José María DE LA FUENTE/Conaculta
Oaxaca, México.- El libro no va a desaparecer ni será el portal Google con sus novedosos modelos de negocios para el material literario el héroe de la película para abrir nuevos mercados para el mundo editorial.
Así lo expresó el especialista José Luis Caballero, consultor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, al participar junto con el editor Eduardo Rabasa y la agente literaria Antonia Kerrigan, en la mesa redonda Mercados, territorios y lenguas: los límites de la explotación editorial.
La charla fue realizada con la moderación del escritor y editor Sealtiel Alatriste dentro del Congreso Internacional del Mundo del Libro que se realiza para celebrar los 75 años del Fondo de Cultura Económica, con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública y Conaculta, entre otras instituciones.
Caballero dijo que aún con las nuevas tecnologías y la difusión de contenidos por medio de Internet, la explotación editorial tiene claros límites en las bases culturales del lector, quien aún encuentra en el libro tradicional un modelo de practicidad.
“Aún no se ha inventado un medio tan manuable eficiente y portátil como el libro publicado en papel, si a esto añadimos la experiencia al tocarlo, olerlo y sentir cada una de sus páginas, podemos asegurar que no se vislumbra en el horizonte cercano el reemplazo de esta herramienta cultural”, expuso caballero.
[caption id="attachment_26607" align="alignleft" width="300" caption="Expertos de España y México analizan el futuro del libro"][/caption]
El editor Eduardo Rabasa, fundador de la editorial Sexto Piso, sorprendió a los presentes al describir la situación editorial de Irán, que pudo conocer durante una reunión internacional de editoriales y donde se dio a conocer que en ese país el copyright no existe.
“Cualquier persona puede entrar a una librería, adquirir un ejemplar, no importa si se trata de un Premio Nobel y publicar su versión. En Irán existen, por ejemplo, muchas ediciones distintas de la saga de Harry Potter o un mismo autor puede ser publicado por distintas editoriales al mismo tiempo”.
No obstante mencionó que para cada editor en Irán existe un censor gubernamental quien da el visto bueno al material para asegurarse de que no sea subversivo.
“Conocí a un editor de ese país que desobedeció en varias ocasiones el mandato de los censores y fue golpeado y torturado. Citó el ejemplo de Irán para mostrar que en otros países contamos con toda la libertad para difundir la obra de nuestro autores, pero sin embargo nos enfrentamos no a una censura, sino a una competencia no equilibrada”.
En este sentido mencionó que en México las editoriales españolas mantienen avasallado el mercado editorial y la mayoría de los autores mexicanos de éxito pueden ser leídos por sus compatriotas hasta que las ediciones ya han sido negociadas en el Viejo Continente.
“Hay una relación de profunda unidireccionalidad entre los mercados del libro españoles y mexicanos. Aquí estamos colmados de libros editados en España, algunos a costos hasta de 400 y 500 pesos, en cambio vender libros mexicanos en ese país es algo muy complicado”.
Por su parte, Antonia Kerrigan mencionó que durante sus primeras visitas a México se sorprendió al saber que ningún autor tenía un agente literario y que este concepto está únicamente centrado en los editores.
“Cuando comencé a representar a autores mexicanos para ser difundidos en España el punto más difícil a negociar con los editores fue el tema de los derechos de publicación temporales. En otros países las editoriales no tienen los derechos de edición de por vida sino por dos o tres años y el escritor tiene la oportunidad de buscar otras oportunidades para su obra después de ese plazo”.
Afirmó que actualmente en la difusión de materiales literarios a nivel internacional un agente se enfrenta a numerosos retos, entre ellos el difundir la obra del autor y explicar los localismos de su cultura en los diversos circuitos editoriales.
En este sentido Kerrigan expuso que las ferias internacionales del libro son actualmente el mejor medio para difundir la obra de los autores de diversas nacionalidades.
“El mundo del libro está cambiando, se transforma día con día, lo mejor en estos momentos es que el ámbito editorial se acerque cada día más y conozca de cerca sus necesidades locales, pero sobre todo la obra de esos nuevos autores que escribirán las páginas del futuro”, concluyó la agente literaria.
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