Oaxaca, México.- Gran parte del patrimonio cultural inmaterial, afirma Lourdes Arizpe, es una práctica que produce nuevos significados. Es ir al trueque al mercado llevando un chiquihuite de fruta, es llevar un objeto al altar de Día de Muertos o colocar flores de cempoalxochitl en noviembre en el zócalo de la ciudad.

La investigadora y coordinadora de la Cátedra UNESCO sobre Patrimonio Cultural de la UNAM, presentó  el libro El Patrimonio Cultural Inmaterial de México. Ritos y Festividades.

En el Patio Jacarandas del Museo Nacional de Culturas Populares, recinto del que fue directora, Lourdes Arizpe afirmó que en la lista de Patrimonio de la Humanidad, México es uno de los países con más lugares registrados, hecho que muestra la importancia de comprender el legado inmaterial que se entreteje en torno a estos sitios.

Estuvo acompañada por Alma Rosa Espíndola, directora de Planeación de la Secretaría de Cultura del Estado de Oaxaca, Martha Bremauntz, subdirectora de Publicaciones de Culturas Populares del Conaculta y Cristina Amezcua, directora ejecutiva de la Cátedra UNESCO sobre Patrimonio Cultural de la UNAM.

[caption id="attachment_30796" align="alignleft" width="300" caption="La reconocida académica Lourdes Arizpe en el Museo Nacional de Culturas Populares"][/caption]

Ante el numeroso público reunido, donde además se encontraba Miriam Morales, directora general de Culturas Populares del Conaculta, Arizpe mencionó que en el libro se reúnen las investigaciones en torno a diversas comunidades del estado de Morelos y sus tradiciones en torno al Día de Muertos, los carnavales, la fiesta de Las Malinches y el temazcal.

“El término de patrimonio cultural inmaterial va más allá de lo que antes se llamaba folclor o, de manera más general, usos y costumbres. En un mundo que está destruyendo a toda velocidad prácticas culturales muy valiosas, ha crecido el afán por salvaguardar, como dice José Saramago, lo que nos acabaría haciendo falta”.

Lourdes Arizpe precisó que para entender la relación entre patrimonio cultural inmaterial y diversidad cultural es preciso razonar estos términos en tiempo y espacio. En este sentido mencionó la importancia de las investigaciones en antropología para la inserción de México en los programas de cultura de la UNESCO.

Recordó que cuando asesoró en 2003 la Convención Internacional para la Protección del Patrimonio Inmaterial, representó a grandes sectores sociales que buscaban impulsar acciones para salvaguardar a nuestro patrimonio de los riesgos inminentes en el contexto de la globalización.

“Por una parte, la pobreza, las migraciones y el predominio de un consumo de mercado afectan a producción de artesanías y que las comunidades puedan financiar su vida ritual y festiva. Por otra, los programas de televisión, audiovisuales y películas, generan un cambio cultural que no se sabe a bien cómo manejar”.

Alma Rosa Espíndola expresó que este libro de antropología confirma la calidad de la investigación en materia de patrimonio que se hace en México y nos alerta sobre su posible desaparición en el mundo globalizado, proponiendo, sin embargo, rutas para conservarlo.

“Desde sus primeras páginas –agregó– este libro nos habla de la importancia de nuestro legado cultural desde una perspectiva cercana, objetiva y profunda, mostrándonos que las culturas son luces en el tiempo y no expresiones fósiles, es la gente la que las hace estar vivas”.

Por su parte, Cristina Amezcua aseguró que esta obra indaga pasados para entender presentes y concebir futuros, a través de un exhaustivo trabajo de campo que es complementado con numerosas imágenes que permiten comprender el colorido de muchas tradiciones.

“Es una obra que nos muestra en la intimidad la convivencia de las comunidades, así como las manifestaciones culturales que crean significados colectivos y entretejen nuestra identidad”.