Por Miguel LONGARINI/ Argenpress
Oaxaca, México.- Me siento algo cansado de tanto parloteo politiqueríl; de tanto nuevos - viejos candidatos: padrinos ensombrecidos de uñas rápidas, pico duro y cuero pa varios hervores, que en medio del desierto de propuestas (agregado al que va dejando la sojización) sobre todo sustentables en el tiempo y en lo verdaderamente humano, me he detenido a pensar qué nos espera o deparará, y hablo de nuestras con-descendencias, respecto a comenzar a sanar nuestra naturaleza.
Claro está que para hablar de parar la locura de des-naturalizar el tiempo, con tal que una porción des-naturalizada viva "con bolsillo cubierto" hasta su muerte, no es tarea de buenas intenciones solamente sino que, se necesita comprometerse hasta los huesos con esta tarea que de algún modo venimos a cumplir, en este hermosa experiencia, como es la vida.
Nada hace suponer que se pueda detener el rumbo hacia el abismo, que los hombres de poder insisten en conducir-nos, por más señales o gritos que nuestra madre natura, nos ofrece o reclama. Nadie de los poderosos aunque disimulen o se disfracen de ecologistas, es honesto con sus acciones de ocuparse de parar la destrucción sistemática que el modelo capitalista ( aún con incierto destino) lleva implícito en sus entrañas.
En mi país Argentina, a pocos días de una elección legislativa, observo que los apresurados candidatos que integran el abanico noventista y neoliberal, nada dicen de la cultura en general o se detienen a confesarse al menos des-interesados o des-informados. Tampoco se escucha entre tantos intentos por "comprar" votos, una sola palabra sobre ecología, medioambiente, sustentabilidad con seres humanos como eje fundamental, en un desarrollo armónico desde lo humano-natural-social. Ninguna mención se les cae sobre la condena y cadena a perpetuidad en ser un enfermo-dependiente con lo que significan los agrotóxicos, sin ley que los regule dentro de un marco que interprete la vida ante que el lucro. No, por el contrario, hacen como si fueran eficientes para que hagamos como que lo fueran por el sólo hecho de mostrarse millonario sin pasado, denunciadores crónicos, vitalicios aliancistas libertarios.
Hace tiempo que escribo mis pensamientos y no quería esta vez, quedarme sin sacar afuera lo que se pone feo, aunque también tengo experiencia que decirlo y escribirlo, sin más patrón que la conciencia, trae algunos desencuentros... ( en el mejor de los casos). Pero nada de lo que aquí digo debe tomarse como un signo de sabelotodo o de conocimiento divino. Ocurre que desde mi observación se desprende que el apresura-miento profesional de algunos señores o señoras en campaña, con hablar de lo que no hace el otro y prometer que lo harían mejor (aunque muchos están en política o en las cámaras hace décadas) hace que, temas fundamentales como los tratados en el párrafo anterior, no se toquen o porque no se puede o bien porque se desconoce, o mejor, porque el modelo así lo exige.
Cabe señalar que casi todo el periodismo (digo casi todo porque sería des-honesto generalizar) tampoco hace estas preguntas o realmente trata de profundizar en el tema. Sé que muchos no lo conocen bien y temen abordarlo, pero es conocido que la gran prensa o las empresas de miedos, también forman parte de generar el gran deterioro humano-ambiental-social, por lo que se descuenta que exista la posibilidad que sus caras mediáticas intenten, dejar de comer, de la mano del amo.