Por Emiliano Parra
Oaxaca, México.- Los hogares campesinos actualmente se sostienen por las remesas, actividades en servicios y el pequeño comercio, pues el cultivo de la tierra dejó de ser su principal generador de recursos, aseguró la especialista del Instituto de Investigaciones Sociales, Sara Lara Flores.
Al dictar la conferencia Mujer rural en México, en la Casa de las Humanidades de la UNAM, la catedrática detalló que por ese motivo ya no resulta conveniente relacionar la vida fuera de la ciudad exclusivamente con la agricultura, pues en las comunidades se observa una pluriactividad.
Explicó que en esos lugares, aproximadamente 25 por ciento de población femenina desarrolla actividades agropecuarias y el resto labora en la industria, comercio y trabajo doméstico. “Esto rompe el mito de que ellas se dedican fundamentalmente a la siembra”.
La también autora de los textos ¿Es posible hablar de un trabajo en la agricultura moderna empresarial de México? y Espacio y territorialidad dentro de las migraciones mexicanas, agregó que de las que se ocupan de la labranza, sólo algunas reciben pago, pues casi todas lo hacen como parte de la familia, y que casi ninguna figura como patrona o ejidataria porque la mayoría de las que poseen títulos de propiedad los han obtenido al enviudar, cuando “por edad” ya no pueden sembrar.
Lara Flores subrayó que el cambio de la Ley Agraria promovió una situación de desigualdad, porque sólo los varones pueden ser propietarios. “A la mujer se le quitó casi toda posibilidad de ser campesina y desarrollarse al igual que el hombre en la actividad agrícola”.
Por otro lado, destacó que los apoyos se han ido reduciendo al mínimo. “Ahora sólo existe Procampo y quienes lo aprovechan son los grandes ejidatarios de Sinaloa”, dijo la investigadora.