuro del planeta y de quienes lo habitamos”, finalizó Cárdenas
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