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Compromiso, la mejor arma para estar al frente de la CNDH: Patricia Olamendi

Miércoles 16 de septiembre, 2009.
07:19 pm
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Soledad JARQUÍN EDGAR/Caracolas

 

Oaxaca. México. Patricia Olamendi pide al Senado de la República que deseche cualquier criterio partidista en la elección del futuro o futura presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), eso dañaría a la institución, sostiene en tanto se define como una mujer preparada en la teoría y en la práctica en esta materia, una mujer de compromiso, elemento fundamental en esa elección.

 

Sin ningún problema, la doctora en Derecho afirma que es tiempo de las mujeres, somos capaces de hacer un trabajo serio, que nos dejen actuar –pide-, luego reitera en tono pausado que los derechos humanos sin compromiso son burocracia.

 

[caption id="attachment_27281" align="aligncenter" width="300" caption="Han burocratizado la defensa de los derechos humanos, señala la doctora en Derecho."]Han burocratizado la defensa de los derechos humanos, señala la doctora en Derecho.[/caption]    

 

 

 Académica, funcionaria en distintos niveles gubernamentales, diputada, activista desde antes de los 17 años de los derechos de las mujeres, Olamendi tiene un currículum que por sí solo sería una nota informativa, tras esa construcción profesional y personal, hoy es una seria aspirante a ocupar la presidencia de la CNDH, una institución que debe estar donde se necesita, “hay que sacarla del Distrito Federal”, plantea.

 

En entrevista, Olamendi tiene palabras que se hilan sin equívocos, no es un discurso lo que dice,  habla con conocimiento de causa y de causas.

 

“Estoy convencida que es momento de que una mujer con compromiso asuma la presidencia y que hagamos de la CNDH una comisión que verdaderamente asuma los intereses de la gente, una comisión que actúe en todo el país, porque ahí hay un déficit que es necesario subsanar”.

 

La pregunta es inmediata es ¿cuál es ese déficit?

Bueno tenemos que empezar por reconocer los derechos humanos de las mujeres. Es increíble pero la mayor parte de las comisiones estatales de derechos humanos ni siquiera existe un área que defienda los derechos humanos de las mujeres, con esa visión de que los derechos humanos son de todos, pero no es cierto, esos derechos humanos no son de todas.

 

La realidad, plantea, es que estamos todavía muy lejos de que todas las mujeres puedan disponer de sus derechos y se refleja en la discriminación y exclusión de las mujeres. En México, esto es evidente y se puede cuantificar. 

 

Vienen los ejemplos: cuántas logramos tener un empleo por arriba de dos salarios mínimos ¿cuántas? La mayoría gana un salario mínimo. ¿Cuántas ganan 10 salarios mínimos? Entonces vemos que son las menos. Estamos lejos de lograrlo, muy lejos de pensar en los millones de mujeres que jefaturan un hogar. Ahí tenemos las cifras de la violencia. Lo cual nos coloca en una situación de desprotección. Se ve reflejado en las pocas que acceden a la justicia y si accedes a ella te va mal de todas maneras.

 

La  exclusión y la discriminación están claramente señaladas y es un campo en el que tenemos que insistir, de lo contrario nunca lograremos la igualdad en México, la igualdad seguirá siendo letra muerta para las mujeres, pero también para las personas con discapacidad,  para los 20 millones de personas padecen hambre, porque no tener hambre también es un derecho humano, para las personas que tienen preferencias sexuales distintas, para las personas que hablan otra lengua, y que pertenecen a un pueblo o comunidad indígena en este país.

 

Entonces pienso en un país donde no exista la exclusión y me imagino  un México donde la inclusión y la no discriminación sean la constante. Creo que esa puede ser la principal tarea de los derechos humanos, representar estas causas y velar por los que menos tienen posibilidad de acceder a sus derechos, señala entusiasta la ex Subsecretaria de Relaciones Exteriores para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos.

 

¿Si tuviera el mapa de México aquí sobre la mesa, en dónde le parece que se violentan más los derechos o estamos hablando de un país parejo?

 

No podemos negar que las personas más pobres son las que menos condiciones tienen sobre sus derechos, primero porque no se asumen personas con derechos y eso es muy grave, pero sucede. Estamos frente a desigualdades muy marcadas y la CNDH tiene que estar en esos lugares donde es muy marcada la desigualdad social. Mi mapa de país, es un mapa donde existen zonas con una mayor desigualdad, social y económica, por eso planteo que la CNDH tiene que salir del D.F. y tiene que ir a esas regiones, en especial las comunidades y pueblos indígenas, donde la desigualdad es extrema, como también nuestras fronteras sur y norte.

 

Patricia Olamendi, quien fuera Subprocuradora y directora general de Atención a Víctimas del Delito de la PGJ del DF,  sostiene que desde que fue creada, la CNDH tiene facultades que no ha hecho valer, como lo es un papel más pro-activo, de apoyo y acompañamiento a las victimas y romper con el “modelo” actual, un nuevo papel que permita a la ciudadanía creer de verdad que la CNDH es suya, es “su abogada”, lo que implica que la institución que asuma otras facultades que a lo mejor no ha hecho, tiene que ir más allá de emitir una recomendación.

 

¿Se ha burocratizado la CNDH?

