Oaxaca, México.- Nacido en Argentina, ´Néstor Garcia Canclini es un intelectual híbrido y multicultural. Filósofo, antropólogo, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor visitante de las universidades de Nápoles, Stanford, Barcelona, Buenos Aires y Sao Paulo, ha escrito sobre el sentido amplio de la cultura, desde una perspectiva interdisciplinaria, textos clave dentro de la ya no tan novel corriente de pensamiento latinoamericano.
El autor de “Culturas híbridas” (México, 1990); “La globalización imaginada” (Paidós, 1999) y “Diferentes, desiguales y desconectados” (Gedisa, 2004), estuvo esta semana en Santiago y Valparaíso, participando en los Coloquios Internacionales de la Trienal de Chile, visita gestada a través de Nelly Richard, directora de Extensión de la Universidad Arcis, donde el académico argentino radicado en México integra el claustro internacional del magíster en Estudios Culturales.
[caption id="attachment_30808" align="alignleft" width="300" caption="Néstor García Canclini en Chile/Foto:La Nación.cl"][/caption]
Poco asiduo a las cuñas periodísticas y reduccionismos, el jueves esbozó algunos apuntes sobre el arte contemporáneo: “La idea es que gran parte del arte se hizo transgrediendo fronteras, las del mismo arte como un campo autónomo de la sociedad, pero hoy estamos en una etapa postautónoma, donde el arte se inserta en los medios, el diseño trasciende las paredes del museo, las galerías, y también la simple interacción de los miembros del campo artístico”.
-Se habló en cierta época de la facultad del artista como sujeto crítico. Ahora hablamos de la inserción del artista en el mercado. ¿Qué pasa con esa posibilidad crítica en este nuevo contexto?
-Hay distintas posiciones. Hay artistas que consideran que para serlo hay que prescindir del mercado. Otros, en el extremo opuesto, ven una relación de continuidad entre creación y mercado, como Damien Hirst. Pero existe una vasta zona intermedia de artistas jóvenes que circulan con mucha fluidez por espacios distintos: galerías, museos, televisión, instalaciones, espacios públicos o adhieren a causas sociales. Algunos muy intempestivamente, como el mexicano Carlos Amorales, quien además de ser artista visual participa en una disquera de rock y trabaja subversivamente con la noción de piratería. A la inversa, Chanel le copió un diseño, pero él lo toma como un juego desigual. A mi manera de ver, la exigencia de ser crítico con el arte no pasa por los contenidos ni la abstinencia de ciertos lugares, sino por un tipo de trabajo que genera lógicas distintas, percepciones diferentes a lo que el consenso social establece.
-Dentro esas lógicas, ¿qué lugar debe ocupar la protección de las industrias culturales locales que se ven disminuidas con el impacto de la hegemonía de España y EEUU en las áreas del libro y el cine?
-Industrias culturales existen en América Latina, en condiciones desiguales como dice, pero no sólo porque la industria española y la hollywoodense sean potencias, sino también porque hay una circulación global en que la división internacional del trabajo se da de una manera distinta que en el pasado. Acabo de estar en Buenos Aires y se ve un resurgimiento -desde hace unos siete años- de editoriales chicas y medianas, un signo de creatividad aún dentro de condiciones muy desiguales. Hay un cine productivo también en Argentina y otros países. Esto se debe en parte a las tecnologías más baratas y al aprovechamiento hábil de recursos variados. Es cierto que es mucho más fácil hacer cine en medio de los dispositivos empresariales de EEUU o bajo el apoyo del Estado francés o español a sus industrias, pero el crecimiento de un cine chileno y uruguayo muestra que están cambiando las condiciones. Eso no quiere decir que no haya que dejar de batallar para que los estados sigan invirtiendo y para formar públicos, que en nuestro continente están marcados por una baja disponibilidad económica y simbólica.
-El relato de la globalización celebra los intercambios culturales, pero la irrupción de los imaginarios latinos, por ejemplo en el cine de EEUU, termina convertido en un estereotipo negativo de lo latinoamericano: narcos, corrupción, violencia.
-Más allá de que sea positiva o negativa, la globalización existe y hay que ver cómo trabajamos dentro de ésta. Los intentos extremos de atrincherarse en lo local o subsumirse en lo global no tienen el carácter de hace diez años. Algunas de las obras que hoy vi en la Trienal, como la gran exposición -“Micromuseo”- de Gustavo Buntinx (Perú), muestra un imaginario latinoamericano que tiene énfasis en lo peruano, pero trabaja mucho con la iconografía del narcotráfico y las violencias guerrilleras y del Estado en Perú, imágenes compartibles por los latinoamericanos; y esa mirada con la que están presentadas las obras no son fáciles de encontrar en EEUU. Aún las más kitsch están lejos de la iconografía chicana. Por eso, en esta gran circulación global en que nos enteramos mucho de lo que suceden otros lugares, signos y anclajes regionales, lo latinoamericano aparece.
-En una de sus visitas a Chile habló del tema patrimonial en Valparaíso e hizo una crítica sobre lo que la Unesco considera como tal, finalmente, el reflejo de Europa en otras partes del mundo.
