Vidal Pineda VÁSQUEZ
Oaxaca, México.- “En México la cultura siempre ha estado en crisis”, comentó el dramaturgo mexicano Esteban Castellanos, integrante de la compañía de teatro independiente “El Fénix producciones”, quienes presentaron en el Foro de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2009 (FILO), el monólogo “Los niños perdidos” basado en el cuento A los pinches chamacos de Francisco Hinojosa.
[caption id="attachment_34708" align="alignleft" width="300" caption="Esteban Castellanos, el arte de trabajar para los niños/Foto:Vidal Pineda.Ciudadanía Express"][/caption]
El joven actor, quien desde hace cinco años caracteriza al niño de la calle que da vida al monólogo, comentó que para el ámbito artístico siempre han existido recortes presupuestales que frenan su desarrollo, y es que siempre se ha pensado que son actividades que no generan ingresos económicos al país.
“Siempre hay recortes para la cultura, la crisis en el arte es algo que siempre existe pues se piensa que los artistas no generamos ganancias, sin embargo no es así, ya que, por ejemplo; una función de teatro genera mucha actividad económica que beneficia a muchas personas, como a la señora que se pone a vender dulces fuera de los foros”, comentó Castellanos.
Además de buscar la manera de obtener recursos para llevar a cabo las presentaciones – comentó Esteban – en el trabajo del teatro también se busca acercar y generar un público que asista a las funciones y que además paguen por verlas, y aunque no se cuentan con suficientes apoyos se ha logrado bastante.
Siguiendo esta línea, el también protagonista de la obra titulada “Benito antes de Juárez”, mencionó que a pesar de todo lo malo que se diga, el arte cumple una función muy importante en las sociedades, ya que es el medio por el cual se busca sensibilizar a las personas, “hacerlas sensibles y pensantes, y al parecer los políticos no son sensibles porque no las apoyan”.
Por otro lado, cabe señalar que la puesta en escena de Los pinches chamacos habla de aquellos “chamacos” conocidos por todos, producto de la violencia urbana, de una sociedad que los margina, que no les da ningún valor y que por su falta de atención ha creado pequeños monstruos que expresan su desazón a través de lo único que les da poder: una pistola.