Hay una diferencia entre quienes cobran por defender los derechos humanos y las personas ven en la defensa de los derechos humanos una causa.  Cuando hablo de una comisión de defensores no pienso en personas que están ahí porque es su chamba y no les queda de otra, sino en personas  que creen en los DH y trabajan para ello. Creo que si hay una burocracia que hace lo elemental, como estar en la oficina, sellas y firmas oficios, luego los entregas.

 

Sin embargo, en derechos humanos tienes que entender que tus actuaciones y trabajo tienen un impacto. Incluso que puede transformar la sociedad. Entonces cuando abrazamos la causa de los derechos humanos pensábamos que nuestro trabajo sería la diferencia. Yo soy una convencida de ello, así hemos luchado contra la tortura, la desaparición forzada, la misma lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos.

 

Con una sonrisa en la cara, Patricia Olamendi sostiene que ese es el espíritu de la defensa de los derechos humanos, el mismo donde nació y empezó en tiempos en los que “ni siquiera pensabas que algún día ibas a cobrar por ello,  hoy en día tenemos burocracias federales y estatales que viven cómodamente de hacer una recomendación una vez al año, sin que se preocupen por la respuesta porque tampoco le dan seguimiento a sus  recomendaciones. Eso tiene que cambiar”.

 

¿Cuáles son esas facultades que no ha ejercido la CNDH?

Sin duda la CNDH tiene que intervenir de oficio en muchos casos, tiene que investigar a fondo, trasladarse de un lugar a otro, nada le impide participar en los centros de revisión, tampoco hay impedimentos para solicitar información sobre el carácter de tal o cual operativo. Nada te impide opinar sobre reformas legislativas para aplicar tratados, la Comisión tiene facultades de proponer a los congresos, solicitarle a los estados que modifiquen normas, ver que el presupuesto esté basado en tales o cuales orientaciones o tales principios.

 

Sin embargo, lamenta que las comisiones se hayan quedado con el “viejo modelito” de hace 20 años, de visitar reclusorios, agencias del Ministerio Público, hoy debemos estar en la calle, defendiendo a las victimas.

 

¿Cómo candidata a la presidencia de la CNDH, cuál es su opinión en relación con los cambios que se dan en las legislaciones estatales, algunos reveses hacia los derechos de las mujeres?

 

[caption id="attachment_27325" align="alignleft" width="300" caption="Patricia Olamendi, una esperanza para palpar en México una verdadera igualdad de género/Foto.Lilia Torrentera"]Patricia Olamendi, una esperanza para palpar en México una verdadera igualdad de género/Foto.Lilia Torrentera[/caption]

Seria, Olamendi hace un recuento y explica.

 

 

En México tenemos más o menos 20 estados del país que aún permanece el homicidio por honor, un marido que mate a la mujer supuestamente cercana y sorprendiéndola a un acto carnal. Tenemos 21 estados que aun permiten el rapto. Somos un país donde el abuso sexual es absolutamente tolerable, es dramático pero real.

 

Somos un país donde en 28 estados las mujeres tenemos que esperar 300 días para contraer matrimonio, sólo las mujeres. Donde ni siquiera se reconoce el derecho a una relación sin violencia.

 

Por eso, cuando se presentan esas iniciativas como la ley de protección a la vida antes del nacimiento, construida, por cierto, en la comisión americana de DH para evitar la pena de muerte que era vigente en muchos países, en México lo fue hasta el año 2003. Ese era el verdadero espíritu de esa reforma. Lo que ahora sucede tiene que ver con una respuesta a las reformas establecidas en el D.F con respecto a la interrupción legal del embarazo.

 

Es preocupante esta ofensiva de los supuestos muchos derechos de las mujeres, pero que en la vida real, estamos muy lejos de tenerlos. Si nosotros revisamos los códigos nos vamos a horrorizar, entonces dio la impresión de que avanzamos muchísimos con dos leyes generales  y una reforma en el DF, que ni siquiera es de todo el país, y a partir de eso se presupone una ofensiva que viene con esta carga es difícil que la gente no acepte.

 

Pero como decía es una situación engañosa y perversa, utilizada socialmente, la gene dice pues sí estoy de acuerdo, pero en el fondo no tiende sino a limitar un derecho sobre libertades. Es un tema complicado que avanza de manera impresionante. Donde finalmente uno no se explica más que una restricción a libertades. Por un lado tenemos esa monstruosidad a nuestros códigos y por el otro hacia donde vamos?

 

¿Qué tendríamos que hacer?

Pasa por la necesaria discusión de hacia dónde queremos llegar en el campo de los derechos y el ejercicio de las libertades un debate que no se ha dado con la suficiente serenidad, que demanda el entender que vivimos en un país diverso y que las libertades tienen que discutirse también. Y no veo tampoco los puentes tejiéndose en ese sentido, ni modo que digas que no estás a favor de la vida, todos y todas estamos a favor de a vida, nadie piensa en como destruirla y si a este pensamiento le sumas la serie de mujeres asesinas, ahora sí que las simpatía no estaba de nuestro lado.

 

Yo me siento como en la hoguera, así más o menos debió ser en la edad media.

 

Patricia Olamendi camina, su destino es la CNDH, su compromiso social su mejor defensa frente a otros posibles aspirantes a ocupar la presidencia de la CNDH.

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