Andrea MENDIZABAL/Conaculta
Oaxaca, México.- El empresario y filántropo Alfredo Harp Helú anunció su decisión de aportar los recursos necesarios para la restauración del órgano de la Epístola de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, hermano del denominado del Evangelio, el cual también fue rehabilitado y la noche del martes volvió a sonar, tras el largo silencio a que lo condenó el incendio ocurrido en 1967.
[caption id="attachment_26491" align="alignleft" width="300" caption="Don Alfredo Harpa Helú al aunciar el rescate del órgano de la Catedral de la ciudad de México"][/caption]
Al intervenir en el acto protocolario previo al concierto, en el que estuvo acompañado por Raúl Arenzana, secretario ejecutivo de Conaculta; Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Xavier Cortés Rocha, titular de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de Conaculta; el canónigo Manuel Arellano, Dean de la Catedral de México y Clemente Serna, presidente de la Asociación de Amigos de la Catedral, Alfredo Harp Helú manifestó su deseo de que juntos, los órganos del Coro de la Catedral de México muestren al mundo su esplendor.
Recordó que durante una visita a la Catedral el 30 de julio pasado, el restaurador Gerhard Grenzing, le presentó el programa para la restauración del órgano de la Epístola, cuya conclusión se prevé para noviembre de 2010. “Cinco días después, viví el suceso más doloroso de mi vida y en memoria de mi primogénito, Alfredo, decidí apoyar esta iniciativa.”
Luego de señalar que uno de los grandes objetivos de las donaciones de la Fundación Alfredo Harp Helú es el rescate y conservación del patrimonio cultural de nuestro país, dijo que “hoy se cumple el sueño de muchos mexicanos, salvar el órgano del Evangelio de la Catedral Metropolitana y volverlo a escuchar, imponente y grandioso, el colosal instrumento ha estado esperando este momento durante décadas”.
Concebido para alabar a Dios con sus trompetas, puntualizó, este órgano fue creado en el siglo XVIII y durante más de 200 años emocionó a miles de oídos y ahora, gracias a su rescate, nuevamente volverá a sonar para encantar a las siguientes generaciones.
Para concluir su intervención, Alfredo Harp Helú expresó que de esta manera, la Fundación que lleva su nombre, se suma a los festejos por el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana. “Estamos firmemente convencidos de que la preservación de estas maravillosas obras, permitirá a los mexicanos tanto de esta como de futuras generaciones, valorar la cultura de esta gran nación”.
En su oportunidad, Raúl Arenzana, secretario ejecutivo de Conaculta, destacó la suma de esfuerzos y voluntades entre el gobierno federal y la sociedad civil. Agradeció a Harp Helú su apoyo e interés para el rescate del órgano del Evangelio y confió en que actos como el suyo sean ejemplo a seguir. “Nuestra riqueza artística y cultural es tan grande que necesitamos el liderazgo de hombres y mujeres comprometidos con la preservación del patrimonio para las siguientes generaciones”.
Al referirse al trabajo de recuperación del valioso instrumento, hizo un reconocimiento al especialista Gerhard Grenzing, quien se encargó de la restauración del mismo; y a Roberto Ramírez, quien realizó la intervención del mueble artístico.
Indicó que Conaculta, a través de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, participó con la dirección técnica del proyecto y con diversos trabajos complementarios, así como en la supervisión al lado de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, instancia que también contribuyó con los recursos para la restauración de las esculturas; en tanto que la Asociación de Amigos de la Catedral, se encargó de la administración.
Por último, puntualizó que “finalmente podremos escuchar el sonido que había quedado opacado, tras haber sido seriamente dañado en el incendio de 1967 y afectado también por la contaminación, la humedad y otros factores de deterioro, que hicieron necesaria una nueva restauración integral”.
Acto seguido, Jesús López Moreno, organista titular de la Catedral, fue el encargado de hacer sonar de nueva cuenta al órgano del Evangelio, con un programa que incluyó La Romanesca, de Antonio Valente (1520?-1580?); Registro Baixodo 1º Tom, de Sebastián Aguilera de Heredia (1561-1627); Fabordao e verso Do 1º Tom, de Martinho García de Olague (siglo XVII); My ladye nevells grownde, de William Byrd (1543-1623).
De igual manera, ejecutó Partido de 6º Tono, de Joseph de Torres (1661-1727); Tiento sobre la letanía de la Virgen 2º Tono, de Pablo Bruna (1661-1772); Obra de lleno de 7º Tono, de Joseph de Torres; Tiento de primer 1º Tono de mano derecha, de Andrés de Sola (1634-1696); y Fantasía y fuga en La Menor, de Johan Sebstian Bach (1685-1750).
Es de destacar, además de la belleza y transparencia sonora del órgano, la complejidad en su ejecución y que pudo ser apreciada por los asistentes a la audición a través de una pantalla gigante que mostraba los tres teclados, una infinidad de palancas y pedales que, en conjunto, resonaron en la nave del coro.
Los órganos monumentales
El Coro de la Catedral Metropolitana alberga dos instrumentos monumentales únicos en América y quizás en el mundo, por su valor artístico, musical e histórico: los órganos del Evangelio y de la Epístola. Estos órganos de ornamentación barroca representan el nivel que pudo alcanzar la fábrica de la organería en Nueva España durante la primera mitad del siglo XVIII.
[caption id="attachment_26492" align="alignleft" width="300" caption="El majestuoso órgano de La Epístola que será restaurado"][/caption]
El órgano de la Epístola es el más antiguo y fue proyectado y construido en Madrid, en los talleres de Jorge Marco Sesma; fue montado en la Catedral de México por Tiburcio Sans, y concluido en 1695. El del Evangelio, fue solicitado a Joseph Nassarre en 1734, por iniciativa del arzobispo-virrey, don Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta.
Una particularidad de estos órganos de más de 14 metros de altura, la constituye la construcción de “secretos cromáticos” (según la tradición ibérica) y “registros partidos”, que obliga a realizar un complejo sistema de alimentación de aire para tantos conductos o “juegos” desplazados fuera de los “secretos”.
Este mecanismo musical es capaz de emitir más de seis mil variaciones sonoras a través de sus más de tres mil flautas. Entre muchas otras variaciones de registros, el órgano del Evangelio cuenta con las de clarín, chirimía, trompeta real, violón, clarín de campaña, violines, corneta, espigueta y nazardas.
El paso del tiempo y uso continuo de los instrumentos fueron causa de deterioro. Pero fue el incendio de 1967 lo que precipitó la necesidad de realizar en ellos una restauración que se confió al organero holandés Dirk Andries Flentrop, quien realizó los trabajos correspondientes entre 1975 y 1978. Posteriormente no se registran intervenciones, salvo las tareas habituales de mantenimiento. Es hasta 2007 cuando inicia su restauración integral.
Los objetivos de la rehabilitación del instrumento fueron la restauración de su mecanismo, instalado a través y a lo largo de cámaras ubicadas en cuatro niveles (pisos de altura), para llevar a cabo la minuciosa y compleja armonización de sus registros en concordancia con su vocación musical hispánica original (1735).
Para el mueble o caja que aloja el instrumento, la restauración de la estructura de madera que, adosada a dos columnas y un arco de cantera, sostiene integralmente el órgano, así como la recuperación del esplendor de sus dos fachadas ornamentales y conjuntos escultóricos, en apego al sistema constructivo original.
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