-Estoy escribiendo un libro sobre estética contemporánea donde trabajo ciertas semejanzas entre el patrimonio histórico y cultural y, por otro lado, las artes visuales. Sigue habiendo en ambos casos una pretensión de universalidad. Un poco más ingenuo en el primero, como lo demuestra el programa Patrimonio de la Humanidad y al que le dedico varias páginas para cuestionarlo. ¿Cómo se consagra un bien como patrimonial? La lista de la Unesco tiene cerca de 900 lugares identificados en el mundo. Sigue habiendo desigualdad porque prevalecen los sitios de Europa occidental, pero aun cuando se haya redistribuido el reconocimiento, hay un alto grado de arbitrariedad y conocemos muy poco de esos sitios. ¿Qué quiere decir que sean patrimonio de la humanidad? ¿De qué humanidad? Ni siquiera es de los turistas que se concentran en muy pocos de esos 900 lugares. El programa de la Unesco ha tenido utilidad para preservar, reunir fondos y apoyar técnicamente a gobiernos para conservarlos, pero lo que falla es la noción de obras culturales de valor extraordinario. Esa noción en la teoría del arte ya no se usa y, sin embargo, tiene una influencia subrepticia, porque precisamente la existencia de bienales internacionales, redes de galerías y revistas como Art in América o Artforum -que pretenden legislar sobre lo que universalmente es más valioso- siguen reincidiendo en el presupuesto de que todo tiene que homogeneizarse con ciertos estándares. Vivimos en un mundo muy diverso y habría que trabajar con la diversidad, comprender la complejidad de su interacción. No anularla.
-¿Tiene sentido pensar la diversidad sin tener en cuenta que está supeditada a un sistema neoliberal que busca homogeneizar las diferencias en el acceso al consumo?
-En parte sí, pero no absolutamente. El neoliberalismo está en una crisis grave. Aunque el estallido de las bolsas y las quiebras de los bancos en 2008 tiende a silenciarse, en vez de reconsiderar los factores que generaron esa catástrofe. Por otro lado, las políticas neoliberales aplicadas a la cultura o al arte no implican homogeneización absoluta. Hay tendencias favorecidas para que prevalezcan, pero aún la televisión, a través del cable, atiende las diversidades. Por lo general la televisión abierta tiende a buscar denominadores comunes masivos muy elementales, pero en la medida que esos canales son gestionados de un modo más inteligente tratan de entender que la diversidad es constitutiva de la vida social. Y luego hay lo que algunos antropólogos como Gustavo Lins Ribeiro llaman globalizaciones alternativas: procesos como el de China, el mayor productor de cine y ropa pirata, pero que no reproduce especularmente la lógica neoliberal. Vivimos en un mundo multipolar más complejo que el imperialismo de hace unas décadas.
-¿Cómo ve la imagen de Chile en el concierto global?
-Hace unos años que no vengo a Chile, tengo información muy indirecta, me cuesta opinar. Pero hace unos siete años estuve en una reunión en París, organizada por el Instituto de Estudios Latinoamericanos con expertos europeos, convocados para analizar una cumbre de jefes de Estado que se produciría en Madrid. En ese entonces se hablaba de tres países en los que podían confiar los europeos: Brasil, Chile y México. Argentina atravesaba la crisis y había que esperar. La situación actual es un poco distinta, Brasil se ha despegado, es el país más exitoso de la región, en parte por una gestión más consistente y abierta al mundo: alianza con India, China y países africanos ha distribuido mejor su comercio exterior y su situación geopolítica. El otro hecho sobresaliente es que México está en un estancamiento económico con un Estado muy vulnerable por el avance del narcotráfico y otras formas de violencia e incapaz de revertir estas situaciones. Me parece que no sólo para México, sino para toda Latinoamérica, la pregunta clave es ¿cuánto estamos dispuestos a aumentar la inversión en educación, ciencia y tecnología, y desarrollo cultural equilibrado con acceso a los bienes contemporáneos? Por supuesto hay corrupción y otros males que deben ser atacados, pero los países que más han crecido, como China, India y otros del sureste asiático, le han dado a esta agenda un lugar prioritario.
Con la finalidad de promover, entre la población una Educación Financiera que permita mejorar su nivel de bienestar personal y familiar en Oaxaca, este próximo 19 de octubre dará inicio “La Semana Nacional de Educación Financiera 2009” (SNEF) misma que culminará hasta el 23 del mismo mes.
A decir de Octavio Farías Gómez, delegado estatal de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), en este marco se realizarán paneles en universidades, conferencias, talleres, cursos y pláticas, ferias populares, juegos y concursos, además de que habrá brigadas para entregar material educativo y promocional.
La SNEF es una iniciativa de CONDUSEF dirigida a la población de todas las edades en todo el territorio nacional, en esta ocasión participarán alrededor de 51 instituciones públicas y privadas; mientras que en la capital oaxaqueña se harán pláticas y entrega de material didáctico en Instituciones de nivel medio superior y Universidades, agregó Farías Gómez.
Subrayó que hablar a los habitantes de los temas de presupuesto familiar, créditos y seguros, entre otros, es de suma importancia, pues en estos tiempos la población entera podría mejor sus finanzas conociendo de estos temas, empleando mejor sus ahorros y obteniendo mejores rendimientos, siempre y cuando se cuente con una educación financiera.