Oaxaca, México.-Con relación al tema de la existencia de Dios, Albert Camus, escritor y dramaturgo francés muerto el 4 de enero de 1960, recordó en una ocasión una anécdota en la que uno de los oyentes de una de sus conferencias le "echó limón en los ojos".
Contaba el autor de "El mito de Sísifo" y "El hombre rebelde" que al finalizar una charla un joven le preguntó si creía en Dios, a lo que respondió que no. Enseguida el primero le espetó: "Entonces todo está permitido", en alusión a una reflexión de un personaje de una obra de Fedor Dostoievski.
Narraba el pensador galo que esa frase "le había echado limón en los ojos". No se trata de determinar si existe Dios o no, sino de comprender que su existencia es un eje de equilibrio, reflexiona un artículo aparecido en la página electrónica del periódico dominicano "Listín diario".
Albert Camus, Premio Nobel de Literatura 1957, quien es considerado como el máximo representante del existencialismo, nació el 7 de noviembre de 1913 en Mondovi, Argelia. Pasó su niñez en uno de los barrios más pobres de Argel, tras quedar huérfano de padre a los tres años.
[caption id="attachment_4820" align="aligncenter" width="450" caption="Camus es reconocido como el máximo exponente del existencialismo"][/caption]
Debido a una beca que recibieron los hijos de las víctimas de la guerra, pudo realizar sus estudios de primaria y bachillerato pese a las dificultades económicas, y fue así como logro sus primeros contactos con los libros.
Estudió filosofía y letras y fue rechazado como profesor a causa de su avanzada tuberculosis, por lo que formó una compañía de teatro de aficionados que representaba obras clásicas ante un auditorio integrado por trabajadores.
Posteriormente se dedicó al periodismo como corresponsal del "Alter Republican" y a partir de 1945 logró destacar como uno de los escritores más importantes de la época.
A decir de sus biógrafos, su pensamiento se halla bajo la influencia de Arthur Schopenhauer y de Friedrich Nietzsche, así como del existencialismo alemán, basándose en lo absurdo, el suicidio, la alienación y el desencanto.
En 1939 se presentó al ejército como voluntario, y fue rechazado nuevamente por su delicada salud. En ese mismo año publicó "Bodas", un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes.
Al año siguiente se instaló en París y fue corresponsal de "París-Soir". Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro activo de la Resistencia Francesa, dentro del grupo Combat, que publicó en la clandestinidad un periódico homónimo.
Tras la liberación de París, se mantuvo en el diario como redactor en jefe. Antes de finalizar la contienda, publicó la novela "El extranjero" (1942), ambientada en Argelia, como la mayoría de sus siguientes narraciones.
Esta obra y el ensayo en el que se basa, "El mito de Sísifo" (1942),de su autoría, revelan la influencia del existencialismo en su pensamiento, ya que el autor planteaba un conflicto entre el deseo humano y la realidad del mundo que no permite satisfacerlo.
Tal conflicto ha llevado al hombre ante una situación absurda, siendo ese tema en el que centró sus siguientes obras y sus pensamientos como existencialista, que también se manifiestan en sus obras de teatro "El malentendido" (1942) y "Calígula (1944).
Camus ve el absurdo pero no lo acepta y su meditación llega a desarrollarse en dos planos: el de la dialéctica y el de la vitalidad sensible.
Su novela "La peste" (1947) le hizo acreedor al Premio de la Crítica. Aunque en ella todavía se interesaba por el absurdo fundamental de la existencia, sí supone un cierto cambio en su pensamiento.
La idea de la solidaridad y la capacidad de resistencia humana frente a la tragedia de vivir que se impone a la noción del absurdo, quedó plasmada en su obra "Los justos" (1949) y en el ensayo "El hombre rebelde" (1951).
Este último es, sin duda, su libro más polémico y complejo, a tal punto que provocó la ruptura con Jean Paul Sartre. En él se pregunta por qué los ideales se pervierten, cuando vence la rebeldía se transforma en opresión. Para él, el hombre es un fin en sí mismo.
A decir de los expertos, Sartre era el día y Camus la noche, por ello surgió el articulista combativo de la resistencia, el dramaturgo afilado y el novelista espléndido que captó el sentir de posguerra en "El extranjero" y "La peste", para muchos sus dos mejores obras.
Mientras Sartre lo acusaba de independencia de criterio, de ineficacia, Camus tachaba de inmoral la vinculación política de aquél con el comunismo. De gran interés es también su serie de crónicas periodísticas "Actuelles".
Otras de sus obras destacadas son "El revés y el derecho" (1937), "Cartas a un amigo alemán" (1948), "La caída" (1956), la obra de teatro "Estado de sitio" (1948) y los conjuntos de relatos "El exilio y el reino" (1957) y "Los poseídos" (1959).
Asimismo, tradujo al francés "La devoción de la cruz", de Pedro Calderón de la Barca, y "El caballero de Olmedo", de Lope de Vega. En 1963 se publicaron, con el título de "Cuadernos", sus notas de diario, escritas entre 1935 y 1942.
También colecciones de sus trabajos periodísticos aparecieron con el título de "Actuelles" y "El verano" (1954).
Galardonado en 1957 con el Premio Nobel de Literatura y saboreando aún las mieles de su laurel, Camus falleció en un accidente automovilístico el 4 de enero de 1960, en Villeblerin, Francia.
[caption id="attachment_4821" align="aligncenter" width="350" caption="La tumba de Albert Camus en Lourmarin, Francia."][/caption]
En 1971 fue publicada póstumamente "Una muerte feliz", su primera novela, y en 1994 "El primer hombre", una autobiografía novelada en la que trabajaba cuando murió. (Con información de Notimex)
Albert Camus en frases:
En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio
No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo
Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad. Para mi es la soledad infinita
El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo
Me decían que eran necesarios unos muertos para llegar a un mundo donde no se mataría.
La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas
El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse
Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol
La estupidez insiste siempre
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