UNAM/Ciencias Jurídicas
Oaxaca, México.- En materia penal, se ha dicho que los juicios orales pueden ser la panacea y solución para el rezago y la agilización de los procesos; sin embargo, puede haber errores de apreciación e incapacidad del juzgador, y si no se deja claramente establecido qué pretende cada parte, es posible que se cometa una injusticia, aseguró el académico de la Facultad de Derecho de la UNAM, Ricardo García Villalobos.
El también magistrado presidente del Tribunal Superior Agrario (TSA), señaló que “el juicio oral tiene sus riesgos. Si el juez no tiene la preparación suficiente y no es exhaustivo al agotar todas las instancias para llegar a la verdad, seguramente la justicia estará siendo mal aplicada”, advirtió.
[caption id="attachment_26993" align="alignleft" width="199" caption="El académico Ricardo García Villalobos"][/caption]
En entrevista, señaló que no todo el derecho penal puede ser oral, porque existen cierto tipo de acciones punibles en las que deben resguardarse datos y cifras en beneficio de la propia investigación.
En contraparte, consideró que una de las ventajas de la oralidad es que implica la conciliación de las partes. En el derecho laboral se busca llegar a arreglos conciliados, e incluso la Secretaría del Trabajo cuenta con un área de especializadas en el tema.
El juicio oral, abundó, es una novedad en México. En realidad, podría decirse que este concepto en su integridad no existe ni en el derecho mexicano ni en el comparado; esto quiere decir que siempre deben existir constancias escritas en todo tipo de justicia, aún cuando se califique como oral.
Incluso, en los países de tradición anglosajona —donde con mayor frecuencia se realizan juicios de esta naturaleza—, siempre quedan constancias y recopilaciones de resoluciones que, al final, sirven para crear el sustrato con el que se llevarán a cabo reformas a las normas jurídicas; para ellos no impera el derecho escrito sino consuetudinario, es decir, se sustenta en una práctica, explicó.
Pero igualmente, sostuvo, debe quedar un registro de todo lo que sucede en el juicio, sobre todo de la resolución. Hay constancias que son ineludibles como las pruebas periciales y documentales, que deben constar en escritos públicos o privados con el debido testimonio.
La oralidad, apuntó, es un principio genérico, y se dice que un juicio es oral cuando la mayor parte de la secuencia procesal se lleva a cabo de forma verbal y directa.
Respecto a los juicios agrarios en México, señaló que siempre debieron ser orales, porque el tema del campo mexicano es de interés social.
Los juicios orales podrían ser más útiles en el derecho social, por ejemplo, en el terreno laboral y en el de seguridad social.
El especialista indicó que los juicios orales implican una nueva cultura, tanto para las personas que reclaman sus derechos, como para los abogados, sin olvidar la fisonomía física de los tribunales que tiene que ser específicamente adaptada para celebrar el juicio oral.
Obstáculos que enfrentan los juicios orales
Para simplificar y agilizar los juicios, se ha puesto en marcha la automatización cibernética, esto es, que con el fin de evitar que las palabras se confundan o que exista una interpretación subjetiva por parte del funcionario, se han instalado computadoras que registran la voz y la convierten en texto.
[caption id="attachment_26994" align="alignleft" width="300" caption="La injusticia, riesgo en el jucio oral"][/caption]
Aunque es un sistema innovador, tiene un costo elevado, porque incluso podría implicar mudar el tribunal a un sitio donde se pueda adecuar una sala de audiencia con las características necesarias.
Para que la oralidad en los juicios funcione, se requiere también de un cambio de mentalidad, porque los jueces estaban acostumbrados a que sólo tenían que hacer un análisis de documentos y leer los expedientes de pies a cabeza.
Una larga historia
Desde 2006, los juicios orales ya eran tema de discusión. Para el profesor de derecho constitucional de la Facultad de Derecho de la UNAM, Enrique Ochoa Reza, se ha demostrado que el sistema penal tiene un alto costo económico para el país y no satisface ni a las víctimas ni a los acusados.
El sistema de juicios orales tiene como piedra angular la capacidad técnica del Estado para investigar delitos y obtener pruebas científicas que respalden un caso. Ésta es una de las grandes debilidades corregibles del sistema actual, de ahí la necesidad de reorganizar el funcionamiento del Ministerio Público y la Policía de Investigación.